No caminemos nunca en línea recta

Bien lo dice Antoine de Saint- Exupéry, en su hermoso libro El Principito, “Caminando en línea recta no se puede llegar muy lejos”. El ser humano por naturaleza es un ser cambiante, aventurero, arriesgado, por ello queda claro que nadie que camine en línea recta puede alcanzar objetivos exitosos.

La idea es buscar durante el camino de nuestra vida aristas de reflexión que te ayuden a crecer como persona y a alcanzar objetivos concretos al hacer realidad tus sueños, con pensamientos abiertos y libres.

Otra frase de Saint- Exupéry aclara excelentemente esta idea, “para ver más claro solo vasta cambiar la dirección de la mirada”.

Podría dejar de lado tomar esta frase y alejarla de una reflexión personal o psicológica, y verlo por el lado científico, aunque tal vez esta frase ensimisma sugiera lo contrario por el lado que se mire determina la necesidad de que tengamos que negarnos a caminar en línea recta. Está comprobado científicamente que los seres humanos no pueden caminar en línea recta, por ello nuestra premisa es más factible de cumplir.

En realidad, obviamente podemos andar derechos, pero porque siempre tenemos un punto de referencia. El sol, un farol, la luna, un árbol, lo que sea, uno camina en relación a eso, y entonces, sí, caminamos siempre en línea recta.

Pero ¿qué pasa si removemos todos los puntos de referencia? Este experimento se hizo, varias veces, y se demostró, aunque no se sabe la razón, que no podemos. Nos desviamos inevitablemente.

Según textos revisados en la internet, se asegura que, “si caminas por un espacio que carezca de referencias, como un desierto o una gran extensión de nieve, e intentas mantener una línea recta acabarás desviándote instintivamente hacia la izquierda, hasta trazar un gran círculo en dirección contraria las agujas del reloj, que acabará llevándote inexorablemente al punto de partida. Eso explica que los cadáveres de los excursionistas perdidos se suelan encontrar en un radio de menos de un kilómetro del lugar donde se perdieron”.

Refieren los expertos en estos temas, que el motivo de que esto suceda es que casi todos tenemos la pierna derecha más larga que la izquierda. También nuestra pierna derecha es más fuerte y flexible que la izquierda, de modo que los pasos que damos con la derecha son imperceptiblemente más largos que los de la izquierda, contribuyendo a que caminemos en círculo.

El excelente escritor Antonie de Saint. Exupéry, como lo que fue, viador, aventurero, periodista, quien falleció a los 44 años cuando su avión fue abatido por la aviación alemana en 1944; expone en su obra una filosofía positiva de la existencia e invita a pensar a la hora de disfrutar de nuestro camino. En este caso, la frase citada al principio nos sugiere que hay que adaptarse al medio y que vivir conforme a las creencias de uno mismo no significa ser inflexible con nadie.

Esta frase hace mención la importancia de equivocarse para aprender y tomar caminos inesperados, sin miedo al riesgo. Mantenerse en el mismo camino no te ayudará a avanzar, sino que alineará tus capacidades y no te permitirá crecer como profesional.

Entonces caminemos en línea recta, pero cuando nos dirijamos a la meta usemos esa libertad que tenemos de tomar nuestras propias decisiones, no para hacer lo que nos dé la gana, sino para echar un vistazo a nuestro lado, mirar también hacia atrás y darnos cuenta el camino que hemos recorrido, qué hemos perdido y qué hemos ganado durante ese trayecto, para que valoremos lo que hemos logrado.

No olviden que la belleza de la vida es como ese desierte al que se refiere Saint- Exupéry: un desierto inhóspito pero que en algún lugar tiene escondido un pozo.