Podría decirse que en Venezuela está encaminado un plan para que nada cambie, para que quienes quieren quedarse, se queden, y quienes quieren asumir un nuevo compromiso de libertad y gobernanza en el país, se rindan. Recordemos entonces que nunca nada se acaba hasta que se acaba.
Yo diría que, ninguna de las dos creencias, está alejada de la realidad, sin embargo, las mejores decisiones ya se están tomando para que ese plan se desborone, y así la alianza unitaria y democrática logre asumir el poder tal como lo establecen las leyes de la nación.
Una gran señal nos deja esta popular frase del beisbolista estadounidense Yogi Berra, icono de los Yankees de Nueva York: “Esto no se acaba hasta que se acaba”. Una expresión que se usa en contiendas deportivas, pero también en cualquier aspecto de la vida común, para indicar que no hay que darse por vencidos, ya que las cosas pueden cambiar de repente, por ello transmite la premisa de que no hay que rendirse o dar algo por terminado antes de que realmente haya terminado. Mientras aún haya una posibilidad, no se debe asumir que todo está perdido. Es un recordatorio de mantener la esperanza y el esfuerzo hasta el final.
Los venezolanos están dispuestos a demostrar una vez más que son capaces de defender su país hasta el final y capear un tenebroso temporal de abusos poselectorales, pero, sobre todo, está dispuesto a sobrevivir a la amenaza de la tiranía. No olvidemos que durante un cuarto de siglo los ha enfrentado, y lo seguirá haciendo, de ser necesario, solos, de ser necesario, con ayuda internacional.
El posible desánimo de sus aliados de intervenir en la búsqueda de una salida pacífica y negociada a corto plazo, que lleve a la asunción presidencial de forma democrática el próximo 10 de enero, será sorteado; porque el pueblo de Bolívar aprendió a luchar con uñas y dietes por sus derechos sociales y económicos. La historia no miente. No pasen por alto la sabia frase de Berra, “esto no se acaba hasta que se acaba”.
La disidencia revulsiva que enfrenta al régimen, quiere un cambio, lo está intentando y lo va a terminar haciendo. Esa es la determinación de un pueblo unido en torno a una decisión que ya fue tomada y certificada con pruebas en mano. Esa es la voluntad de sus dirigentes y de toda la nación.
Venezuela y su pueblo, unidos en su causa común y en su necesidad de darle un vuelco a su historia política reciente, con determinación defenderá a muerte la restitución de su estado de derecho, ayudándose mutuamente como compatriotas hasta el límite de sus fuerzas, pese a que una significativa parte de su fuerza armada haya sido enajenado por el poder, la ambición, el desgobierno y el antipatriotismo; llevando a su pueblo como corderos a los terribles paredones del SEBIN, brazo ejecutor del espantoso aparato de control del régimen.
Pero como lo dijo el primer ministro británico, Winston Churchill, en aquel celebre discurso ante el parlamento: no hemos de flaquear ni quebrantarnos, hemos de continuar hasta el final.
“Pelearemos en Francia, pelearemos en los mares y los océanos, pelearemos con cada vez más confianza y mayor fuerza en el aire, vamos a defender nuestra isla sin importar cual sea el precio. Lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. Nunca vamos a rendirnos”, vociferó en esa oportunidad el gobernante europeo; pues ahora hay que entender que así como los venezolanos pelaron en los centros de votación por cada acta electoral el pasado 28 de julio, así como se han enfrentado al poder represivo del régimen, soportando estoicamente y con valentía en los calabozos de sus inhumanas cárceles, todo tipo de vejación; así como sus líderes opositores han logrado aglutinar una alianza internacional para luchar contra el golpe de estado dado por el régimen y sus secuaces en la pasada elección presidencial, cuando no se reconoció la victoria de quien es en este momento el presidente electo democráticamente y por mayoría absoluta por los venezolanos; no hay que rendirse. El juego no se acaba hasta que se acaba. La victoria definitiva de este mal paso social está muy cerca.
Y si no fuese así, que no creo, entonces, Venezuela, cuna de libertadores, armada de coraje continuaría su lucha hasta que cuando Dios disponga que su devastador régimen con todo su poderío y fuerza, caiga y de paso a libertad de un pueblo oprimido y famélico que luchó hasta el final para cobrar su victoria. No lo olviden “Esto no se acaba hasta que se acaba”.