OPINIÓN

EL CALVARIO ELÉCTRICO DEL ZULIA   

POR: IRAIDA JOSEFINA VILLASMIL

Legisladora-Presidenta del Clez

No puede calificarse menos que una tragedia, la situación que vive el pueblo zuliano, y en especial, la ciudad capital, con la agudización de la crisis de los servicios públicos  más elementales, que carga andando de cabeza a la ciudadanía.

La catástrofe en que ha devenido esta crisis con el colapso de tres servicios que son fundamentales,  como la electricidad,  la falta de agua potable y la escasez del combustible que ya toma ribetes de calamidad pública, lo cual es sumamente peligroso para la tranquilidad de los ciudadanos.

Comenzamos la Semana Santa que nos recuerda el calvario de nuestro Señor Jesucristo, pero los zulianos también tenemos nuestro calvario con el servicio eléctrico, fracturado desde hace más de diez años cuando ocurrió el primer gran apagón a nivel nacional, sencillamente no sirve porque durante todos estos años de presunta revolución,  ni le dieron mantenimiento a las obras que ya existían, pero tampoco se preocuparon en proyectar o construir nuevas fuentes de generación de electricidad para ir de acuerdo con la demanda creciente del servicio eléctrico por muchas razones, entre las que destacan el crecimiento vegetativo de la población y la actividad manufacturera e industrial, entre otras..

Maracaibo, un 24 de octubre 1888, para celebrar el Centenario del natalicio del prócer Rafael Urdaneta, fue pionera de la instauración del servicio eléctrico en el país y segunda en América Latina, después de Buenos Aires.                  Venezuela contaba con uno de los servicios eléctricos más eficientes y seguros del mundo civilizado. Los gobiernos de la mal llamada cuarta República,  junto a las empresas del sector, planificaban la ejecución de obras para garantizar un suministro eficiente de electricidad.

Y no solamente éramos  capaces de generar la electricidad que permitía calidad de vida a los zulianos, sino que le vendíamos servicio eléctrico  al Departamento de La Guajira colombiana. Por descuido,  desaparecieron las palabras planificación y mantenimiento del diccionario revolucionario y sustituidas por el termino: destrucción,  utilizado por nuestro Gobernador Manuel Rosales para calificar lo que le hicieron al Zulia en estos últimos años.

Por cierto, el Gobernador Manuel Rosales ha formulado una serie de propuestas  para enfrentar tan delicado problema que afecta a todos los ciudadanos y a los sectores productivos que también sufren las consecuencias de esta situación para resolver el colapso del servicio eléctrico, y asumiendo el papel de doliente de su región, en el 2019 Rosales elevó a instancias como la Cruz Roja Internacional, la Unión Europea, Estados Unidos, Grupo de Lima, Japón y otros países aliados la petición de «la donación por la vía de la ayuda humanitaria de una barcaza generadora de 300Mw o de dos de 170Mw, que permitan aliviar el padecimiento de la gente, que nos coloca como un pueblo fantasma».

Allí, en esta imperdonable omisión de esos gobernantes, radican las causas que llevaron  a esta situación insostenible cuyas consecuencias o resultados tienen indeseables efectos en las comunidades. Las familias zulianas, viven en una zozobra permanente ante la evidente incapacidad hasta para organizar un sistema de racionamiento que permita resguardar los electrodomésticos que son víctimas  de los apagones.

No se tienen cifras exactas del dinero que ha perdido la nación,  con presuntas inversiones dirigidas al sector eléctrico  que se esfumaron.

Del servicio de agua potable,  ni hablar.  Números muy ciertos

 

 

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