OPINIÓN

OTRO GALARDÓN PARA NICOLÁS.

POR EMIRO ALBORNOZ LEÓN

Nicolás Maduro sigue sumando triunfos pero en negativo en su desastrosa gestión al frente del poder en Venezuela. Recientemente, hace apenas días, recibimos la vergonzante y fatídica noticia que se nos acaba de ubicar a los venezolanos como los pobladores más miserables de cuántos existen en el planeta tierra.   

Encabezamos, según el Índice Anual de Miseria de Hanke, el nada distinguido título que venimos ostentando desde hace cinco años y no nos dejamos quitar por cualquier otra nación muerta de hambre de las tantas que hay por este mundo.                                      

Son diez las más miserables y muertas de hambre, a saber… Venezuela, y le siguen en orden de depauperación: Zimbabue, Sudán, Líbano. Surinam, Libia, Argentina, Irán, Angola y Madagascar.            

Allí tienes, pues, Nicolás. Regocíjate. Agarra bien esa presea y exhíbela al mundo con mucho orgullo porque haber convertido un país rico que recibió en los últimos veinte años más de dos billones de dólares por la venta del petróleo, solo alguien poniendo una descomunal cagada administrativa impregnada de corrupción generalizada, pudo haberla destrozado y hacer de ella una nación señera en miseria donde cerca del noventa por ciento de sus ciudadanos pasan hambre y el futuro del país, sus niños, serán unos seres famélicos y atarantados que nada podrán aportar al progreso y desarrollo del país.       

Solamente dos de los numerosos ítems que toma en consideración este estudio de la prestigiosa Universidad norteamericana John Hopkins, dejan ver el grado de atraso y postración en que nos metieron, primero Hugo Chávez, y luego, Nicolás Maduro. La tasa de inflación más elevada del planeta y un desempleo superior al cincuenta por ciento, a lo que se agrega un índice negativo  creciente durante los últimos cinco años.                 

Qué pecado capital pudimos haber cometido los venezolanos para merecernos, primero a un demente atormentado como Hugo Chávez Frías que fue capaz de sacar de su tumba los restos mortales de Simón Bolívar porque se le ocurrió que no murió de tuberculosis sino que fue envenenado por la oligarquía colombiana, y después nos tocó un incapaz manifiesto como Nicolás Maduro, que no estudió porque no le dio la gana, de allí la gran plasta que ha puesto.   Así pues que sumemos este premio de país más miserable al de tener la mayor hiperinflación del mundo, la mayor inseguridad personal, mayor deserción escolar o abandono de las aulas a causa del hambre y mayor corrupción administrativa.

Emiro Albornoz León/Periodista. [email protected]

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