Desde tiempos remotos el hombre ha sido siempre un soñador. Adán y Eva soñaron con un mundo libre de prohibiciones. Aunque habitaban un paraíso se preguntaban, por qué no probar de un determinado fruto. Qué tenía de especial ese fruto. Y esa duda los llevó a la desobediencia. Lo que denota esta apreciación de los sueños, el que siempre el mundo sueña a lo grande.
El mismo Creador del Universo quiso que el mundo terrenal estuviese repleto de soñadores, y conspira siempre para que así sea. Adán y Eva comenzaron ese sueño y por siglos la humanidad sueña y seguirá soñando con ser más avanzada, con ser más libre y con ser más humana.
Desde el alba de la civilización, los sueños han sido el faro que guía a la humanidad hacia el futuro. Son la chispa que enciende la imaginación, el combustible que impulsa la innovación y la fuerza que nos empuja más allá de los límites de lo conocido. Los sueños son más que meras fantasías nocturnas; son visiones de lo que podría ser, mapas hacia destinos aún no explorados y la promesa de un mañana mejor.
Aunque algunos seres humanos se hayan apartado de ese sueño para transformarlo en una pesadilla para una gran parte de la sociedad a través de un mal interpretado sueño; otros siguen trabajando para que un sueño sano, libre y de equidad los arrope y los lleve al éxito y a la libertad.
Muchos cierran sus ojos y le dan rienda suelta a ese hermoso sueño que con la ayuda del universo divino de Dios se hará realidad.
No olvidemos que no hay sentimientos buenos ni malos que nos lleven a hermosos sueños o terribles pesadillas, lo que existe es una mala o buena conexión de esos sentimientos con el mundo que te rodea. De allí la necesidad de que puedas aplicar esos sentimientos de la manera correcta soñando a lo grande.
Los sueños de autodeterminación y democracia han inspirado a naciones a luchar por su soberanía. Los ideales de gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo se arraigan en los sueños de líderes y ciudadanos que aspiran a un sistema justo que responda a las necesidades de todos. La independencia política es el resultado de generaciones que soñaron con tener voz y voto en su destino colectivo.
Quisiera que estos preceptos de vida convirtieran al mundo en una sociedad mejor. Que esos soñadores que abundan en el mundo se enfilen a soñar con sociedades exitosas, igualitarias y libres del dominio asqueroso del poder.
Hoy el mundo está sumergido en una lucha férrea por el poder que los convierta en dominadores de sociedades. Ahora queda de parte de esas sociedades recordar que no se trata de desobedecer se trata de andar por caminos de libertad. Soñar con pueblos laboriosos, que crecen unidos y cuyo equilibrio les permita crear sociedades grandes como sus sueños.
Soñar como motor del Progreso Humano, es entonces una necesidad.
Los sueños colectivos de libertad y equidad han dado forma a sociedades más justas y abiertas. Cuando soñamos con una comunidad donde cada voz se escucha y cada vida se valora, estamos poniendo los cimientos para una independencia social que celebra la diversidad y fomenta la inclusión. Los movimientos sociales que han redefinido las normas y desafiado el status quo comenzaron como sueños en las mentes de valientes soñadores que anhelaban un cambio.
Hay que destacar que, en el ámbito económico, los sueños de prosperidad han llevado a la creación de tecnologías revolucionarias y modelos de negocio innovadores. Emprendedores que soñaron con soluciones a problemas cotidianos han transformado industrias enteras y han abierto caminos hacia la independencia económica. Cada avance, desde la rueda hasta la inteligencia artificial, comenzó como un sueño en la mente de alguien que se atrevió a imaginar lo imposible.
Culturalmente, los sueños también nutren el alma de las sociedades. Son la esencia de las artes, la literatura y la música, que expresan nuestras más profundas esperanzas y anhelos. A través de los sueños, las culturas reflejan su identidad única y forjan su legado para las generaciones futuras. La independencia cultural se manifiesta cuando los pueblos sueñan y crean libremente, sin las cadenas de la censura o la uniformidad.
Soñar es Existir
Soñar es, en esencia, afirmar nuestra existencia. Es reconocer que, más allá de nuestra realidad inmediata, hay un horizonte de posibilidades infinitas. Los sueños hechos realidad son testimonios del ingenio humano y pilares del progreso. Nos recuerdan que, mientras haya individuos que sueñen, habrá esperanza de alcanzar nuestra independencia en todas sus formas. Porque al final, son los sueños los que nos hacen verdaderamente libres.