En Navidad regálate cambios
El nacimiento de un Rey Divino. El inicio de un mundo de amor. Eso debió ser la llegada del Mesías que reclamábamos con vehemencia ante la barbarie humana reinante; sin embargo, resulta que 2022 años después, aquí seguimos entre odio, miseria, envidia, abuso y muerte. El cambio fue a cuentagotas en unos pocos. Solo cambios personales que no llegan a ser transformadores…
El mundo sigue ahí inerte ante la falta de amor, inmutado ante la destrucción de su base fundamental y natural: la familia. Ciego ante la muerte, omisivo ante las guerras que desde su creación no cesan, dejando a su paso destrucción, muerte y tiñendo la tierra con sangre inocente.
La opulencia se solidifica, el abuso de poder es el plato preferido del mundo, nada cambia.
Los Miserables de Victor Hugo siguen su marcha sin detenerse para cambiar. Haitianos, nicaragüenses, cubanos, africanos, venezolanos, ucranianos, entre otros tantos, son el espejo vivo de esa miseria.
Nada cambia. Ahora el discurso de esperanza es una nueva llegada mesiánica, un apocalipsis que limpie a ras la tierra para que pueda volver a renacer. Lo que sí está claro, es que mientras esperamos la nueva llegada de nuestro Señor para que intervenga con su divinidad este mundo enrarecido, no hacemos nada para cambiar.
Aprovechemos esta Navidad para que cada uno de nosotros cambie su visión de vida, nos limpiemos internamente, aflorando un espíritu bondadoso, humilde, ético; nutrido de la necesidad de que los de abajo miren hacia arriba, que levanten su cabeza para avanzar, para aspirar a ser mejores y alcanzar la cima; mientras que los de arriba miren hacia abajo y reconozca que el mundo no es de unos pocos sino de todos, y tender manos, crear y nutrir sus corazones con amor.
Que esta navidad sea de cambios individuales para que el colectivo llegue de la mano de cada uno de nosotros, transformando hogares, ciudades, naciones y al mundo entero.
