viernes, marzo 29, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

Barreras invisibles ante la aceptación

Ser diferentes, ser los no deseados o hermanos lejanos; es una constante para apartar a un ser humano de nuestro lado, solo por no considerarlo parte de nuestro entorno, colocando de forma intencional o no, barreras invisibles al ojo humano, pero palpables por las almas y corazones aptos para sucumbir ante esas barreras, quedando atrapados, deprimidos y sin ganas de vivir.

 

Si no hay un cambio de paradigma urgente en la sociedad, llámese estadounidense, inglesa, colombiana, peruana, venezolana… que lleven a los seres humanos a ser más felices, a aceptarse como son y a aceptar a los demás de igual forma; la depresión, que ya es un tema de salud pública debido a las aceleradas cifras de casos de personas con esta afección registrados en el mundo, acabará convirtiendo el planeta en una tierra de desquiciados que irán por ella lanzándose desde las alturas, envenenados, desangrados, consumidos en las drogas, o con los sesos destruidos de un certero disparo.

“Siento como un sudor frío recorre mi cuerpo, y mis manos resbalan al tocar el gélico pasamanos de la escalera. Siento que puedo y sigo avanzando hasta llegar a la azotea. imágenes oscuras revolotean en mi mente. Van y vienen bruscamente. Mi pecho se agita. Siento que mi respiración se quiere apagar. Me ahogo. Tengo miedo, mucho miedo. Mi cuerpo se balancea sin control. Me obligo a conseguir el valor para encontrar la cura de mi dolor, de mis miedos, de mi inseguridad, de mi enojo con la vida. Pero no. Caigo desplomado en el suelo y tiemblo. El frío no se va. Me resigno a mi falta de valentía. Me digo a mí mismo, “no te quejes más, eres tú quien no quiere parar. Entonces jódete y sigue llorando tus desventuras y tus fracasos”.

Vivir ese momento, sentirlo en carne viva, no siempre tiene el mismo final. Muchos terminan estrellando sus sueños contra el suelo, ahogando su bienestar aprisionando su garganta, envenenado su sangre hasta la muerte o destruyendo sus oscuros pensamientos halando de un gatillo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS)destaca que el suicidio es una de las principales causas de mortalidad en la población más joven en todo el mundo. Según estimaciones de la organización, al menos 800 mil personas se suicidan cada año. El suicidio es la segunda causa de muerte en la población entre 15 a 29 años de edad.

La mente suicida es un problema social de grandes magnitudes y que está tomando fuerza a medida que somos víctimas de una sociedad opresiva, donde los valores ciudadanos se matizan con falsas expectativas, y las emociones humanas se desvanecen en el pesimismo, la burla y la falta de amor.

Gran parte de los 8 mil millones de personas que habitan el planeta han pasado por un episodio suicida consciente o inconscientemente. Es un momento en el que no amas vivir y quieres irte o simplemente desaparecer.

La salud mental por diversas circunstancias la está consumiendo la depresión causada por el dolor, la impotencia, la autodestrucción humana, la falta de equilibrio social, el desamor propio y extraño. Sin embargo, este problema nefasto tiene un solo origen: El Hogar.

Toda tendencia suicida tiene su cimiento en nuestros miedos y esos miedos se recrean de nuestras vivencias cotidianas en los primeros años de vida. Cada palabra dicha, cada acción, cada imagen que miramos o sentimos cuando comenzamos a desarrollar nuestra personalidad es un trazo para formar emociones; y si estos no tienen la suficiente firmeza, el necesario color, esos trazos pueden tornarse grises y sesgar nuestras creencias positivas de vida como el optimismo, la autoestima, la aceptación, la paciencia, entre otras. Y cuál es el ingrediente principal de ese caldo de cultivo de creencias: nuestro entorno familiar.

La mente del suicida se atiborra de un deseo indetenible de alejarse del mundo para no regresar, atestando un duro golpe a la autoestima, haciéndole ver al resto del mundo que no deseas pertenecer a este estamento vivencial, dirigiéndote a otro, creyéndolo más apacible.  A ese estamento que para la biblia es el inframundo; un infierno caliente y tormentoso, donde llegas porque el cielo se te es negado si dispones de tu vida sin las órdenes expresas de Dios, y el cual eliges por no aceptar tampoco una visión o aspecto diferente de tu entorno, recreando esa “supuesta” convivencia común y normal, en un proveedor no confiable de paz. Resulta que todo es un engaño mental que utiliza el arte del dolor para lograr dominar nuestra alma.

Sí, el bullying para la modernidad y el rechazo y la burla para nuestros ancestros, los miedos, nuestras culpas, la falta de amor propio; son ingredientes mortales que, a pesar de ser emociones que marcan nuestro proceso evolutivo, constituyendo un aprendizaje abierto para adaptarnos a los distintos problemas que se nos presenta en la vida; en algunos casos juegan el rol equivocado, y nos llevan directo al mismísimo infierno.

