SOÑAR
POR: DR. PEDRO DUARTE
“I have a Dream”, esta frase le da el nombre al discurso más famoso del Gran Pastor Bautista Martin Luther King Jr. cuando habló de su deseo de ver un futuro en el cual la gente de color negro y blanco pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales, es decir por qué sueña, qué lo inspiró a exteriorizar con tanto sentimiento y espiritualidad este discurso, por supuesto que la realidad de un contexto histórico difícil en el que vivía y luchaba, esto lo lleva a soñar por un País, por una Nación, por un Mundo donde negros y blancos pudiesen convivir. El sueño del Pastor Martin Luther King Jr. es inspirado en Cristo redentor, quien en el evangelio expresa todo un cambio de paradigma que lleva a la necesidad de un encuentro fraterno con el Otro.
“Tengo un sueño”, podemos considerarla una locución llena de optimismo y esperanza. En este discurso propone el ideal de una sociedad cimentada en los valores de igualdad y fraternidad, con pleno reconocimiento de los derechos civiles y de la libertad afroamericana.
Hoy me permito soñar con un mundo más fraterno, donde todas las culturas y Pueblos puedan encontrarse, puedan complementarse y es así como incluyo en este sueño a los Palestinos y Judíos, que se descubran como hermanos, finalmente eso son, pues unos son descendientes de Ismael y otros son descendientes de Isaac, ambos Hijos de Abraham.
Como Martin Luther King sueño, siempre podemos soñar, aunque suene utópico y al decir del gran escritor Eduardo Galeano: “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre 10 pasos más allá. Entonces, ¿Para qué sirve la utopía? para eso, sirve para caminar”. Es decir, para avanzar a esa sociedad ideal, inexistente en el momento y por ello no debemos detener la marcha en seguirla buscando. También el gran Filósofo latinoamericano Enrique Dussel expresa que la utopía es el motor de la historia, en otras palabras seguimos soñando y seguimos caminando, es importante que no nos detengamos en nuestro paso por esta vida.
En estos minutos que me permito soñar no entro a considerar quién gana o pierde la guerra y mucho menos a la particularidad de un conflicto histórico con matices políticos, religiosos y geográficos muy complejos, muy delicados, donde hay que ser sumamente cuidadoso al abordarlo, pero nada ni nadie me impide soñar ante los terribles acontecimientos recientes, que cese en ambos bandos la muerte de niños, ancianos, familias completas y que algún día llegue la paz, la paz verdadera para todo ese espacio geográfico convulsionado por guerras y más guerras, además, sueño también que algún día cesen aquellos malintencionados que pudiesen estar detrás de estas atrocidades más allá de lo histórico, movidos por intereses particulares sin importarle lo que ocurra en ninguno de los dos territorios.
Algo que me ayuda a alimentar este sueño, es el hecho de que el Pueblo palestino es mayoritariamente musulmán, y el Pueblo israelí profesa el judaísmo. Pero, ni la religión musulmana, expresada en el Corán, predica la violencia, ni los judíos tienen otra Biblia, que el Antiguo Testamento. Es decir, ambos tienen elementos que nos permiten soñar con la paz para esa región.
Son impactantes las noticias de estos últimos días, cuando se tienen certezas de cientos de muertos y miles de heridos, de lado y lado. No podemos alegrarnos de las muertes, de ninguna muerte y es por ello que al igual que Martin Luther King Jr. quiero seguir soñando con la libertad, con la justicia, con la igualdad, con que predomine el diálogo, la tolerancia, pues lamentablemente la historia nos dice que lo que con violencia se obtiene, solo se mantiene con violencia. Reitero el respeto y la prudencia ante lo histórico, religioso y geográfico así como mi deseo profundo porque en esos territorios reine la tan anhelada paz, ya lo decía Mahatma Gandhi:
“No hay camino para la paz, la paz es el camino”.
Cierro este corto sueño con una reflexión de esta gran guatemalteca, premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú: “La paz es hija de la convivencia, de la educación, del diálogo. El respeto a las culturas milenarias hace nacer la paz en el presente”
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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