PENSAR CON CRITERIOS

El espectáculo “varguistas”

Un revuelo, en el que se desestimó la esencia de las varguistas civilizaciones del espectáculo, en eso se convirtió la vida personal del Nobel peruano Mario Vargas Llosa.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, ejemplarizado en un mercantilizado “Príncipe de la inteligencia”; escritor, ensayista, brillante y prestigioso conferencista y columnista, un pensador, galardonado con el premio Nobel de Literatura 2010, Cervantes 1994, Príncipe de Asturias de las Letras 1986, Biblioteca Breve 1962, Rómulo Gallegos 1967, Planeta 1993; ahora es solo una comidilla de la farándula, de ese espectáculo banal que el mismo sacó a la luz y lo colocó en el tapete de los más arduos debates; y cabizbajo se niega a dar explicaciones del porqué el fin de ocho años de un cuento de hadas, fabricado en la redacción de la revista española HOLA, al lado de la socialité Isabel Preysler.

Quién no recuerda el sorpresivo puñetazo que le propinó Vargas Llosa a su homólogo literato el colombiano Gabriel García Márquez, a quien golpeó tras balbucear un “esto es por lo que hiciste o dijiste a Patricia”. El golpe fue público, es historia reciente, y se supuso que respondió a su enojo por creer que su ex amigo había incitado a su esposa Patricia a que le solicitara el divorcio. La separación no se concretó, el Nobel continuo con su excelente trabajo a través de las letras. Hoy sigue empeñado en nutrir esa civilización del espectáculo aprendida al caletre en largas horas de calma plasmando pensamientos críticos en sus reconocidos libros.

Hace 12 años, Vargas Llosa publicó su libro de crítica a la banalización de la cultura, del deterioro de la estética, del abandono del análisis, de la ascensión de lo trivial y la vulgaridad, aupado en todo ese decadentismo por los medios de comunicación, en especial por las redes sociales, visto como un nuevo oscurantismo social. Tocó el sensible punto sobre como el periodismo atrofió su función fiscalizadora de la sociedad. “Las cosas se agravan si el periodismo, en vez de ejercer su función fiscalizadora, se dedica sobre todo a entretener a sus lectores, oyentes y televidentes con escándalos y chismografías”, y cómo estas actitudes solo favorecen la tolerancia del “gran público” hacia la inmoralidad, advertía el escritor.

Allí no quedó todo en su libro habla de la banalización de las artes y la literatura, y pone en entredicho el auge “noticioso” de las “bajas pasiones”, expuesto por el periodismo amarillo, tan en boga en estos tiempos de dominios de la frivolidad, cuando en realidad sus letras fueron experiencia para su vida, ya que, hace 0cho años, su amada Patricia con 50 años a su lado aguantándole todo tipo de infidelidades, se enteró de que ya el Nobel no estaría más a un lado de su cama por los medios de comunicación, cuando la revista española Hola publicó que Varguitas era la nueva pareja de la socialité ex de Julio Iglesias y madre de Enrique Iglesias, Isabel Preysler. El espectáculo continúa cuando después de 8 años juntos frente a las luces de la farándula, se separan sin decir nada de la reconocida ejecutiva del espectáculo. En estos momentos olo quedan las deducciones e investigaciones que vuelve hacer la revista Hola, colocando como detonante de la catástrofe romántica del Escribidor, sus excesivos celos.

Con un semblante de agobio, visto en tomas fugases por la prensa amarillista, que ha publicado fotografías de la reunión con sus hijos y su ex Patricia en París; dicen que al Nobel le resulta terrible, inaceptable, que la prensa lo busque para preguntarle si los celos fueron los culpables de su rompimiento con Preysler, en lugar de solicitarle una información sobre su próximo libro, que está listo para su publicación y que se refiere a la miseria y gloria de la crítica y del amor.

Ella, Isabel, según muchos analistas “vive del cuento” solo que lo hace con maestría. Ha sido modelo, publicista, imagen de marcas reconocidas. Vende bien lo que respalda. Su mundo es el espectáculo y su materia prima el desempeño en los salones de la alta sociedad.

Los medios del mundo están inundados de especulaciones de cuál fue la causa por la que un escritor en las postrimerías de su vida, ahora con 82 años, se separe de una poderosa mujer de 71, que es aún a su edad toda una celebridad experta en imponer “la cultura de la incultura”. Algunos columnistas llegan a expresar que está claro que es más relevante para la vida de los pueblos saber cuántas veces se ha casado la filipina-española doña Isabel Preysler, o por qué Varguitas dejó a Patricia después de cincuenta años de matrimonio, que sobre el cambio climático o sobre “La guerra del fin del mundo”.

El escribidor sabía de todo esto desde que se propuso analizar a profundidad la decadencia cultural de Occidente, de la caída vertiginosa del valor de la palabra que aspiraba a ser parte de la razón y los argumentos inteligentes, del vacío existencial creado por el abandono de la crítica y el auge de la publicidad y las revistas del corazón, pero lo que sí es evidente en estos tiempos de la masificación de lo frívolo, es que los y las novelistas rosas se hubiesen dado un banquete.

No hay ninguna duda de la importancia y la espectacularidad que tuvo la relación amorosa entre un premio Nobel y la ideóloga de la Preyslercracia, según acertada definición de la columnista y escritora española Luz Sánchez- Mellado. La filipina, que hoy habla de una nueva ilusión en su vida, obtuvo lo que quiso de la civilización del espectáculo; y Varguitas se fue apacible a disfrutar de la compañía de sus hijos y una que otra conversadita con su ex Patricia, quién sabe si elucubrando sobre la vida de Charles Chaplin, quien encontró el amor verdadero en su cuarto matrimonio en 1943 con una jovencita Eugene O’Neill, quien estuvo con él hasta su muerte a los 88 años, a pesar de la diferencia de edad de 36 años, y a quien la leyenda del cine mudo le compuso ese hermoso tema “Candilejas” que aún es tendencia luego de 70 años de su composición.

“Tú, llegaste a mí, cuando me voy”…

Chaplin al referirse a su joven mujer escribió: eres juventud, amor, calor, fulgor de sol, trajiste a mí, tu juventud, cuando me voy.

Varguitas, el nobel, el estelar de las letras, ahora dirá: tú, te vas de mí, porque no soy, ese socialité que eres tú, ya yo no soy, otro llega a ti, cuando me voy… y así esta novela rosa, banal, del Escribidor de cuentos de hadas, sigue su curso, cuando se ha deteriorado cada vez más la humanidad, cuando aumenta la falsedad, además del crecimiento progresivo de la imbecilidad, borrando la historia de la cultura para imponer la incultura.

FOTO WEB/ EUROPA PRESS

Mario Vargas e Isabel Preysler, montando civilizadamente su espectáculo.

 

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