En las entrañas de un diferente o débil emocionalmente hay sentimientos encontrados, se debaten entre hacer valer su derecho de existir sin dejarse dominar por el dolor del rechazo, del infortunio y de sus inseguridades, o escuchar esa voz interna que los impulsa a dejar este mundo para alejarse del miedo y la desventura.

La OMS define salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, con las que puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de contribuir con su comunidad. También establece que la salud de una persona no solo está asociada al bienestar físico, sino también a lo que se conoce como el completo bienestar, que incluye la dimensión mental y social. Más claro ni el agua. El rechazo en algunos casos obstruye la fuerza para afrontar esa presión social, y al desconocer o carecer de los aspectos de bienestar emocional, tocas fondo, de donde muchos no logran salir.

 

La depresión que, clínicamente, es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más; está silenciando almas, cuyas cifras se elevan a diario sin que se profundice en por qué la depresión se ha convertido en una de las principales causas de muerte en el mundo; y  que debido al poco tratamiento y atención que se le ha dado a este problema de salud pública, cada año aumentan las cifras de personas que se suicidan por esta causa, generando gran preocupación en la sociedad.

Si el trastorno mental más común en los casos de suicidio es sin duda la depresión, tenemos que identificarlo y enfrentarlo como lo que es, un poderoso predictor de intentos de suicidio y de suicidios consumados, aunque las investigaciones muestran que entre un 13% y un 40% de las personas que se suicidan no cumplen con los criterios para un diagnóstico de Trastorno por Depresión Mayor.

Con frecuencia, alguien decide acabar con su existencia para tratar de alejarse de una situación de vida que les parece imposible de manejar y deciden buscar alivio. Suelen sentirse avergonzados, culpables o como una carga para los demás. Se sienten víctimas, y tienen sentimientos de rechazo, pérdida o soledad. Lo cierto es que un 90% de los intentos de suicidio suelen tener de base algún trastorno mental o bien alguna condición incurable.

El índice de suicidios por causa de la depresión es elevado, y asombra leer noticias relacionadas con el suicidio de una pequeña de doce años que no soportó las burlas de sus compañeros sin que las autoridades de su colegio hicieran caso a los reclamos de la alumna afectada ni de sus padres. Que un joven deprimido inestable mentalmente, establecido económicamente, con un hijo, tomara esa nefasta decisión, o que una reina de belleza con proyectos exitosos decidiera lanzarse de un décimo piso por sufrir de una terrible depresión.

Las causas se conocen, pero los síntomas no son visualizados sino hasta que la persona que la sufre está tres metros bajo tierra. En los síntomas y la forma de atender a este tipo de personas tienen que centrarse la aprobación de un programa masivo de atención. Hay que abrir los ojos y ver la depresión como una nube negra que poco a poco está arropando a gran parte de la población, ya que la realidad de que estamos frente un contagio expansivo nos ha golpeado reiteradas veces, con la verdad de lo que se oculta tras las sonrisas y nimiedades de las redes sociales.

La depresión es un tema de salud pública de largo alcance, una triste realidad en la que muchas personas pierden la batalla contra sus miedos y terminan muriendo por mano propia, pero que quizá por sus riesgos se ha llevado más como un tabú que como un aspecto para afrontar.

Según los especialistas, en los intentos de suicidio suelen reflejarse los gritos de ayuda. Entre los síntomas posibles está la dificultad de concentrarse o pensar claramente, tener comportamientos autodestructivos (hacerse cortes en el cuerpo, tomar alcohol en exceso), alejarse de amigos o no querer salir y/o cambiar hábitos alimenticios o de sueño. En su perfil psicológico se observa una negación para buscar ayuda, porque creen que nada les va a ayudar. No desean contarle a nadie que tienen problemas, pensando que buscar ayuda es un signo de debilidad. En otros casos, no buscan ayuda porque no saben dónde acudir para que alguien acuda a echarles una mano. Hay que tener en cuenta que una persona que está pensando en suicidarse tiene detrás una historia personal y familiar, además de una cierta predisposición psicológica.

El suicidio no es un evento aislado, no hay una sola causa. Es algo multifactorial. Hay detonantes, pero está claro que no se toma la decisión “solo” porque te haya dejado el novio/a o porque has perdido tu trabajo. Si así fuese, todos habríamos intentado suicidar en algún momento. Los intentos de suicidio pueden estar motivados por una mezcla de factores genéticos y ambientales. No existe un perfil claro de la persona que intenta quitarse la vida y, por tanto, no es fácil predecir una conducta suicida.

