lunes, mayo 6, 2024
OPINIÓN

UN PROGRAMA PARA EL CAMBIO (PARTE II)

 

POR: ING. GOLFREDO DÁVILA

Ya dijimos que la corrupción es el eje transversal sobre el cual gira todo el aparato estatal. Reconstruir a Venezuela, pasa entonces por lograr que la ética se convierta en su nuevo soporte, esto, por supuesto, debe estar acompañado de una nueva política económica inscrita en un ideal de justicia social, progreso y bienestar para todos, aprovechando el inmenso potencial de riquezas naturales, materiales y humanas que, al salir del secuestro de todos los poderes por parte de la tiranía, de seguro se convertirán en la palanca del desarrollo.

En tal sentido, por el poco espacio, expondremos sólo algunas de las medidas: como ya se dijo, es clave constituir, un Gobierno de Unidad Nacional que reinstitucionalice todos los poderes del Estado; que reconcilie a la familia venezolana; que al lado de una descentralización profunda, se sujete al ejercicio pleno de la libertad, el respeto más absoluto de los derechos humanos, ello supone la libertad inmediata de todos los presos políticos; y a la promoción de un vivir democrático efectivo y cotidiano.

Combatir la pobreza, implica reactivar el aparato productivo nacional, a fin de atender la demanda interna de bienes y servicios, reducir la dependencia de las importaciones y promover las exportaciones no petroleras. Instrumentos dirigidos a abatir la inflación y la recesión; disciplinar el gasto y reducir el déficit fiscal; extinguir la escasez, la carestía y la especulación y generar empleo decente y salarios dignos. No hay libertad sin justicia social, ninguna sociedad puede ser plenamente libre mientras haya gente empobrecida viviendo en la miseria.

Reformular integralmente la política petrolera, significa rescatar y resguardar la propiedad del Estado sobre PDVSA y sus filiales; un plan nacional de infraestructura, para recuperar importantes obras de servicio y generar empleo en forma rápida; decretar la emergencia en los servicios públicos (agua, electricidad, aseo urbano, gas doméstico, vialidad urbana y rural, transporte público, entre otros); romper la dependencia agroalimentaria, dándole uso a las 30.000.000 de hectáreas con potencial agrícola vegetal, agrícola animal y forestal, con base en la innovación, destinada a producir más alimentos de mejor calidad nutricional y sanitaria, además de disminuir la desigualdad en el acceso a los alimentos; una reforma tributaria integral, que ayude a reactivar el aparato productivo, proteja y abarate el consumo; rescatar y sanear la Corporación Venezolana de Guayana; recuperar los dineros sustraídos a la nación; reducir el gasto público, eso significa racionalizar y restructurar la hipertrofiada y paquidérmica estructura burocrática del Estado y el gobierno, redimensionar el sistema nacional de medios públicos, una sola emisora radial y una sola planta televisiva; restructurar la deuda externa; desarrollar programas sociales para proteger a los sectores empobrecidos y los grupos vulnerables, con base en criterios de sostenibilidad, participación y democratización.

Educación en emergencia. No puede haber cambio si no se tiene como prioridad elevar la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura de la sociedad, a través de una reforma educativa integral, donde se establezcan metas y políticas que estimulen la creatividad. Estamos en la era del conocimiento y todo aquello que guarde relación con el ser, el saber, el hacer y el experimentar debe ser valorado, promovido y empleado como palanca para impulsar las transformaciones, que, entre otras cosas, obliga a atender los problemas de infraestructura y equipos, presupuesto justo para las universidades y salarios decentes. La educación contribuye a la calidad de vida, pero si no hay vida de calidad no hay educación de calidad. Si se descuida la educación, importa poco lo que haga el Estado.

Sacar del estado de coma a la salud, eso implica que tu estado de salud no dependa de tu estado de cuenta; atacar con urgencia la raíz de la grave crisis hospitalaria, de medicamentos, insumos y personal, además de las epidemias y endemias.

Revalorizar de forma integral el sentido de la vida, realizar una campaña dirigida a sembrar valores asociados a la convivencia social y la solidaridad, al fomento del trabajo y el estudio, la honradez y la honestidad; reestructurar los cuerpos policiales, el poder judicial y el sistema carcelario para combatir la impunidad y el crimen organizado; y desarmar a la población civil. Sólo se puede lograr democracia, soberanía, progreso y justicia social con el concurso de todos los venezolanos.

Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular

 

 

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