OPINIÓN

¿PREPARADO PARA EMPRENDER?

POR: ESTÉFANO LOBRACE FONTANA

El uso de las redes sociales hace que las modas se vuelven tendencia, y al parecer el “emprender” se ha convertido más en una moda que en el resultado de una verdadera pasión. El estallido de los emprendimientos a nivel mundial luego de la post pandemia se hace más notorio, sobre todo en aquellas sociedades donde la gente debe apelar a sus habilidades y talentos para salir adelante y hacer frente a la debacle económica que se produjo en muchas familias.

El fenómeno del emprendimiento se ha convertido en una tabla de salvación, al punto que algunos gobiernos, entre ellos el de Venezuela, ha debido legislar sobre esta actividad, concediendo algunos beneficios fiscales, pero recordando la responsabilidad impositiva sobre los impuestos directos, aun estando legalmente constituida o no. Esto es bueno tenerlo presente, porque muchas personas se esconden tras la figura de emprendedores amparándose en la ausencia de legislación y reglamentos para no hacer frente a las contribuciones que les correspondan. En un marco legal como el vigente en nuestro País, son más las personas que se suman a estos movimientos para tratar de sobrevivir a las duras políticas impositivas y a los costos de servicios públicos, que muchas veces ponen en peligro la subsistencia de los pequeños y medianos empresarios, así como los emprendedores; y es que los gobernantes persisten en medidas populistas, promoviendo la aparición del comercio informal que atenta de manera desleal contra los empresarios y emprendedores formalmente establecidos; los cuales aprovechan las ventas estacionales sacrificando la oportunidad de los formales de recuperar las debacles a las que pueden estar sometidos durante ciertos períodos del año.

Ante todas estas limitaciones legales y el entorno socio económico, se hace necesario entender que “emprender” te da la posibilidad de crear un mundo a tu medida, propio, donde la capacidad para identificar necesidades y sobrepasar obstáculos va creando la singularidad, ese valor agregado que lo diferenciará de los patrones sociales creados y moldeados de acuerdo a las exigencias que las distintas empresas imponen mientras desarrollan actividades en la ciudad. Esta libertad de acción y creación debe ser utilizada con prudencia y disciplina para no convertirla en libertinaje que ponga en riesgo el desarrollo de la idea y el éxito del emprendimiento.

No hay una fórmula para hacerse emprendedor ni programa educativo que garanticen el éxito del emprendimiento, la formación es básicamente autodidacta; un empresario parte desde el inicio haciéndose a la medida de sus posibilidades, capacidades y habilidades. La mayoría de los emprendedores no disponen de capital importante para desarrollar su idea, por lo que deben financiarse con recursos propios o de personas cercanas que decidan apostar al éxito de ese emprendedor. El objetivo del emprendedor y del empresario muchas veces es el mismo, crear un modelo de negocio que le permita lograr la realización personal y estabilidad económica.

Muchas personas deciden dar el paso a emprender debido a que se siente ahogados por la relación laboral con una empresa y todos los límites a las libertades que esta supone. En un mundo donde las empresas para sobrevivir necesitan ser más productivas y competitivas, cada vez suman responsabilidades y exigencias a sus trabajadores mientras que la compensación salarial resulta inapropiada para los gastos que deben afrontar, especialmente en nuestro País que el salario se ha vuelto sal y agua en las manos de los empleados; aun cuando los esfuerzos del sector privado están dirigidos a la recuperación del poder adquisitivo, los pasos son lentos e inciertos. Esto obliga a buscar alternativas de supervivencia, pero no es cuestión de suerte ni azar, sino de constancia, disciplina y preparación.

Todo emprendedor debe asumir su papel de líder, lo que implica poder crear una visión y dirigir sus esfuerzos a lograrla, ser innovador y creativo, tener la habilidad de planificar y hacer seguimiento a todas las actividades; pero además, debe ser capaz de asumir las responsabilidades de los logros sin buscar culpables cuando las cosas no salen como estaba previsto, aceptar los riesgos previsibles sin confiar en el azar, medir el impacto de sus decisiones y tener la capacidad de prever y anticiparse a las posibilidades futuras.

Emprender se trata de desarrollar una idea original, única, de personalidad propia, cargada de valores distintivos e innovadores; sin embargo, a menudo se cae en la tentación de copiar un negocio porque lo vemos aparentemente exitoso, lo que nos lleva a vivir el sueño de otro y no a luchar por el propio, lo que muchas veces genera un sentimiento profundo de frustración si los resultados no son los esperados, haciendo que el emprendedor abandone la idea, traduciéndose en una pérdida de esfuerzo, dinero y tiempo.

Todo esto nos lleva a pensar que emprender no se trata de soplar y hacer botellas, es un proceso complejo que necesita preparación, visión, capacidad de análisis y sacrificios. Si la idea es correcta, poco a poco ira evolucionando en un modelo de negocios, que requiere mas preparación y sacrificio. Los entornos dinámicos como el nuestro, hacen que los negocios deban evolucionar de manera rápida para adaptarse a los cambios, lo que requiere aún más dedicación y sacrificio. Lo importante no es lo que se requiera, sino tomar la consciencia para afrontarla, saber escoger las personas en las que apoyarnos, estudiar el marco jurídico y poder afrontar sin miedo hasta lograr los objetivos que fueron planificados.

El entorno venezolano, a pesar de las limitaciones y barreras existentes, se muestra propicio para la aparición de emprendimientos que puedan proyectar productos y servicios con una buena relación precio/calidad, sobre todo cuando ya no aparecen grandes cadenas invadiendo los anaqueles; lo que abre una excelente oportunidad para los productores locales de utilizar las bondades del mercado para capitalizar clientes.

Aprovechar el impulso que los emprendedores pueden dar a la dinámica comercial de las ciudades debe ser un importante factor de estudio por los gobiernos municipales quienes deben crear registros sistematizados por ubicación geográfica y rubros, organizarlos, darles herramientas de formación e incentivos fiscales por períodos limitados que le sirvan para convertirse en los futuros empresarios que necesitamos; creando una cultura de responsabilidad fiscal y social que permita integrarlos en el desarrollo de nuestra sociedad, fortaleciendo las marcas locales y diseñando estrategias que permitan habilitar canales de comercialización más allá de nuestra frontera.

Estéfano LoBrace Fontana

Ing. Industrial – C.I.V. No. 96.293

 

 

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