jueves, mayo 2, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

Un CNE no tan amoroso como parece

La inocencia de los pueblos es una virtud que los hace confiar en sus líderes y esperar lo mejor de ellos, pero como dicen por ahí “sólo al bobo le meten los dedos en la boca”.

Los venezolanos están muy cerca de ser esa especie de bobos a quien con toda confianza se le pueden meter los dedos en la boca, porque es casi seguro que no serán capaces de morder.

Atrás quedó Bolívar, Urdaneta, Páez, Zamora, y hasta el mismo Betancourt, Caldera y Carlos Andrés Pérez, que respetuosos de los procesos democráticos nunca menospreciaron el espíritu aguerrido y libertario de los venezolanos; sino que lo digan los procesos pacifistas para el cese de las guerrillas, el chiripero, y el paquete de medidas económicas impuesta por el Fondo Monetario Internacional que dio paso a este quimérico y curativo cambio propuesto por Hugo Chávez Frías que resultó peor que la enfermedad.

El venezolano espera por un cambio de paradigma político que lo deslastre de esta pesadilla mal llamada socialismo del siglo XXI, con la esperanza puesta solo en lo divino. Lo espera sentado, lánguido mirando hacia arriba. Pudiéramos decir que su espíritu fue exorcizado de su cuerpo y ahora deambula por las queseras del medio, por Carabobo y por el lago de Maracaibo con los ojos rojos de llorar su desgracia.

Y es que no fue precisamente un collar de ajo, los padres nuestros con el crucifijo apretujado sobre el Libro Sagrado contentivo de la Palabra de Dios los que lograron exorcizar este espíritu y lo echaron de la tierra de Bolívar; fue la más vil manipulación con el hambre, con el olvido, con la falta de liderazgo sano los que se conjugaron para crear un discurso poderoso, pero sin esencia real, que llevaron a que estos más de 20 años de cruenta dictadura social se apoderara del espíritu de lucha y de amor por su democracia que a pulso, luego de duras batallas, se había forjado en el corazón del venezolano.

Hoy vuelven a caer por inocentes y por supuesto van camino a que, por ahora, no les saquen el dedo de la boca, porque quien lo hace tiene la seguridad cierta de que no morderán. Como podrán ver no es casualidad que Elvis Amoroso fuese elegido por el Régimen venezolano para presidir el Consejo Nacional Electoral, clave para obtener el cambio que se desea a través de unas elecciones libres y transparentes; pues esa designación tiene implícito un mensaje, y es que el venezolano entienda quién es el que manda, y que aún no hay esperanza de que la bota de un régimen despiadado y malhechor, que domina al pueblo venezolano, deje de oprimir su garganta.

¿Quién en su sano juicio puede pensar que sustituir a la difunta Tibisay por el Amoroso como nuevo presidente del CNE cambiará en algo el oscuro panorama electoral de Venezuela? Solo un ingenuo.

El primer paso es imponer una directiva fuera de la influencia roja rojita, y está no es la vía…nada que celebrar diría yo. Elvis Amoroso, Rosalba Gil Pacheco y Carlos Quintero, sus principales miembros, ocuparon importantes cargos en el gobierno de Maduro y son considerados afines a su gestión. Amoroso y Quintero están sancionados por Estados Unidos. Entonces está claro que esta decisión es parte de la estrategia del régimen para ganar las elecciones presidenciales de 2024. Mientras tanto la oposición dormida en los laureles sigue con su lema “Dejar Hacer, Dejar Pasar”.

Dónde queda entonces el artículo 296 de la Constitución Nacional y la Ley Orgánica del Poder Electoral, que establecen como requisitos de elegibilidad para ser rector del CNE “no estar vinculada o vinculado a organizaciones con fines políticos”, cuando varios de los nuevos rectores han militado en partidos políticos. La respuesta: todos saben donde está. En un contenedor de basura frente al Palacio de Miraflores.

Los diez rectores suplentes del nuevo y predecible CNE son: Leonel Párica, Gustavo Vizcaino, Francisco Garcés, Antonieta De Stefano, Tulio Ramírez, Ana Julia Niño, Conrado Pérez, Aura Hernández Moreno, Himab Saab Saab, Fabio Zavarce Padrón. Bueno al buen entendedor pocas palabras.

¿A qué juega Diosdado Cabello y Nicolás Maduro? A no soltar el poder por los próximos 200 años, como lo dijo el de siempre, el de los ojos no botitos sino luciferinos, dando un mazazo en la mesa, “trabajamos para gobernar 200 años más. ¿Cómo lo lograrán? Como lo están haciendo, desmotivando al electorado, haciendo valer su poder, con anuncios dadivosos, y de esta manera cerrarle el portal de entrada al espíritu libertario que deambula por la estratosfera sin posibilidad de retorno, ni siquiera si busca entrar por los enormes hoyos que posee la capa de ozono de nuestro planeta. Por eso allí siguen aprovechando esa inocencia inoculada para engañarlos, manipularlos y someterlos a sus intereses. El dicho popular solo al bobo se le puede meter el dedo en la boca expresa esta idea de que solo los ingenuos se dejan engañar fácilmente por las mentiras reiteradas y las promesas vacías de los políticos.

Esperemos en Dios entonces que surja de la nada un líder de verdad que ayude a los venezolanos a batallar en primera línea su retorno al estado de derecho y a sus libertades sociales.

No olvidemos que los pueblos deben ser críticos, informados y vigilantes de sus gobernantes, para evitar que les metan el dedo en la boca y les hagan creer lo que no es. La historia está llena de ejemplos de pueblos que han sufrido las consecuencias de la manipulación de sus gobernantes, como las dictaduras, las guerras, la corrupción, la pobreza y la violación de los derechos humanos, por eso, es importante que los pueblos no pierdan su inocencia, pero tampoco su capacidad de cuestionar, resistir y exigir a sus gobernantes. Solo así podrán defender su dignidad, su libertad y su bienestar.

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