PERIODISTAS PRISIONEROS

GLORIA CUENCA

           La libertad para los periodistas es como el agua para las matas, sin agua no hay vida. Sin libertad no hay periodistas y los periódicos, razón de ser de los periodistas, merman y hasta desaparecen. Nunca en la historia de Venezuela, tomando como partida, sea el 5 de julio de 1811 o 1830, había existido un régimen que odiara tanto la libertad de expresión y de información como éste en nuestro país. A pesar de las numerosas dictaduras que hemos padecido, lo que permite hacer las odiosas comparaciones. Su paso por la historia así lo establecerá sin duda. Imagino que los historiadores en Rusia y en Cuba, dirán lo propio, pues ellos también sufrieron las consecuencias devastadoras de un régimen que odió la libertad de expresión de la manera más terrible. Lo más triste, los rusos y todos los que comparten esa manera de pensar, aún no han comprendido que la libertad de información, no es solo fundamental sino, es necesaria y pro vida. Reducir la incertidumbre (informar) fue y es trascendental, especialmente necesario, vital en oportunidades, especial en todo momento y circunstancia, es la manera cómo podemos tomar decisiones adecuadas, saber a qué atenernos con el tiempo por ejemplo, entre otros aspectos importantes; en determinado lugar y proceso debemos decidir. Por eso el mundo no resistió el misterio que rodeo el accidente nuclear de Chernóbyl, que según diferentes opiniones, es una de las causas del fin de la URSS. Un hecho ocultado, un terrible acto de desinformación. La obsesión por saber, por estar informados, para esta gente que no entiende nada, fue una invención del humano desde muy temprano, para que conozcan, se habla de los rollos de seda en China, los papiros de Egipto; aquí en América, la civilización Inca tuvo en los Chasqui, grandes corredores, que iban de un sitio a otro para dar a conocer lo que había ocurrido y lo que podía ocurrir. También existieron las “Acta diurni populi” de los romanos; en fin “desde que el mundo, es mundo” el humano ha intentado informarse y comunicarse. Sin embargo en pleno siglo XXI encontramos esto, especímenes que odian la información y no entienden nada, su solución: perseguir a los periodistas, privarlos de libertad, pretender acabar con la información noticiosa. De todo tipo y en todo lugar. Craso error, la libertad es como la hierba, la podas y retoña con más fuerza. Nunca podrán acabar con la libertad de consciencia, con el deseo de libertad, con la búsqueda de reducir la incertidumbre y la necesidad de saber y conocer. Es la base del avance y el progreso, siempre iremos hacia adelante. Como si fuera poco, no se contentan con perseguir constantemente a los periodistas activos, sino más bien perseguir por hacerlo, por sembrar temor, miedo y mortificar a las familias. Nuestro colega Roland Carreño, es pacífico, buena gente, gran periodista de la fuente de espectáculos, ahora lo quieren presentar como un terrorista, armado hasta los dientes. Quienes lo conocemos sabemos que no es así. ¡Libertad para nuestro colega Roland Carreño!