La mayoría de los casos de mujeres con conductas suicidas, según estadísticas, suele deberse a un tema afectivo, mientras que, en los casos de hombres, que son principalmente mayores y con alguna patología mental o médica, por lo general se suicidan tres veces más que las mujeres, pero las mujeres intentan suicidarse tres veces más que los hombres, por estar expuestas a mayores cuotas de estrés y ansiedad.

Por qué nos deprimimos

En el mundo la depresión, el estrés, la ansiedad resultan de los cambios vertiginosos que se registran en las formas de vida, porque nos cuesta adaptarnos a ellos. Vivimos tratando de alcanzar a quien corre muy rápido delante de nosotros, hay una autoexigencia y una competitividad absurda. Estamos engolosinados con el progreso, pero ¿a qué costo? Hay que reflexionar sobre cómo estamos viviendo.

Los expertos en temas relacionados con la depresión, nos dicen que si nos preguntamos cuál es nuestro deseo más íntimo y significativo, la respuesta siempre será la felicidad, pero según los especialista en neurolingüística, la mente no nos acompaña en ese deseo, porque el celebro evolucionó para sobrevivir no para ser feliz, y en esa búsqueda de la supervivencia presta más atención a lo negativo que a lo positivo, por eso nuestra mente es negativa por excelencia, por lo que nuestros pensamientos en gran parte son de defensa a la amenazas y está intervigilante para enfrentar lo que sea.

Podría decirse que nuestro cerebro siempre anda en la jugada de la vida para no perecer. Ahora el tigre dientes de sable está dentro de nuestra cabeza, y nos mantiene en estado de alerta. ¿Qué quiero decir con esto? Que como la mayor parte de nuestros pensamientos son negativos, por lo que la depresión, el estrés y la ansiedad navegan en ellos a sus anchas.

Todos sufrimos de pensamiento obsesivo, nos la pasamos pensando, en lo que pasó y lo que pasará. Divagamos y practicamos la rumiación con nuestros pensamientos de forma constante, y ese comportamiento al cesar activa la red neuronal por defecto, porque el cerebro no deja nunca de pensar, lo que provoca un malestar psicológico, que es la génesis de la depresión, del estrés y la ansiedad.

El exceso de pensamientos negativos asociados al pasado es lo que llamamos depresión.

El exceso de pensamientos asociados al futuro es lo que llamamos ansiedad.

Señales producto del rechazo

No valen pequeños reportajes sobre el tema, hace falta una campaña colectiva y urgente que se base en el verdadero peligro que corren nuestra humanidad si una depresión colectiva se apodera de la población, ya que vemos como no solo los famosos, enfermos terminales son atrapados por la depresión, sino que los casos de niños y adolescentes, muchos de ellos de bajos estratos sociales, también toman estas decisiones, lo que certifica que la depresión no escoge la puerta que toca.

En 2013 un caso conmovió al mundo. Jadin de 15 años, hijo de Joe Bell, era un agradable chico gay que sufrió bullying en el instituto donde estudiaba. La poca paciencia que tenía su padre no le ayudó en su situación y se quitó la vida. Tras su trágica muerte, Joe su padre, que lidió con la culpa de sentir que no hizo lo suficiente para apoyar y proteger a su hijo, decidió recorrer Estados Unidos, desde Idaho hasta Nueva York, para hablar en colegios, comunidades y con todo el que quisiera escuchar sobre los peligros del bullying y crear conciencia sobre los efectos negativos del acoso escolar en los jóvenes LGBTQ+. Lamentablemente durante el recorrido, el atormentado padre, perdió la vida al ser atropellado por un vehículo.

Esta historia fue llevada a la pantalla grande en 2020, como un largometraje biográfico estadounidense dirigida por Reinaldo Marcus Green y escrita por Larry McMurtry y Diana Ossana.

Funesto matoneo en Bogotá

En Colombia, una menor de 12 años que era víctima de constante “matoneo” en su colegio en Bogotá, se quitó la vida en septiembre de 2022. Lo grave es que los padres de Valery Sofía, desde hacía varios meses antes de la trágica decisión tomada por la niña agobiada por el acoso escolar que sufría, habían alertado en reiteradas oportunidades a la directiva del instituto escolar sobre la situación que vivía la niña, pidiendo a las autoridades tomar medidas, sin que se hiciera nada. Según sus familiares Valery no quería volver al colegió, donde según sus propias palabras, “los niños la tenían de juego”.

De acuerdo con la ONG internacional Bullying Sin Fronteras, Bogotá es la ciudad con mayor índice de matoneo y Colombia está entre los países con más casos de este tipo en el mundo.

