Al Compás del Ajé
En diversas regiones de Venezuela, la celebración de San Benito de Palermo se convierte en una festividad vibrante y colorida, donde la música y la devoción se entrelazan de manera única. La figura del Santo Negro es honrada no solo con rezos y procesiones, sino también con el característico sonido de los chimbángueles y el contagioso ritmo de los tambores al compás del Ajé San Benito Ajé.
Los chimbangueles, sayas, collares y amuletos ornamentales elaborados con cuentas de colores vivos, juegan un papel central en estas festividades. Usados como símbolos de protección y devoción, adornan a los devotos y a los participantes de las procesiones, creando un ambiente festivo y espiritual al mismo tiempo. Durante estas festividades, se mezclan elementos de la fe católica con tradiciones afrodescendientes, en un sincretismo que enriquece la experiencia cultural y espiritual de los asistentes.
Es común observar procesiones que recorren calles decoradas con flores y banderas, mientras los danzantes, vestidos con sus trajes tradicionales, danzan al son de los tambores bajo el resplandor del sol caribe.

FOTO/EVELYN CANAÁN
La celebración de San Benito de Palermo en Venezuela no sólo fortalece los lazos comunitarios, sino que también preserva y promueve el patrimonio cultural afrodescendiente del país
Las culturas – Ewe Fon, de Dahomey (Togo, Benin), Efik, y Efok (Nigeria) e Imbangala (Angola), trasplantadas a esta región por el régimen esclavista, logran ensamblar en este rito a San Benito, colmado de música frenética y danza, una manifestación auténtica que irradió la fuerza y la energía de esta tradición desde la Costa Oriental del Lago a varios lugares de Venezuela y Colombia.
Estos antiguos ritos africanos, de carácter inicialmente masculino, los relacionan algunos ancianos con los cantos y bailes devocionales, que en honor a San Benito se realizan en las costas surorientales del Zulia. Parte del canto de los chimbángueles es ¡Ajé, Ajé San Benito, Ajé!, que se entona al ritmo de los cueros.
Las gaitas de tambora, que se mantienen hasta nuestros días con múltiples variaciones, son ejecutadas esencialmente por las mujeres de esos pueblos sambeniteros en la madrugada del 27 de diciembre, Día de San Benito. Sus ritmos, venidos de los ancestros africanos, evolucionaron, siguieron mezclándose e influyeron decisivamente a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX en los antiguos parrandones zulianos, que han derivado en la gaita zuliana moderna.

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Tambor y Danza
Los tambores y la danza son alegres estilos musicales afrovenezolano caracterizado por su energía y cadencia contagiosa. Son el corazón pulsante de las celebraciones en honor a San Benito. Estos ritmos ancestrales invitan a los creyentes a unirse a la danza, expresando alegría y fervor religioso a través del movimiento.

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Herencia Cultural
Todas las comunidades en procesión por San Benito sorprenden con una serie de golpes de tambor y de bailes, o con sus propias cadencias musicales de profundos significados, que exaltan hasta el paroxismo la veneración sacra por este Santo, y actualmente continúan siendo el instrumento de cohesión y resistencia frente a la aculturación que la globalización impone.
Cada año, las festividades en honor a San Benito de Palermo con chimbángueles y tambores al ritmo del Ajé son un testimonio vivo de la rica herencia cultural y espiritual que caracteriza este culto religioso.