jueves, marzo 28, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

Mi Listón Verde

Una campaña humana y bastante virtual, difundida en todas partes con un vistoso listón verde, está puesta en marcha ante el auge de la violencia contra niños y adolescentes, y la misma acapara la mirada de muchos. Esto es plausible, y sobre todo por ser una iniciativa acogida en varios países de Sudamérica. ¿Pero es esta la respuesta ante la atrocidad a la que están expuestos nuestros niños? No señores, hacen falta políticas reales de protección a una población tan vulnerable física y mentalmente como son nuestros niños.

El Lazo Verde, es un símbolo internacional utilizado en campañas emblemáticas donde se remarca la obligación de proteger a todos los niños, niñas y adolescentes sobre todo en lo que tiene que ver con el abuso sexual y trabajo infantil, con la idea de no aceptar “ningún acto de vulneración de derechos contra los niños, niñas y adolescentes, considerando que cualquier forma de violencia es PREVENIBLE”, sin embargo, siguen aumentando los casos de niños acosados, violentados y asesinados en el mundo.

En el caso de Venezuela y Colombia, países que me tocan de cerca, la situación se está tornando repugnante, y es que en ambos casos los familiares cercanos en su mayoría son los causantes de estas atrocidades.

En Colombia la violencia contra los niños está llegando a límites inimaginables, como el caso de padres y abuelos sacrificando a niños como corderos por el simple hecho de encontrar una guaca. La periodista colombiana Salud Hernández-Mora advertía en un reportaje muy bien documentado publicado por la revista Semana y que podemos leer en las redes sociales, “puede un país ser normal cuando en lo que va de año asesinan de media a dos niños por día”. Esto está sucediendo en Colombia que hasta septiembre de este año van 426 asesinatos de menores, y otros 211 se suicidaron, según las cifras que cita Hernández- Mora en su reportaje.

Qué nos indigna en Colombia: noticias como la del pequeño Maximiliano de seis años, quien fue torturado y asesinado para ofrecer su sangre a las sombras malignas por ambición en un ritual encabezado por su madre, abuela materna y su padrastro. Recientemente al pequeño Gabriel Esteban lo asesinó cruelmente su padre biológico por venganza hacia la madre que había decidido abandonarlo, asimismo niños y niñas están siendo víctima de “mataneo” o bullying55 en sus colegios ante la mirada indolente de sus maestros. Padres que ofrecen los cuerpos de sus hijas menores a la prostitución para ganar dinero para sus drogas. Padres que mendigan en las calles para recaudar el dinero que necesitan para sus adicciones. Niños alquilados para la mendicidad. Niños desaparecidos y muertos e instituciones incapaces de enfrentar esta grave violación de los derechos infantiles solo por ineptitud y desidia.

En Venezuela las noticias no son diferentes: padres violando y asesinando a golpes a sus hijos solo por satisfacer sus instintos psicópatas de individuos desadaptados. Casos muchos, que con un lacito verde en sus Whatsapp no van a resolver.

Desde hace dos semanas se ha iniciado una campaña en Venezuela a través de las redes sociales bajo la consigna: Las niñas y los niños #NoSeTocan, que ha sido compartida por autoridades y personalidades venezolanas. La motivación surgió ante la indignación que ha provocado las recientes denuncias de abuso sexual en distintas partes del país, y han venido acompañadas de frases de apoyo, información sobre el tema, protestas respecto a la legislación y a la educación sexual.

El castigo para quienes cometen estas atrocidades debe ser real y ejemplar, aislarlos definitivamente de la sociedad, y hacerse cargo, no con más violencia sino con bienestar, de los niños afectados; alejándolos de esos hogares oscuros donde la droga, el maltrato y el abuso están a la luz del día.

Los hechos que despertaron conciencia en Venezuela se suscitaron en las primeras horas del 24 de octubre cuando se encontró el cadáver de una menor de 5 años en un pozo séptico, en La Gracia de Dios del sector Tronconero, municipio de Guacara. De acuerdo a las autoridades, la menor fue víctima de violación y presentaba lesiones provocadas por al parecer un menor de edad que ya fue detenido. También ese mismo día fue capturado un hombre identificado como Arnaldo José Medrano Páez acusado de abusar sexualmente de sus 6 nietas durante varios años. El hecho se dio en Petare, municipio de Sucre, estado de Miranda. Trascendió que el individuo las habría contagiado de una enfermedad de transmisión sexual. Otro caso ocurrió en el mismo día en Los Girasoles, Parcelas del Socorro de la parroquia Miguel Pequeña, donde la Policía capturó a un hombre, llamado José Simón Chacón Osorio, de 44 años, por haber intentado abusar de una niña de 11 años. Los efectivos de seguridad manifestaron que el hombre estaba siendo linchado por los habitantes de la zona. El sujeto tiene un amplio prontuario policial por delitos como hurto calificado, robo, lesiones, posesión de sustancias estupefacientes y psicotrópicas; entre otras.

Ante esta seguidilla de acontecimientos atroces el Movimiento Ecológico de Venezuela anunció su intención de preparar una propuesta sobre la aplicación de la castración química para quienes cometan el delito de violación, un plan que será presentado ante el Ejecutivo y el Parlamento venezolano, mientras el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) informó días antes a estos hechos de la detención de 14 personas -en los últimos 30 días- por explotación sexual, siendo la mayoría de las víctimas menores de edad.

Por su parte el Ministerio de Comunicación e Información recordó que la Fiscalía tiene una línea telefónica para atender las denuncias de maltrato y abuso infantil, un mecanismo que el organismo ha impulsado en las últimas semanas la campaña “Pedofilia es Crimen”, y ha puesto a disposición el número telefónico: 0212-509-8251/Correo electrónico: [email protected], para la emisión de denuncias relacionadas a estos casos.

Las propuestas están en la mesa, las acciones por parte de los organismos policiales están andando, pero a pesar de eso nuestros niños siguen indefensos ante sus padres, vecinos y enfermos mentales que pululan en todas partes. Hace falta más que una campaña de lazos verdes para abrirle los ojos a sus allegados y autoridades para que actúen a tiempo a la hora de vigilarlos y protegerlos ante las amenazas que los perturba dentro de una sociedad por demás obcecada con convertirse en un inframundo de horror y maldad para nuestros niños y adolescentes.