No soportó la burla ni los golpes

En Nueva Jersey Adriana Kuch de 14 años, en febrero de este año, fue encontrada muerta por sus padres. Se suicidó. ¿Por qué? Porque cuatro estudiantes, dos días antes de tomar la trágica decisión, la habían golpeado dentro de su colegio y grabado el ataque, subiendo el vídeo a las redes sociales. El padre de la adolescente, Michael Kuch, dijo que las niñas “planearon y ejecutaron” el acoso, ya que antes de la grabación se ríen mientras hablaban sobre lo que iban a hacer en contra de la jovencita, además asegura que su hija se desmayó y fue llevada a la enfermería de la escuela, sin embargo no presentaron un informe policial, por lo que él mismo llevó a su hija ensangrentada a la estación, ya que la política de la escuela es que sean los padres quienes se comuniquen con la policía en lugar del colegio.

La mortal decisión de declarase gay

En Colorado, Estados Unidos, un niño de 9 años, Jamel Myles, se quitó la vida días después de comenzar el cuarto grado escolar. Recientemente se había declarado gay con su madre, Leia Pierce, quien cree que el acoso fue un factor en su muerte.

«Los mismos niños que lo molestaron el año pasado fueron aún más malos con él una vez que dijo que era homosexual. Lastimaron a mi bebé», dijo la madre.

Las gemelas argentinas

En febrero de 2023, la muerte de una niña de 12 años tras lanzarse al vacío junto a su hermana gemela conmocionó a España y reavivó la preocupación por la salud mental de los adolescentes en ese país. Una falleció en el acto y la otra fue trasladada en estado crítico al hospital. Dejaron dos cartas manuscritas a sus familiares donde manifestaban que habían padecido acoso escolar. Las niñas habían llegado a la localidad de Sallent, una localidad a unos 60 kilómetros de Barcelona, con su familia, originaria de Argentina, hace unos dos años.

«Especialmente después de la pandemia hemos conocido que está habiendo un aumento de conductas autolesivas de nuestros jóvenes, especialmente de los adolescentes», lamentó la ministra de Educación española, Pilar Alegría.

Por quitarle el celular

Un niño de 11 años se quitó la vida colgándose en el patio luego que su madre ante la negativa de no querer ir a ducharse para que asista al colegio, le quitara el celular cuando se encontraba jugando Free fire. El caso se registró en mayo de 2022 en el asentamiento humano Jesús María, en la provincia de Sullana, Perú.

Asimismo, en México, en noviembre de 2020, un niño de 13 años se quitó la vida colgándose cerca de su casa en el poblado de Nuevo Progreso, en el estado de Tamaulipas, tras haberle quitado su celular como castigo, además de otras depresiones profundas que ya sufría, como la bulimia y la mala situación económica; detonantes que lo habían llevado a amenazar con suicidarte antes. Esta vez la rabia por el castigo sufrido lo llevó a cumplir sus amenazas.

¿La niña feliz?

En junio del 2022 una niña de 12 años demostró que hasta la apacible vida en el campo puede generar el estrés suficiente para decidir quitarte la vida. Adrian Susec Riera Gamarra, fue hallada por su primito colgada en el patio de la casa de sus abuelos con quien vivía en un caserío ubicado en la zona rural limítrofe entre los municipios zulianos Baralt y Valmore Rodríguez en Venezuela.

Familiares desconocen las causas de la fatal decisión pues la describieron como una niña feliz que le gustaba jugar con los animales.

Xenofobia al extranjero en escuelas gringas

Ahora la noticia es ver a padres venezolanos denunciando maltratos contra sus hijos en varias escuelas de Estados Unidos, solo por ser criollos.

Como si emigrar para encontrar una mejor calidad de vida ante la desgracia social, económica y política que se vive en Venezuela, fuese poco, ahora los migrantes venezolanos tienen que enfrentar el desprecio, la agresión y la burla de la que son víctimas sus hijos en los colegios estadounidenses; pues todo indica que la xenofobia contra los venezolanos en el mundo llegó al norte de América, y ahora no es contra los venezolanos negativos sino contra los más vulnerables: los niños y adolescentes.

Son varias las denuncias que se han registrado, y la mayoría no encuentra asidero legal para detenerlas. Esperemos a ver cuáles serán los resultados de esta arremetida injusta contra los migrantes del país Sudamérica al que todos parecen haber olvidado. La estabilidad mental de estos niños está en juego si nos basamos en que el rechazo, la burla, la agresión física y el bullying son unos de los detonantes más fuertes para caer en depresión; y si tomamos en cuenta que esta afección mental no solo se presenta en adultos, sino que alcanza en gran medida también a los niños y adolescentes; no esperemos entonces que los resultados de estas acciones sean los más favorables.

Ni fama, ni dinero…la depresión no las desestima

Cheslie Kryst, un caso que no puede dejarse pasar. Fue representante de Estados Unidos en Miss Universo 2019. Se lanzó de lo alto de un edificio en Nueva York. Aunque se desconocen las causas de esta decisión, una aparente depresión la llevó a tomarla. El caso obliga vuelve a prender las alarmas sobre la manera que estos trastornos depresivos pueden ser mortales de no ser atendidos a tiempo.

