CURIOSIDADES

Muere Jean Malaurie, primer europeo en llegar al Polo Norte

  • Profundo conocedor y defensor del pueblo inuit, se adelantó varias décadas al anuncio de la necesidad de respetar a nuestro planeta. Además, fue editor de prestigiosos investigadores, como Claude Lévi-Strauss.

Tenía 29 años cuando, el 29 de mayo de 1951, llegó al Polo Norte en un trineo tirado por perros. Jean Malaurie, nacido en Alemania en 1922 en el seno de una familia francesa, se convirtió así en el primer europeo para conseguir esa hazaña, que él atribuía en gran medida al guía inuit que lo acompañaba, Kutsikitsoq. Explorador, editor, etnólogo, Malaurie marcó la cultura francesa con sus propias obras y las que se encargó de impulsar, como los libros de Claude Lévi-Strauss .

La familia informó este lunes (05.02.2024) del deceso, a los 101 años, de este defensor de los pueblos originarios del Ártico , con los que tuvo un primer encuentro en 1948, cuando participó en dos expediciones de Paul-Émile Victor a Groenlandia . . Allí conoció al pueblo inuit, con el que se reencontró en 1950 en otra travesía. Su amor por la geología hizo que su guía, Kutsikitsoq, lo apodara «el hombre que habla con las piedras”.

El afecto era mutuo. Malaurie dijo que gracias a Kutsikitsoq «aprendí a escuchar las respuestas de las rocas y la vegetación, sustentando mis reflexiones sobre las relaciones que tienen los inuit con su territorio”. Sus años como explorador -estuvo 18 meses en el seno de esta comunidad aislada, Además de recorrer Siberia- lo llevaron a publicar su gran éxito, el libro «Los esquimales del Polo. Los últimos reyes de Thule”, publicado en 1955 en Francia (traducido al español en 1981).

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Mariposa que regresa

También en el mundo de las letras dejó su impronta. Sus éxitos editoriales le permitieron lanzar una colección prestigiosa, «Tierra humana» (Editorial Plon), que dirigió hasta 2016, y que aún existe, divulgando autores de variadas disciplinas como la geografía, la antropología o la etnología. Además de Lévi-Strauss, vieron la luz bajo su alero obras de Margaret Mead, Theodora Kroeber, Jacques Soustelle y Pierre Clastres. Gracias a ello, ya su carisma y simpatía, Malaurie inició relaciones con todos los grandes exploradores y antropólogos de su época.

Durante un estudio topográfico, Malaurie descubrió una base aérea secreta de Estados Unidos en el Ártico, desde donde despegaban aviones que espiaban a la Unión Soviética. El explorador abogó, toda su vida -y en vano- que ese aeropuerto fuera cerrado. En sus libros además argumentaba que había que proteger a la Madre Tierra, convirtiéndose en un adelantado en la lucha por el cuidado del medio ambiente. En su opinión el planeta “sufre demasiado, se vengará, y se están anunciando las señales”.

Su colección de 15 mil fotografías de Alaska, Siberia y Groenlandia se encuentra en el Museo de Historia Natural de París. Su último viaje al Ártico, para despedirse del pueblo inuit, lo hizo en 1999, tras sufrir un infarto. Años más tarde expresó su deseo de que sus cenizas fueras esparcidas en ese territorio que tanto amó. En una entrevista que dio antes de cumplir 98 años dijo que, tras morir, «quizás volverá transformado en una mariposa».

DZC (Le Point, AFP)

FUENTE: DW

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