lunes, mayo 6, 2024
OPINIÓN

LIMYUTH EN EL DARIÉN            

POR:  EMIRO ALBORNOZ LEÓN

Periodista

El drama vivido por la joven zuliana Limyuth Salazar Vilchez en la selva del Darién,  hija de una luchadora social como es la Concejal suplente Milagros Vilchez, en búsqueda del sueño americano,  es la demostración más clara y evidente de la tragedia que vive Venezuela por el desastroso desempeño económico económico del régimen de Nicolás Maduro.

Gracias a Dios el llamamiento desesperado que formularia esta angustiada madre a los organismos internacionales y al mundo  al tener conocimiento del colapso de la salud de Limyuth durante su travesía por la sinuosa región panameña,  encontró eco y la joven pudo ser auxiliado y llevada a un centro donde se recupera satisfactoriamente.

Limjuth forma parte de esos siete millones de venezolanos,  en su mayoría jóvenes,  que se han visto obligados a huir de su propia patria con el doloroso sentimiento de abandonar a sus padres, a la familia, a los amigos, porque en el país que los vio nacer sus gobernantes no le garantizan un futuro seguro.

Un país donde el presidente y la camarilla comunista que lo apoya achaca las culpas del desastre económico al gobierno norteamericano, a los europeos y hasta a la oposición  democrática para no admitir que es la aplicación de un modelo económico fracasado,  unido a una devastadora corrupción,  lo que ha llevado a esta situación de crisis económica y social que no tiene parangón en la historia republicana de Venezuela.

Los venezolanos y el mundo pudimos escuchar la desgarradora versión ofrecida por la progenitora de Limyuth, tratando de convencerla que no partiera fuera de su patria, que tuviera paciencia, que esto iba a cambiar, aún cuando ella sabe porque es una profesional bien formada,  que eso no es posible en este país mientras esta depredadora marabunta revolucionaria se encuentre en el poder.

Pero cómo no se van   de su patria grande    unos jóvenes que hacen un gran esfuerzo en culminar sus estudios universitarios o de otros órdenes si luego no consiguen empleos y tienen que ponerse a trabajar en lo que salga o a «marañar», término puesto en boca en esta Venezuela de la «revolución bonita» como la llamaba el iniciador   del proyecto de destrucción del país,  de cuyo nombre no quiero  ni recordarme y quien hoy no es más que un mal recuerdo.

Cómo  no salen huyendo unos jóvenes que si logran conseguir trabajo en lo que sea,  el salario que devengan no les permite otra cosa que sobrevivir en las peores condiciones.

Como no van a huir unos jóvenes,  como Limyuth, que llegan cansados a sus hogares luego de agotadoras jornadas de trabajo y se consiguen que no tiene servicio eléctrico porque este régimen destruyó uno de los servicios más eficientes que podía ostentar cualquier país del mundo avanzado. Pero tampoco cuentan con agua para asearse porque con eso también acabaron.

Pero lo peor es saber que no pueden alimentarse como Dios manda porque esta revolución puso a pasar hambre a más de las tres cuartas partes del país.

Limyuth Salazar es el ejemplo de esta Venezuela en la decadencia que tendrá que seguir penando hasta diciembre del año entrante cuando los venezolanos saquemos  a Nicolás Maduro  a punta de votos democráticos porque éste no es capaz de renunciar a su mandato,  muy cuestionado por cierto,  para permitirle al país una salida a esta deplorable situación.

Post data: este cronista conoció la versión según la cual Limyuth no quiere regresar a Venezuela. Luego de recibir atención y recuperarse, decidió  seguir  adelante en su camino al país de la la libertad y el progreso. Limjuth no quiere saber nada de una Venezuela,  muerta de hambre,   donde se acaban de robar 23  mil millones de dólares  de petróleo sacado por vías  subrepticias y el poderoso jefe de la banda de desfalcadores no es encausado y nadie sabe dónde se encuentra.

 

Emiro Albornoz León/Periodista

[email protected]                      

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