EL PUEBLO: ¿SE EQUIVOCA?
POR: GLORIA CUENCA.
La pregunta, titulo de este artículo surge rememorada por amigos lejanos y seguidores. Refiere a lo dicho por el Dr. Rafael Caldera, al perder frente al Dr. Jaime Lusinchi, (1983). Palabras dichas -probablemente-para tranquilizar a los seguidores: ”El pueblo nunca se equivoca”. La pregunta de estos lectores, al revivir el momento es: ¿El pueblo se equivocó? O, el equivocado fue, ¿el Dr. Caldera? Imagino, concretamente, se trata de ubicarse en relación a la elección del difunto comandante. La cual conduce a esta situación, cada vez más compleja y difícil. En la Ciencia Política no hay dudas al respecto. En la democracia más sólida del mundo, en mi opinión, los Estados Unidos de Norteamérica, no hay voto directo. Existen fórmulas electorales, que conducen a la elección del presidente, sin la presencia del pueblo. Recientemente, se observó entre Trump y Hilary, la perdedora demócrata; al totalizar los votos, tenía más de 2 millones de votos, si mal no recuerdo, por encima del ganador. Esto molestó a gente del partido que la apoyaba. Después, tocó a los republicanos el trago amargo de la derrota, frente a Joe Biden, actual presidente. La cuestión en la práctica, desarrollada en varios países, sin decirlo abiertamente, con votaciones indirectas, o por vía de elecciones parlamentarias, existe una importante “porción del pueblo” qué no vota. La Ley lo impone. Evidente: se realizan de esa manera para evitar, justamente: “que el pueblo se equivoque”. Nada nuevo: el pueblo está integrado por humanos ¿o no? Por supuesto, se puede equivocar. Ha ocurrido multitud de veces. Somos imperfectos: manipulables, resentidos, cultos, letrados, orgullosos, dignos, preparados, ansiosos, temerosos y valientes; ricos, pobres, alfabetizados y analfabetos, ateos, agnósticos y creyentes, entre las múltiples características que expongo para intentar responder la pregunta del principio. Creo en la existencia de Dios. El único perfecto, omnipotente, omnisciente, divino y el Creador. Él no se equivoca. Los humanos, formamos el pueblo: sí, nos equivocamos y bastante a menudo: individualmente, en los grupos, en la sociedad.” Errar de humanos es, rectificar de sabios”. Dice el dicho. Lo trascendente: aprender de los errores, el gran reto.
La frase “el pueblo nunca se equivoca” usada frente a una masa triste, sin saber como manejar la derrota, hace que el líder, – de regreso de muchas luchas- la use para tranquilizar a quienes lo han acompañado con afecto, Fe y fervor, en el complejo proceso de la campaña electoral. ¿Lo creía él, también? Eso no lo sabremos. Aceptar que el pueblo nunca se equivoca, indica desconocimiento. (Difícil de admitir: un hombre culto, preparado, consciente como el Dr. Caldera ¿usar esa expresión, sin ir a fondo del significado?) Pienso en el contexto: la situación de derrota electoral, la gente que lo acompañaba y tenían la certeza: él iba a ganar. No quería, ningún tipo de controversia, menos violencia; tomó la palabra y serenó a sus seguidores. Inspiró confianza, aceptó la derrota y aseguró vigilaría para que la situación marchase bien. En la campaña electoral lo entrevisté. (En el Canal 8, entonces sí de todos los venezolanos) Importante acceder y poder entrevistar a uno de los fundadores de la democracia venezolana. Teníamos, en ese momento, encuestas en mano: indicaban que iba a perder las elecciones. Lo acusaban de soberbio. No lo percibí así, ninguna de las veces que hablé con él. Tampoco en esa entrevista. Más bien molesto, ocultando una gran rabia. Muy educado.
Le pregunté por su pasatiempo favorito. (Sabía, le gustaba jugar dominó.) Enseguida lo confirmó. Se reunía con familiares y amigos a jugar. Aproveché y le pregunté: ¿Siempre gana? “No, como cree. Muchas veces pierdo”. Entonces dije, “¿Qué pasa cuándo pierde?” Captó la intención y explicó: “Se juega para ganar o perder, lo interesante es jugar. Como en las elecciones del país, se puede ganar y se puede perder. Es la democracia.” “¿Ud. está preparado para perder?” repregunté: Con su tradicional serenidad y sonrisa, dijo: “Le repito, se puede ganar o perder. Es la democracia”. Habló de la trascendencia de respetar, como demócrata los resultados. Señaló la alternabilidad en el poder, imprescindible en una democracia como la nuestra. Insistió: “El poder Legislativo, debe ser autónomo e independiente”. Después, expresó preocupación por los problemas de la justicia: el retardo procesal, el hacinamiento en las cárceles, el maltrato al detenido y demás; señaló la necesidad de dar cumplimiento a toda la legislación que se había hecho en democracia. Fue una importante y gran experiencia.
Nosotros, los latinoamericanos, emotivos y pasionales, nos resulta factible, equivocarnos más a menudo. Debemos votar con la razón. Investigar ¿Cómo es la vida de quien nos quiere dirigir? Conocer su trayectoria. Importante: el aprendizaje obtenido en este tiempo. Gente que pueda cumplir con la antigua sentencia griega: “Conócete a ti mismo” para no ser incoherente: ser rico es malo, y roban para enriquecerse. Creen en los Mandamientos de la Ley de Dios y mienten, permanentemente. Dicen ser comunistas lo proclaman y aman la vida burguesa. ¡Congruencia amigos lectores! Imprescindible recordarlo, para no volver a errar.
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