OPINIÓN

LOS QUE PARTIERON…

 

POR: DR. PEDRO DUARTE

Hace unos días conversaba con una persona de mi alta estima varios   de esos temas que podemos llamar ancestrales como la vida, a qué vinimos a este mundo, cuál es nuestra misión y de manera especial nos detuvimos en uno que por nuestra condición de Seres racionales, de haber sido hechos para la eternidad, nos cuesta aceptar como algo natural, que forma parte de un ciclo vital, me refiero en este caso a la muerte.

El Sacerdote Católico y Psicólogo Ignacio Larrañaga, en su libro “Del Sufrimiento a la Paz” , en uno de sus capítulos hace referencia de una manera muy hermosa al hecho de que el único Ser sobre la tierra que se hace problema ante este acontecimiento que algún día llegará es el Ser Humano, colocando el ejemplo de cómo animales fuertes y feroces como el Antílope cuando sienten cercana la muerte, se aleja pacientemente ubicándose en un espacio cómodo a la sombra de un árbol, allí se recuesta hasta que llega el momento donde cesa, concluyendo el Padre Ignacio que, no es un morir sino un cesar. Claro que desde la perspectiva de fe cristiana, la dimensión es aún mayor pues es un paso necesario para el encuentro con el Padre Creador, para la vida eterna que en algún momento todos los Seres Humanos tendremos que dar.

Llega a mi mente en este momento la conversación que sostuve hace unos cuantos años con un gran amigo, el Sacerdote Católico Hugo Castillo, hombre estudioso no solamente de Filosofía, Teología, Educación, sino también especialista en ética, quien a propósito de este tema en ese momento me decía: Pedro, nosotros no estamos aquí ni un minuto menos ni un minuto más de lo que nos toca y así es, unos nacen y mueren el mismo día, otros a los 20 o 30 años y algunos  afortunados a los 100 y hasta más de 100 años. Es el gran misterio de la muerte, algo superior a nuestra mente que desde nuestra finitud nunca podremos descifrar y en cuanto a lo que viene después de ella confiamos plenamente que es ese encuentro personal con nuestro Creador. Como es o que se vive después de ese momento? Recuerdo a mi Papá en una de nuestras conversaciones cuando en la sabiduría propia de sus 83 años, sin ningún estudio de Teología me dijo, Pedrito todavía no se ha regresado el primero a decir cómo es eso. Le contesté a Papá: No vamos a profundizar en esto y sigamos viendo el boxeo que está bueno y en cuanto a lo que Ud. plantea, solamente agrego lo que dijo Cristo nuestro Redentor: Todo aquel que cree en mí, aunque haya muerto vivirá y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre.

Es increíble la cantidad de personas cercanas que han partido a la eternidad en los últimos tiempos, unos por la Pandemia del Covid-19, otros en fatales accidentes, otros por batallas duras contra enfermedades de pronósticos terribles donde la fe y la esperanza juegan un papel fundamental para sobrellevarlas, aun cuando en el fondo estamos conscientes de cuáles serían los desenlaces. Pega duro esto, pues la vida es  bella como lo representa esa hermosa película de este gran actor y director italiano Roberto Benigni, donde construye una maravillosa fantasía para proteger a su pequeño Hijo en un campo de concentración nazi, es decir a pesar de todas las vicisitudes propias  de la vida, debemos ser creativos y nunca perder la alegría que nos da Dios con el hermoso Don de la vida. Por ello nos aferramos a la vida y nos cuesta aceptar con serenidad el hecho de que muchos cercanos ya no están.

Viendo la película de dibujos animados COCO, que considero deja extraordinarios mensajes, uno que me llamó la atención y me dejó reflexionando por varios minutos, es la escena cuando en el más allá se encuentran dos personajes y de manera repentina uno de ellos ya muerto, en el mas allá como lo dije, comienza a desintegrarse, él no entendía por qué y el amigo con quien conversaba le hizo ver que simplemente lo que le sucedía era que ya lo habían olvidado. En ese momento Yo llamé a ese episodio la muerte después de la muerte y en oportunidades cuando me ha correspondido asistir a un Campo Santo, veo lápidas de años y años de abandono por parte de sus Familiares, de sus allegados y sin ninguna intención de juzgar, me pregunto en ese momento ¿se recordarán todavía de ellos? y regresa nuevamente a mi mente la escena profunda de esta película, pues de verdad es como que si hubiese una muerte más allá de la muerte, esto pasa cuando olvidamos a nuestros Seres queridos que han partido. Cuidemos de mantener esos recuerdos bonitos de aquellos que compartieron con nosotros y que hoy se unen desde otra  dimensión en el marco de la comunión de los Santos, pero la vida sigue, lo obra continúa como decía Charles Chaplin y debemos vivirla a plenitud  antes de que baje el telón y termine la obra de teatro también para nosotros.

En el hermoso libro “El mundo de Sofía” del autor Jostein Gaarder, en el capítulo correspondiente al Jardín del Edén, nos hace referencia de que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda y enfatiza que mientras más quiero vivir recuerdo que algún día voy a morir y mientras más recuerdo que voy a morir con mucha más fuerza quiero vivir.

El filósofo alemán Martin Heidegger afirmaba que el Ser Humano no es alguien que muera, sino que en sí mismo es un Ser para la muerte, significando con ello que la muerte más que una situación que encontraremos al final de nuestra vida, es una línea de meta a la que estamos abocados. Podemos decir que el constante intento de dejar huellas en el mundo, el miedo a perder nuestros Seres queridos o sencillamente, el miedo a dejar de existir son el ejemplo palpable de su constante presencia, esta es una presencia incómoda; tardamos años en entender todo lo que implica nuestra mortalidad, que nuestra vida algún día tendrá un final y en muchas oportunidades encontramos a quienes nunca llegan a tomar consciencia de este hecho, aun cuando esté llamando a su puerta, pues duele nuestra finitud, nos hace sentir efímeros, vulnerables y por ello no la soportamos. Hacemos de la muerte un evento que por mucho que se repita, siempre parece sorprendernos.

El gran filósofo Aristóteles al final de su vida, conversando con sus discípulos les muestra que si el Individuo ha seguido el camino de la filosofía, la muerte es solo el momento en que el alma se libera del cuerpo y se une a su Creador.

Quiero finalizar esta reflexión con la respuesta que dio el Papa Francisco en una entrevista reciente a un Periodista Argentino, con motivo del Décimo aniversario de su Pontificado, a la pregunta “Su Santidad le tiene Usted miedo a la muerte” a lo cual respondió “No, pero si le tengo miedo a no verla llegar, quisiera cuando llegue el momento estar consciente y verla llegar”.

Honor y Gloria a los que partieron… estarán presentes por siempre en nuestros corazones.

Dr. Pedro Duarte

Abogado.

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