Se dice que el dinero, fama y lujos no bastan para alcanzar la felicidad, ya que quienes los poseen también sufren problemas como el resto, y a veces terminan truncando su vida luego de ingerir cócteles de drogas, alcohol o simplemente tomando una soga como el actor Robin Williams, que en agosto de 2014 se quitara la vida en su residencia. Una muerte que conmocionó a la sociedad internacional. A Williams no le basto con ser el carismático actor que se caracterizaba por sus divertidos personajes. Sin darse cuenta comenzó a esconder al hombre triste y solitario que era en sus risas y aparente estabilidad emocional, por lo que la ayuda no llegó y el desenlace fue fatal.

Los países del tercer mundo no son los únicos, los poderosos también registran estos casos, la misma fama se está llevando a la muerte a grandes artistas, que si bien unos no han llegado al suicidio directo, la depresión los ha llevado al consumo excesivo de medicamentos y drogas que igual abonan su camino a la tumba, ejemplos muchos: la hermosa Marilyn Monroe, la actriz de Hollywood de las más icónicas y conocidas de la historia. Una mujer con talento, de gran belleza, pero que murió joven, incapaz de soportar las tormentas en su cabeza. El actor Heath Ledger, quien fue encontrado muerto en su apartamento de Nueva York el 22 de enero de 2008. De acuerdo con el informe policial, junto al cuerpo se encontró un frasco con pastillas para dormir; Whitney Houston, quien era una consumidora crónica de cocaína y tenía la droga en su organismo cuando se ahogó en una tina de baño en el Hotel Beverly Hilton en la víspera de la entrega de los Grammy.

Quizá esta fría decisión resida en la inteligencia de quien sufre, pues Ernest Hemingway también murió por voluntad propia. A pesar de su éxito literario y su interesante vida, el escritor murió ya en la vejez, en 1961, tras sufrir una enfermedad física que se le sumó a la depresión. Su esposa cinco años después de su muerte confirmó que no falleció de un disparo accidental, sino intencionado.

Kurt Cobain, cantante de Nirvana se encontraba en la cúspide de su carrera, pero el 8 de abril de 1994 fue hallado muerto junto con una escopeta que apuntó a su cabeza. Asimismo, Virginia Woolf se quitó la vida el 28 de marzo de 1941. La impecable autora literaria se lanzó al río Ouse para acabar con su vida, llenando sus bolsillos de piedra para no salir a flote. Un acto que llevó a cabo al ser incapaz de soportar la brutalidad social tanto de su época como de la historia de la humanidad. Ni la muerte de Vincent Van Gogh está exenta de estas funestas decisiones, ya que, al parecer, decidió alejarse en un campo y se disparó en el pecho.  Pese a su herida volvió a la ciudad, donde murió dos días más tarde. Tampoco lo está la muerte de Pedro Armendáriz, reconocido actor de la “Época de oro” del cine mexicano quien se suicidó de un tiro en el corazón para acabar con el sufrimiento de su depresión, que surgió a consecuencia del cáncer que se le había detectado. Amy Winehouse, esta cantante y compositora británica tenía una voz increíble y profunda que combinaba a la perfección con el jazz, R&B y soul. Se sabe que la cantante sufrió de bulimia y depresión en su adolescencia. Y a los 27 años, el 23 de julio del 2011, fue encontrada muerta en su apartamento de Londres, a causa de un “síndrome de abstinencia” provocado por sus múltiples adicciones a las drogas y el alcohol.

Estados Unidos en alerta amarilla

Las tasas de suicidios para menores de 13 años en Estados Unidos son mucho más bajas que para adolescentes y adultos, sin embargo, es necesario observar de cerca el aumento de los suicidios en niños en los últimos años, y lo que hace que el comportamiento relacionado con el suicidio sea diferente para los niños pequeños.

John Ackerman, un psicólogo clínico y coordinador de prevención de suicidios del Centro para la Prevención e Investigación del Suicidio en el Nationwide Children’s Hospital en Estados Unidos, aseguró en un reportaje que circula por las redes sociales, que «la impulsividad juega un papel importante en el comportamiento suicida de los niños pequeños que no piensan en las acciones».

Ackerman explica que, para algunos niños pequeños, puede ser difícil procesar o frenar las respuestas emocionales intensificadas. Mientras que los adolescentes pueden pasar por una serie de pensamientos y etapas antes de involucrarse en un comportamiento suicida. “Para los niños pequeños, un impulso hacia el suicidio puede escalar rápidamente”.

