SACERDOTES, REPOSA HACIENDO EL BIEN CON ENTUSIASMO
POR: P. JOSÉ ANDRÉS BRAVO H.
Nada hace más feliz a un Sacerdote que sentirse amado por Jesús. Un sacerdote reposa, vive relajado y feliz cuando sirve con alegría y se entrega con entusiasmo. El trabajo es más placentero cuando se realiza con gusto y ánimo, sabiendo que el Buen Pastor va delante y confía en nuestra entrega. Ocupemos el tiempo en el estudio, la lectura, la oración, la espiritualidad y la labor Pastoral.
No tengamos miedo a la soledad que nos ayuda a la intimidad con Dios. Consagremos un buen rato del día para conversar con los que asisten al Templo, saludemos con amabilidad y bendiciones. Recordemos que el mejor saludo es una sonrisa. No pretendamos que nuestra gente nos plantee temas profundos. No, ellos traen a nosotros sus propios problemas, sus inquietudes, preocupaciones y, también, sus dichas. Eso no cansa al Sacerdote porque es nuestra misión y, vivir así nuestra vocación, nos hace felices. Digamos a los que se acercan a nosotros que Jesús los ama, pero que sientan que también nosotros los amamos tal como son. Eso es realmente placentero y hace felices a los demás.
El cansancio de un sacerdote lo colocamos en las manos del Señor y de su Madre María. Hacer el bien con entusiasmo no agota, por el contrario, nos descansa.
También, por supuesto, es importante buscar encontrarnos entre nosotros, sin presión, sin rigidez ni solemnidad, como amigos con quienes podamos compartir, conversar o simplemente estar. Recordemos que vale la pena ser sacerdote, es nuestro mayor valor.
Mis oraciones por mis hermanos sacerdotes. Con ellos siento la alegría de servir al Señor. Bendiciones para todos.
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