El régimen venezolano encabezado por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello están subestimando al pueblo. Vociferan a viva voz y por escrito que la oposición venezolana quiere generar violencia para evitar medirse en las urnas, sin embargo, el pueblo no les cree. Los venezolanos comprometidos con su libertad entienden de dónde vienen esos intentos violentos para seguir empañando la escasa democracia que queda en el país.
El tiro les está saliendo por la culata, pues cada vez que grupos anárquicos tarifados por el chavismo intentan generar violencia, inteligentemente la oposición que sigue a los líderes María Corina Machado y Edmundo González a las concentraciones públicas, con astucia evade la tentación agresora.
Atraviesan un camión en la vía para obstaculizar el paso, lo empujan y pasan; colocan troncos de madera en la vía, buscan una motosierra y la cortan; cierran un puente, lo atraviesan en lanchas…y así todo va bien. El objetivo es no caer en la violencia porque en Venezuela la ruta siempre será la electoral.
Hasta cuándo con la “lora” de que la oposición tiene un plan para asesinar a Nicolás con el apoyo yanqui, hasta cuándo con el cuento de que la oposición busca la violencia para enfrentar su derrota electoral. Es un guion seguido al caletre en cada proceso electoral que se tenga a bien convocar para tratar de acabar con este nefasto desgobierno que se quiere perpetuar en Venezuela.
Lo peligroso de todo esto no es que se trata de articular una campaña electoral similar a otras en la que siempre el régimen se sale con la suya, lo peligroso es que la Comunidad Internacional está inerte ante todo lo que está sucediendo en Venezuela tal cual lo han hecho en otras ocasiones, en la que el régimen chavista utilizando todo su arsenal de manipulación, mentira y abuso indiscriminado y violatorio de las instancias gubernamentales para seguir en el poder.
Es risorio leer en las redes sociales y escuchar en los canales de comunicación masivos a adeptos al chavismo, que Maduro encabeza las encuestas. Es rabioso ver como siguen accionando su poder sanguinario de la mano de sus brazos ejecutores, el Ministerio Público, El Tribunal Supremo de Justicia, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, entre otros, para amedrentar, apresar y torturar a los dirigentes opositores, que solo son hombres y mujeres activados por el cambio definitivo en un país que por más de 20 años ha sufrido hasta el tuétano la grave crisis social, política, económica y cultural que se vive esta noble nación de Bolívar.
Cómo se puede ver la decisión de negar la participación como veedores de representantes de la Unión Europea en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio; cómo se puede traducir el cambio, violatorio de todo derecho, de los centros electorales para dificultar la votación opositora; qué hay de las restricciones a los miembros de mesa; cómo se puede entender todas las trabas que se colocaron para lograr la inscripción y actualización de datos de los venezolanos en el exterior. De más de 4 millones de venezolanos autorizados para votar desde el extranjero solo lo pidieron hacer alrededor de 69 mil, y eso sin cotar que se violaron los tiempos en este proseo los horarios, y los requisitos, no solo en el exterior sino en los propios puntos en el interior del país.
De todos estos nefastos resultados, según algunos analistas, solo se puede sacar, que el operativo de actualización y registro del Registro Electoral venezolano y la infraestructura para cumplir este proceso se diseñó deliberadamente para que fuesen insuficientes frente a la posibilidad y la motivación de los venezolanos de acudir a las urnas a sufragar en contra del régimen autocrático que los mantiene oprimidos.
Además, en el caso del operativo en el exterior, «más que insuficiente, se diseñó con la intención de obstaculizar las inscripciones y actualizaciones de los venezolanos migrantes; por lo que, frente a este desparpajo chavista, solo se escucharon algunas voces a lo lejos alegando que se estaban violando los derechos electorales del venezolano. El régimen se fue con todo contra el voto en el exterior, porque era evidente, que esos votos no podían ser contados a favor de la oposición por ninguna razón.
Después vino la inscripción del candidato opositor. Hasta ahora nadie sabe cuál fue el argumento legal utilizado para que Corina Yoris no fuese la candidata ni nadie supo por qué se le negaba el acceso virtual y presencial a la Plataforma Unitaria en el CNE para inscribir su candidato. Presidentes como Lula Da Silva y Gustavo Petro, amigos cercanos del régimen, tuvieron que hablar para que Maduro retrocediera un milímetro sus abusos y permitiera al menos una opción electoral para la oposición, la cual en estos momentos está amenazada por la posibilidad de que sea anulada a última hora con las artimañas que traman en reuniones secretas con miembros del TSJ y el mismo CNE. Es evidente que el régimen de Maduro está manipulando el padrón electoral y promoviendo la baja participación en las elecciones presidenciales de julio.
Se sabe a qué juegan
Sabemos que el resto de los candidatos no aspiran cambios en el país sino hacer el bulto que el desgobierno venezolano necesita para seguir su estrategia electoral abusiva que le permita seguir en el poder. Ellos tienen que saber el juego que están abriendo, de lo contrario desdice mucho de su capacidad intelectual y de su amor por la libertad de su país.
Un Benjamín Rausseo, un Antonio Ecarri, un Daniel Ceballos, un Enrique Márquez, sacando a los perversos y oportunistas, prebendistas de José Brito, Claudio Fermín, Luis Eduardo Martínez y Javier Bertucci; saben que pueden intentar representar a la oposición, pero no están para serlo en este momento tan crucial para el país. La unidad aglutinada hacia la candidatura de Edmundo González, es lo único que puede salvar a Venezuela, y atomizando el voto opositor se le abre el camino a Nicolás Maduro para seguir y ganar la presidencia en su afán por desaparecer la esperanza de cambio de los venezolanos.
Lo único que pueden hacer los venezolanos en este momento tan decisivo para país es acudir a votar con entusiasmo, defender el voto en los centros de votación, ya que quedarse en casa es la raya que le falta al tigre para que este hermoso país bolivariano no vea su anhelada luz al final del túnel.
Hay que votar sin pereza mental y física, la Unidad y la luz hacia la libertad del país está en mano de los venezolanos comprometidos con su nación. Salgan bien temprano a votar. La ruta de cambio para Venezuela siempre será electoral… y la hora es ahora.
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