De 1999 a 2016, 1.430 niños de 5 a 12 años se suicidaron en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU. En 2016 se registraron 121 muertes de este tipo, en comparación con las 102 del año anterior.

Ya en el 2018 un estudio publicado en la revista Pediatrics, determinó que el porcentaje de niños pequeños y adolescentes hospitalizados por pensamientos o intentos de suicidio en Estados Unidos «casi se duplicó» entre 2008 y 2015.

Cinco años después de este estudio tan alarmante, nada ha cambiado, siguen muriendo niños y jóvenes por lesiones autoinfligidas, mientras el silencio continúa, al igual que las señales para que se atienda este problema no parecen ser suficientes.

Cifras en el ojo del huracán

En septiembre de 2022 World Visión Colombia publicó en su portal web las declaraciones del Defensor del Pueblo colombiano, Carlos Camargo, durante la entrega del informe Análisis de las cifras sobre suicidio e intento de suicidio infantil en Colombia en el periodo 2015 y julio de 2022, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Prevención del Suicidio (DMPS), basado en las cifras publicadas por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMLCF) y el Instituto Nacional de Salud – INS, a través del SIVIGILA; donde advertía que, “la pandemia por causa de la COVID-19 impactó en gran medida la salud mental de los niños, niñas y adolescentes en Colombia y, lo que es muy grave, hemos detectado que entre los años 2015 y 2022 aumentaron los casos de suicidio infantil. Esta es una realidad que aumenta de manera preocupante y por eso desde Alianza por la Niñez Colombiana, World Vision Colombia y la Defensoría del Pueblo hacemos un llamado a tomar acciones para trabajar en su prevención, fortalecer entornos protectores y fomentar el desarrollo de habilidades en los cuidadores para detectar problemas de comportamiento y, con apoyo psicosocial, hacer que los conflictos no terminen de manera fatal”.

La presentación de este análisis fue organizada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalado por la Organización Mundial de la Salud.

Cifras como estas que registra este estudio, son preocupantes; “entre enero de 2015 y julio de 2022 se cometieron 2.060 suicidios de niñas, niños y adolescentes”, lo que indica claramente que algo hay que hacer y la raíz es el hogar, porque se están gestando tendencias suicidas a muy temprana edad, convirtiéndolo en un problema que afecta la garantía plena de los derechos de la niñez y la adolescencia en este país.

La pandemia prendió las alarmas en Colombia sobre los problemas emocionales que se registran tras el largo periodo de confinamiento, ya que en 2019 fue el año en que se reportaron el mayor número de casos de suicidios, con un total de 290. A julio de 2022 de 179 registrados, y lo grave fue que el 11% correspondió a niños, niñas y adolescentes entre los 6 y 17 años de edad.

Atención a esto

Las investigaciones han demostrado la fuerte conexión existente entre el suicidio y los trastornos mentales como la depresión, ansiedad, bipolaridad, en por lo menos el 80% de los casos de muertes autoinfligidas.

En Colombia, en el 2019 y 2020 se registraron en el SIVIGILA 17.211 intentos de suicidio en menores de 18 años. El 2019 fue el año con mayor número de casos, 9.957, de los cuales el 74% (12.733) de los intentos registrados corresponden a niñas y adolescentes y el 26% (4.478) a niños y adolescentes. Asimismo, el análisis de datos dio como resultado que para los años 2016, 2018, 2019 y 2020, entre el 2,8% y el 4,2% de los intentos de suicidio terminan en acto suicida.

Por otro lado, el DANE registró en el primer cuatrimestre de 2022 un total de 903 lesiones auto infligidas y secuelas; de las cuales, el 16.16% (146) del total de casos corresponden a suicidios en niños, niñas y adolescentes entre los 0 y 19 años de edad. De estos, 28 ocurrieron en menores de 14 años y 118 en adolescentes, entre los 15 y 19 años de edad.

Los numeritos en Venezuela

El suicidio en Venezuela, según algunos investigadores, pasó de ser una decisión individual relacionada con diferentes factores de riesgo, a ser también un fenómeno de carácter social, que alcanza de igual forma a la población infantil.

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) destacó un estudio sistemático del suicidio realizado por investigadores de diferentes universidades del país como la Universidad Central de Venezuela y la Universidad de Los Andes, en el que se establece que entre enero y junio de 2020, 19 niños, niñas y adolescentes sufrieron muertes autoinfligidas.

La tasa estimada de suicidios por el OVV en Venezuela se incrementó de 3,8 (2015) a 8,3 (2017) y 9,7 suicidios por cada 100 mil habitantes (100m/h) (2018). Es decir, un ascenso de su frecuencia por el orden de 118% y 155%, respectivamente.

Según la diferenciación por sexo, del total de suicidios que acontecen en el país al año, el 83% de los casos se corresponden con personas del sexo masculino y, el restante 17%, al femenino.

