OPINIÓN

EMPRENDER A PESAR DE LA CRISIS

POR: ESTÉFANO LOBRACE FONTANA

Ing. Industrial

La palabra “CRISIS” es quizás la que los venezolanos hemos utilizado más en los últimos años y la que se vuelve tendencia en cada tertulia cuando vemos que el resto del mundo esta en un proceso de expansión, alianzas y crecimiento económico, mientras los venezolanos tenemos la sensación de que nos estamos empobreciendo aceleradamente y caminando en dirección opuesta al resto de la humanidad.

Venezuela ha vivido más de 20 años de desempeño económico sin rumbo, caracterizado por cortos episodios de crecimiento que los ciudadanos han buscado aprovechar de la mejor manera, convirtiéndonos en un País con desempleo agravado, fuga de talento, condiciones laborales inestables, elevada inflación, destrucción del salario mínimo, desigualdad social, deterioro de los servicios públicos y asistenciales y una notable falta de credibilidad en los actores públicos. Existe un sentimiento generalizado de frustración y desesperación colectiva ante la incertidumbre y la falta de medidas coherentes que obedezcan a un plan de desarrollo estructurado que involucre a todos los niveles de Gobierno y la ciudadanía. Se requiere un plan de acción que de respuestas a los problemas que día a día aquejan a la sociedad y poder romper ese sentimiento de desestimulo que se apodera de la población ante la no posibilidad de visualizar alguna solución a sus problemas más básicos y elementales.

Todas las acciones del Estado y los venezolanos en los próximos años deben estar orientadas fundamentalmente a generar un crecimiento sustentable y sostenido, proyectados en corto, mediano y largo plazo, con objetivos claramente definidos donde los ciudadanos puedan percibir una recuperación económica real que sirva para estimular la inversión y generar oportunidades de bienestar y prosperidad para todos los venezolanos.

En este escenario, emprender no puede tratarse como un concepto de moda. Muchas personas deciden tomar esta vía, simplemente pensando que puede constituir una vía de aumentar los ingresos familiares y así intentar cubrir las necesidades del núcleo familiar. El emprendimiento debe nacer de una idea clara debidamente estudiada, donde permita al emprendedor desarrollar sus habilidades o talentos para colocar productos o servicios de calidad en el mercado local, debido a que es este es el que le permitirá el acceso más rápido para poder capitalizar la inversión y proyectar su marca. Este proceso aunque parece fácil y sencillo, es en realidad complejo y requiere de compromiso y disciplina. El emprendedor debe esforzarse por conocer cada una de las variables que pueden influir sobre su emprendimiento, lo que requiere preparación y estudio.

Como en todo proceso de vida, si el propósito que se persigue con el emprendimiento no esta establecido claramente, por mucho que se le de un buen impulso inicial, cualquier variable del entorno puede afectarlo fuertemente convirtiéndolo en vulnerable y volátil. En este sentido, es necesario poder prever dónde están las etapas críticas y trazar un plan de acciones alternativas que permitan minimizar el riesgo de poner en peligro el funcionamiento del emprendimiento.

A menudo la ilusión es el motor del emprendedor, actúa como agente motivador del sueño que uno desea ver realizado. La ilusión se convierte en esa energía de empuje que te ayuda a salir adelante y a realizar proyecciones futuristas, basado en lo que se pudiera creer es un plan perfecto. Pero muchas veces, este plan se desinfla muy rápidamente, simplemente por qué no fuimos capaces de valorar adecuadamente alguna variable y estas situaciones generan en el emprendedor sentimientos de frustración y pánico que terminan convirtiéndose en miedo. A diferencia de la ilusión, el miedo actúa como un agente paralizante e inhibe de tomar buenas decisiones, puesto que nos hace ver todo de manera fatalista y desordenada. El emprendedor debe ser capaz de poner los pies sobre la tierra, analizar su realidad y tomar las acciones acertadas que permitan establecer un equilibrio entre el miedo y la ilusión. A medida que se van consiguiendo pequeños objetivos, el coraje se capitaliza y se recobra esas ganas de seguir adelante, a pesar de los adverso que pudiera parecer todo.

Estamos consumidos actualmente en una cultura de desesperanza y queja, nos hemos acostumbrados a resaltar todo lo negativo y minimizar lo positivo. Nuestra tierra cuenta con gente muy capaz, de verdadero talento y sentido crítico, capaz de innovar y con herramientas suficientes para salir adelante ante cualquier crisis, pero para eso debe ser capaz de analizar cuidadosamente que su emprendimiento sea capaz de adaptarse rápidamente a los cambios del mercado y al gusto de consumidor, generar un valor agregado que impacte por encima de la competencia, establecer alianzas que garanticen la estandarización de los procesos, entender que el mundo digital debe estar presente pero no todo el negocio gira alrededor de las redes sociales, negociar condiciones favorables para el desarrollo del modelo de negocios, pero sobre todo, ser organizado; si no se planifica, estudian, evalúan y controlas las operaciones del emprendimiento, será simplemente una idea que naufragará en el mar de la incertidumbre traduciéndose en pérdida de dinero, tiempo y esfuerzo de los involucrados.

Las caídas durante este proceso deben ser para aprender, levantarse y continuar. Un fallo en el análisis no puede etiquetarte de fracasado, no puede robarte toda la motivación de seguir adelante. Los fracasos deben tomarse como oportunidades para aprender y fortalecer el empeño y las ganas de tener un modelo de negocios exitoso, eso solo lo podrás lograr si tu proyecto es fruto de la verdadera pasión, si estas comprometido realmente con tu proyecto; sino ante la primera dificultad claudicaras y te rendirás.

Seguramente has escuchado la frase de que en las crisis se crean oportunidades, y quizás te estés preguntando Cómo puede interpretarse eso dentro de nuestra realidad. En primer lugar, en un país totalmente dependiente de las importaciones se abre una oportunidad única para los pequeños productores locales, pequeños empresarios y artesanos de solventar problemas de abastecimiento con productos de calidad a mejor precio, impulsando y promoviendo la aparición y desarrollo de marcas locales. En segundo lugar, tenemos la aparición de legislaciones que promueven y protegen la aparición de emprendedores, exonerando los impuestos directos, que en su mayoría son los que impactan de manera importante a los negocios establecidos; lo que constituye una ventaja estratégica que debe aprovecharse por el lapso de dos años que permite la ley. Otras razones que pudieran capitalizarse para emprender en estos momentos a pesar de la crisis, son los bajos salarios, lo que pudiera representar una oportunidad de crecimientos importante para aquellas personas que cuentan con habilidades y talentos para desarrollar una actividad; así como, la posibilidad de ocupar espacios comerciales dejados por negocios que no pudieron adaptarse o superar las diversas crisis que hemos vivido en los últimos años.

Es el momento de creer en nuestros talentos y en esta tierra llena de oportunidades y recursos, donde se desarrollen modelos de negocios que permitan diversificar y dinamizar la economía de nuestras regiones, dando paso a tierras que sirvan de atractivo para nuestros jóvenes, creando tiempos de oportunidad y bienestar para todos los ciudadanos.

Estéfano LoBrace Fontana

Ing. Industrial

C.I.V. No. 96.293

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