miércoles, mayo 1, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

La muerte de Villavicencio

 

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Un periodista aguerrido, incisivo; un candidato favorito, ensordecedor no intimidable cae y da sus últimos suspiros. Tras de él sus guardaespaldas, seguidores y curiosos se resguardan, algunos de ellos ensangrentados. Todo fue rápido. Todo fue sorpresivo, pero no evitable.

No valió un cerco de seguridad. Hubo errores que de no cometerse pudieron evitar esta emblemática muerte; puede que así haya sido, sin embargo, pasó y Fernando Villavicencio, uno de los ocho candidatos a la presidencia de Ecuador está muerto a escasos 11 días de celebrarse el proceso electoral, cuyo resultado podría darle otro rumbo a la terrible inseguridad que viven los ecuatorianos. Con el ataque desproporcionado contra Fernando queda mal herida la esperanza de que ciertos actores políticos no sigan socavando el bienestar de un pueblo cada vez más indefenso ante el poder de las mafias políticas alimentadas del narcotráfico que amenaza a uno de los pueblos de Bolívar. Podría decirse que a Villavicencio su “valentía” lo llevó a la tumba.

Decía ante las cámaras la esposa del político de centroderecha abanderado presidencial del movimiento Construye, Verónica Sarauz, tras su cobarde asesinato: falló la seguridad, cómo lo trasladan en una camioneta sin blindar con la simple excusa de que la que había estaba ocupada. Y fue así como una ráfaga de disparos hacia las 06:20 hora local del día 9 de agosto, al salir del colegio Anderson en Quito y montarse en un vehículo aún rodeado de escoltas; acallan la voz de Villavicencio.

Cuál es el rosto de Ecuador tras este nuevo hecho sicarial que los priva de una esperanza: un pueblo atónito ante la inesperada pero segura muerte de su candidato. Un golpe flagrante al Estado de derecho ecuatoriano.

En Ecuador, al asesinato de Villavicencio se le suman las mortales revueltas en las cárceles en medio de guerras cruzadas entre pandillas, los asesinatos a dirigentes políticos y funcionarios, y una crisis política y social que ha llevado al presidente Guillermo Lasso a la disolución de la Asamblea Nacional y a decretar estado de excepción en el país andino para combatir un enemigo que cada vez se hace más presente en sus calles: la violencia y el crimen organizado.

El 4 de agosto su comando de campaña había informado a través de un comunicado que Villavicencio seguiría recorriendo las provincias del país pese a las amenazas de muerte que «seguía recibiendo de grupos criminales». Muy “valiente” sí era su candidato.

A quién enfrentaba Villavicencio: A un grupo de candidatos ansiosos por ganar poder, incluida la de Rafael Correa, Luisa González, que ya es mucho decir.
A Adolfo Macías Villamar alias Fito, un narcotraficante cabeza de la banda Los Choneros que mantiene nexos con el Cartel de Sinaloa en Ecuador, quien aún encarcelado se dice que tiene la mano puesta en todo el aparato político meridional hasta lo más profundo. ¿Un nuevo Pablo Escobar en Ecuador?

También se enfrentaba al temor de un pueblo inseguro y sin bienestar, que ya comienza a parecerse al desesperanzado pueblo venezolano, donde aún no se registran situaciones similares, pero no está excepto de la violencia y el control del narcotráfico desde las cúpulas de poder.

Quién era Villavicencio y por qué su potente voz era tan temida. Un periodista y exdirigente sindical de 59 años, que no contaba con una larga trayectoria en cargos electivos, pero sí con un amplio recorrido en el ámbito público por su labor periodística y su compromiso con el combate a la corrupción. Ocupó un escaño en la Asamblea Legislativa, desde 2021 hasta su disolución este año, que enarbolaba una bandera de esperanza bajo el lema “Es tiempo de Valientes” al frente del Movimiento Construye, como candidato a suceder a Lasso en la presidencia.

Para Villavicencio Ecuador se había convertido en un «narcoestado», por lo que entre sus propuestas electorales estaba restablecer la seguridad con las fuerzas armadas y la policía en las calles, y paralelamente emprender una lucha contra lo que denominaba la «mafia política».

«Hoy Ecuador está tomado por Jalisco Nueva Generación, el Cartel de Sinaloa y también la mafia albanesa. Es decir, queda claro para América Latina, lo mismo que en Colombia y en México, que no es posible que el narcotráfico se instale en una sociedad y la someta sin el contubernio y la connivencia del poder político», decía en mayo de este año ante las cámaras de CNN en Español.

Por su parte el presidente Lasso reaccionó contundentemente tras el asesinado: el proceso electoral no se detiene. Estas acciones criminales solo buscan sabotear las elecciones, provocando una crisis política, pero no les servirá de nada.

Este asesinato además de conmovedor e indignante es un hecho grave para la Región, ya que pone en jaque la democracia ecuatoriana y prende alertas en América Latina. Bien lo dice el dicho cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo.

Recordemos que Villavicencio fue autor de numerosas denuncias contra la corrupción y el narcotráfico, entre ellas, denunció a Alex Saad y sus conexiones con el régimen venezolano en casos de corrupción y narcotráfico, también pidió investigar a la candidata  ecuatoriano a la asamblea Raisa Vulgarín, muy cercana al ex presidente Rafael Correa y salpicada con el caso de Nicolás Petro, quien es pareja de Camilo Burgos, primo de Nicolás Petro, ambos piezas claves en el caso del narco financiamiento a la campaña presidencial de Gustavo Petro, acusados de trasladar el dinero proveniente de narcos que operan en el Atlántico colombiano, y que recibía el hijo del presidente Petro. Villavicencio también realizó varias denuncias contra el expresidente Rafael Correa, hoy refugiado en Bélgica, y que resultaron en la condena a ocho años de prisión en ausencia para Correa. Días antes Correa había escrito un trino dirigido a Villavicencio: pronto se te acabará la fiesta, nuestra venganza personal será contundente. ¿A qué se refería? Eso lo descifrarán las investigaciones que están recibiendo la colaboración del FBI a petición del presidente Lasso.

Finalmente, que le toca a Christian Zurita, luego de superar su primer escoyo ante la autoridad electoral de Ecuador, quien decidió darle vía libre a sus aspiraciones presidenciales en reemplazo del dirigente político asesinado, al desestimar un recurso que presentó la fuerza izquierdista del exmandatario Rafael Correa para impedir su candidatura.

El correísmo aseguraba que Zurita aparecía inscrito con el partido centroderechista Renovación Total (Reto) y no con Construye, que da el aval presidencial, por lo que estaría incurriendo en doble militancia, señalamientos que Zurita revertió demostrando que el documento que lo vinculaba con Reto era falso.

Construye expresó en la red X que “la reacción vil y desesperada del correísmo en todos los días posteriores al asesinato (de) Fernando, incluida esta impugnación, es la confirmación de que somos la candidatura más temida por las mafias”. Nada descabellada la aseveración.

Amanecerá y veremos… ojo con ser convidados de piedra ante el enquistamiento del crimen organizado y el narcotráfico en las instancias de poder en los pueblos de América. “Es Tiempo de Ser Valientes”. Confiemos en que los pueblos de América no reediten acontecimientos políticos tan cobardes y viles como la muerte de Villavicencio. Amén que así sea.

Foto/Tomada de la Web

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