En cuanto a la edad, la mayor ocurrencia de muertes autoinfligidas sucede entre los 15 y 39 años (45% del total); sin embargo, hacia los adultos mayores (65 años y más) se presentan las tasas más elevadas. Es decir, la tercera edad es más propensa a ser víctimas de suicido.

En las últimas estimaciones del OVV encontramos que, para 2017 y 2018, el número absoluto de suicidios en Venezuela pudo haber alcanzado entre 2.648 y 2.889 casos, respectivamente.

Sostiene el documento presentado por la OVV, que la precarización de la vida en medio de una angustiante crisis, no solo ha incrementado la violencia directa y estructural a lo largo y ancho del espacio nacional, sino también, la violencia de los individuos hacia ellos mismos, aumentando los actos suicidas asociados comúnmente a cuadros en los que se reporta depresión y ansiedad, así como la aparición, cada vez más habitual, de comportamientos impulsivos relacionados con eventos traumáticos, que también han llevado a muchos al suicidio o al intento de suicidio, por lo que además de ser un problema de salud pública, puede ahora considerarse también como un fenómeno de carácter social.

Estudios realizados por el Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) y el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), sostienen que en Venezuela los suicidios en la población infantil también han ido en alza en los últimos años, y refieren que las políticas públicas empleadas en Venezuela por el régimen de Nicolás Maduro no han priorizado el tema de la salud mental.

Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, destacó que en marzo de 2021 este organismo presentó el informe denominado “El suicidio infantil: un problema olvidado en medios de comunicación y políticas públicas de Venezuela”, el cual aborda el tema sobre la salud mental en la infancia y adolescencia.

Ante estos aspectos, Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, enfatizó que, debido a la falta de políticas públicas sobre la prevención del suicidio, el Estado está incumpliendo con sus obligaciones. No solo establecidas en acuerdos internacionales, sino en la propia legislación, impulsada por el Estado actual. “El informe lo que busca es dignificar la salud mental como un derecho humano fundamental. Sobre todo, poder visibilizar el impacto de la emergencia humanitaria compleja por la que atraviesa el país, agravada por el contexto de pandemia, en la salud mental de los niños”.

Para los directivos del Cecodap, la Constitución venezolana se apega a la definición de la OMS para describir el derecho a la salud mental, tal como reza en el artículo 41 de dicha normativa, donde se establece que el derecho a la salud y a servicios de salud implica que todos los niños, niñas y adolescentes disfruten del nivel más alto posible de salud física y mental.

La organización señala que muchas veces la salud mental no se considera un asunto prioritario, puesto que no tiene en apariencia una incidencia en las tasas de mortalidad. Sin embargo, las alteraciones que tienen que ver con ella sí tienen impacto en esos indicadores y esto queda en evidencia en los casos de suicidio.

En el estudio realizado por el observatorio se determinó que solo entre enero y junio de 2020, 19 niños, niñas y adolescentes sufrieron muertes autoinfligidas. Mientras que, en 2019, se reportaron 88 casos.

 

Casos en Aumento

  • 2014: 11 casos de suicidio infantil.
  • 2015: 14 casos de suicidio infantil.
  • 2016: 17 casos de suicidio infantil.
  • 2017: 34 casos de suicidio infantil

 

En el Cecodap desde 2017 se inició un exhaustivo trabajo para visibilizar la necesidad de atender la salud mental de los ciudadanos y de las familias; específicamente de los niños, niñas y adolescentes, cuyos resultados  llevaron a la creación de programas para ayudar a los más pequeños a procesar la grave situación por la que atraviesa el país, abriendo el Servicio de Atención Psicológica (SAP) y  Crecer Sin Violencia, donde de acuerdo con el informe semestral de enero a junio de 2020, 31% de las personas que acudieron a consulta lo hicieron por alteraciones del estado de ánimo y de ese total, 20% presentó ideación y riesgo suicida. En ese lapso, 76% de los casos que atendió el SAP fue de niños, niñas y adolescentes, siendo 52% de niños y 24% de adolescentes. El resto (24% de los casos) fueron adultos cuidadores o familiares de los niños.

Para la organización estas cifras detectadas permiten tener una idea del alcance del problema, pero no existe una caracterización oficial del suicidio infantil que permita establecer patrones y que responda a una estrategia de prevención nacional.

