La intimidación que el régimen de Nicolás Maduro emprendió en contra de los venezolanos que están dispuestos a votar para salir de una vez por todas de la pesadilla que les ha hecho vivir el socialismo del siglo XXI, al igual que los descarados ataques en contra de sus líderes, es sencillamente abusiva, aberrante y criminal; pero era de esperarse, porque es evidente que Venezuela vive desde hace tiempo una dictadura con visos de democracia, que busca por las buenas o por las malas quedarse en el poder.
La buena noticia es que esta intimidación está develada y dibujada en los encarcelamientos injustos, en las desapariciones forzadas, en el cierre de locales y hoteles; acciones violatorias de todo derecho y que tienen que ver directamente con la colaboración que los dueños de estos establecimientos o líderes sociales tengan a bien prestar a las caras visibles de esta gran batalla opositora: María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.
Sin embargo, todo este arsenal de acciones criminales solapadas por instituciones secuestradas desde hace más de dos décadas por el chavismo, parece no afectar la esperanza de los venezolanos dispuestos a acudir a las urnas este 28 de julio.
Una gran mayoría de venezolanos cansados de todo lo malo que ha traído consigo el socialismo impuesto por el chavismo, están listos en la línea de partida para salir el domingo 28 de julio bien temprano a votar por un cambio, y ese cambio tiene un solo nombre: Edmundo González Urrutia.
No hay vuelta atrás, ni los llamados de violencia de Maduro advirtiendo que si no votan por él correrá la sangre en el país ni que ganará por las buenas o por las malas a detenido la intención de voto en contra del régimen madurista, cuyo rechazo está cerca del 60 por ciento del sufragio.
Otra cosa que está muy clara es que en la era de Instagram, Facebook y X, el manejo de la información manipulada podría, sino se está preparado, afectar la intencionalidad de acudir a votar y sucumbir ante el amedrentamiento del régimen de Maduro. La gente no está protegida mentalmente y cae ante su dominio. “Lo publico, luego veo” parece ser la consigna chavista.
Se habla dentro de esta enorme autopista web de múltiples canales en lo que se ha convertido la Internet, del microshock, el efecto en serie que se persigue para mantener la sed pública de escándalos basados en mentiras como una supuesta enfermedad del candidato opositor, como la renuncia de alcaldes, imágenes y videos manipulados para ocultar la falta de convocatoria y enormes titulares publicados por diarios de corte oficialista que malinforman de una diferencia en votos a favor de Maduro sobre Edmundo que ronda los 30 puntos, cuando la realidad es contraria .
Las redes sociales son el escenario idóneo para utilizar dicha plataforma, que entrega el anonimato que necesitan, para manipular sacando de contexto algunas situaciones como la falta de convocatoria del chavismo, concentraciones escuálidas que los canales de televisión afectas al régimen(casi todos) y las redes sociales divulgan de manera irracional, como añadir segmentos en las fotografías que alarguen las concentraciones, tomas muy cerradas, y el colmo, concentraciones de celebraciones deportivas de otros países como si se tratase de una convocatoria chavista.
Estas publicaciones y trasmisiones son solo microshock donde lo que resalta es “Nico” bailando al lado de “Cilita” con cara de muy pocos amigos.
Detrás de un gran número de perfiles de Instagram con contenido político, se observa mucha noticia falsa, se publican encuestas alteradas que dan como ganador a Nico por paliza, cuando la realidad en la calle y en los sondeos serios, repito, es otra.
En el mundo electoral venezolano de hoy, “la intimidación” se exteriorizó de forma abusiva y criminal, y ha caído en la endeble diferenciación entre lo ilegal y lo aberrante”.
Pero que no se olvide que desde que todo el mundo tiene un celular en la mano, la intimidación sobre las figuras públicas opositoras está siempre a un paso de convertirse en viral, que favorecen al cambio, como los vídeos donde se procede a practicar las detenciones arbitrarias de seguidores de MCM y Edmundo, o cuando Maduro, saludando al viento, recorre calles vacías rodeado de un minúsculo grupo de adeptos.
Afortunadamente estos shows propiciados por el régimen en los medios de comunicación masivo, buscando atemorizar y confundir al elector para que desista de acudir a votar este 28 de julio, son fugaces; y mañana será bonito cuando el cambio se concrete y haga que los venezolanos poco a poco vayan olvidando esta terrible pesadilla que los hizo vivir una época peor que la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Pero nada cambiará si los venezolanos no salen a votar, porque la salida para esta nación sigue siendo la electoral, y el gran protagonista de la anhelada victoria opositora es el pueblo venezolano consciente de que la hora es ahora y el voto es la espada que los llevará a la libertad.