OPINIÓN

NUESTROS CANDIDATOS

POR: ING. GOLFREDO DÁVILA

En nuestros artículos hemos sostenido que el problema principal a dirimir no son las caras bonitas, la imagen del candidato, o si tienen o no un discurso brillante, la derrota de la dictadura pasa por definir tres aspectos fundamentales, que deben ser convertidos en nuestros principales candidatos: la organización y lucha del pueblo, la unión y un programa de cambio pactado.

Caer en la exaltación de figuras al margen de la tragedia que sufre el pueblo suena a irrespeto; la organización y la lucha tienen carácter táctico y estratégico, pues es el instrumento que la gente adopta para defenderse, para expresar a viva voz que las cosas no andan bien y señalan por donde deben ir los tiros; y en sí misma, induce a que sea el liderazgo el que esté obligado a conectarse de verdad con el sentir y los reclamos de la gente. Además, es el único mecanismo para presionar por elecciones libres y lograr el derecho al voto de más de 8,5 millones de venezolanos, que no votarían si las elecciones fueran este domingo.

La unión no es sólo un clamor de las grandes mayorías, es la demostración de que el interés fundamental es el país, pero además también es táctica y estratégica, pues es la única vía para derrotar la tiranía, ayuda a reconciliar a la familia venezolana y a construir un gobierno de unidad nacional que permita enrumbarnos por senderos de democracia, justicia social y desarrollo económico.

Y el programa pactado o acordado entre todas las fuerzas democráticas, entre otras cosas, debe contener: respuestas a la emergencia humanitaria, solucionar los más graves problemas que sufre Venezuela, reinstitucionalizar y recomponer el Estado por los caminos de la ética y la Constitución, la democratización de la sociedad, un plan que conduzca a revalorizar la educación y el trabajo, entre otros valores, que fueron inducidos al extravío y un programa económico dirigido a rescatar PDVSA y las empresas básicas destruidas y que conlleve en forma progresiva, al desarrollo sostenible del país. Si esto es acordado, cualquiera que sea el abanderado, está obligado a cumplirlo.

Si nos enfocamos en estos aspectos, execramos el hegemonismo y el sectarismo que tanto daño han causado, sacamos la diatriba y los dimes y diretes de las redes sociales. La mirada no puede estar dirigida a destruirnos o a dividirnos. Por lo que se aprecia, no se han asomado todos los precandidatos a las primarias y ya comenzaron a siquitrillarlos, cuando sacamos a relucir toda esa retahíla de discrepancias y aspectos negativos, sin darnos cuenta, formamos parte del comando de campaña de Maduro.

Entendemos que hay mucha frustración y decepción acumulada y aprovechamos este tipo de coyuntura política para desahogarnos, y enjuiciar a través de insultos e injurias a quienes creemos son los responsables que la dictadura se mantenga; al mismo tiempo que reproducimos un mal ampliamente criticado, que es la cultura heredada del mesianismo y el caudillismo, es decir condenar a un fulano por no salvarnos. En eso llevamos muchos años, sabemos que el liderazgo democrático ha cometido muchos errores en esta lucha, pero nuestra condena debe ser contra el régimen destructor y debemos convencernos que somos los venezolanos que podemos salvarnos.

¡Ojo! con esto no estamos execrando la vigilancia y la crítica. Cifrar las esperanzas en nuevos salvadores, es un cerco que nos imponemos. Nadie puede estar por encima de un proyecto integral acordado y dirigido a sacar al país del foso donde lo llevó la dictadura.

 

Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular

 

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