Cifras de Cecodap que alarman

En el caso de las muertes de niños y adolescentes por autolesiones del género femenino en Venezuela; 11,5% ocurren entre los 10 y 12 años de edad; mientras que, en el género masculino, en esas edades se registraron 7,7% de los casos. Otros datos indican que la población de mayor riesgo es la de los varones de 13 años de edad y las mujeres de 14 años. Asimismo, el 60% de las víctimas estudiaba en instituciones públicas. Sin embargo, la mayoría de los registros sobre suicidios no contenían detalles sobre el año escolar ni identificación de las mismas. 61% de los suicidios ocurrieron en los hogares de las víctimas. 11,5% en espacios públicos y 3,8% fueron en las escuelas de los fallecidos. Los detonantes del suicidio fueron identificados como: 50,7% por conflictos familiares; 3,8% por abuso sexual, 3,8% por trastornos psiquiátricos. En el resto, 30,8% de los casos, no se identificó el motivo de la acción.

¿Es la depresión un virus?

Pareciera entonces que un nuevo virus está atacando a la población mundial, sin que haya, hasta ahora, un equipo multidisciplinario trabajando en una vacuna para evitar su expansión. Ese nuevo contagio es la depresión, y lo más grave es que aún no se inicia un ataque campal contra los criaderos de este contagio que tiene en su mira a toda la población sin distingo de raza, edad o estrato social.

El bullyng, las crisis económicas, los enredos de las redes sociales, las adicciones, la presión social, la fama, el dinero, están llevando a sucumbir ante la muerte a una parte de la población que no fue fortalecida mentalmente para poder lidiar con este mortal virus.

Para la psicóloga española Antonia Rayo Bauza, el suicidio sigue siendo un tema tabú, porque supone un fracaso como sistema, tanto político, social, sanitario, legal e incluso cultural.

Se requiere con urgencia una atención de manera intersectorial, no es suficiente el trabajo desde el sector salud si este no se articula con lo que sucede al interior de las familias, las escuelas y los otros entornos donde se desarrollan los infantes, porque es desde esa etapa donde comienzan a desarrollarse las conductas depresivas del individuo.

El cuidado de la salud mental de niñas, niños y adolescentes debe ser considerado un tema prioritario en la agenda pública de los entes dispuestos para ello y de los padres de forma mancomunada, con vigilancia y apoyo desde los institutos educativos.

Por otra parte, el incremento del suicidio infantil es un problema que requiere acciones que deben ser abordadas cuanto antes por el Estado, la familia y la sociedad, a fin de mitigar los factores de riesgo que pueden impulsar a los menores de edad a tomar esta decisión, potenciando los factores de protección ante el acoso escolar por razones de sexo, raza, creencias, estrato social, malformaciones, entre otras.

Las organizaciones sociales piden:

Que los Estados establezcan prioridades dentro de los planes de salud mental, que deriven en planes y creación de la infraestructura necesaria para la prevención y atención de la población con trastornos depresivos.

Que en el contexto de emergencia humanitaria compleja, a la que se agrega la crisis sanitaria por covid-19, la población reciba atención prioritaria y especial que garantice su derecho a la vida, supervivencia y desarrollo.

Que los Estados cumplan con su marco legal y las normas dispuestas en materia de salud mental.

Urge crear medidas de carácter legislativo que respondan a los principios y normas de derechos humanos, así como también, instituciones que respondan cuando los derechos de la ciudadanía se vean amenazados, promoviendo acciones educativas sobre salud mental para toda la población.

Se deben impulsar programas de educación pública, que cuente con partidas presupuestarias suficientes, para la promoción de la salud mental y la prevención del suicidio dirigido a las instituciones educativas.

Es necesario que el Estado informe con mayor amplitud sobre el funcionamiento de los centros de salud de la red hospitalaria con servicios de atención psiquiátrica y psicológica.

El Estado debe disponer de sus máximos recursos para crear políticas públicas en materia de salud mental, y en programas de prevención y atención del suicidio que lleguen a la totalidad de los niños, niños y adolescentes, con un enfoque integral para la atención del núcleo familiar, con planes y acciones que alivien el sufrimiento de los hogares afectados por la emergencia humanitaria compleja y la vulneración de derechos humanos.

En países como Venezuela, donde los organismos públicos no divulgan información oficial, afectando todas las áreas de la vida ciudadana, al desconocerse los informes de gestión de alcaldías, gobernaciones y otros entes estatales, sobre temas de salud pública; académicos, organizaciones sociales, periodistas y ciudadanos, deben intentan aproximarse a la realidad mediante mediciones e investigaciones de carácter independiente, que ayuden a llenar el vacío de información oficial, a fin de encontrar una salida urgente para que los planes y programas que se generen sean los adecuados.

Los estados deben dar un enfoque de salud pública integral para la prevención del suicidio y aborden la diversidad de factores que contribuyen al suicidio. Esto requiere de la coordinación y cooperación de todos los sectores de la sociedad: gobierno, salud pública, atención médica, empleadores, educación, medios sociales, organizaciones comunitarias y núcleos familiares; trabajando en un plan técnico sobre la prevención del suicidio, que describe estrategias y enfoques que se basan en la mejor evidencia disponible.