La veneración de San Benito en Bachaquero, municipio Valmore Rodríguez, arranca de forma propia en el sector El Aserradero de esta entidad, con la construcción de una capilla para venerar el Santo y la constitución del primer grupo de vasallos fundado por los devotos que asistían al nuevo templo en honor al Santo Negro.
Para indagar en los orígenes de esta tradición que forma parte de las manifestaciones culturales en los habitantes del municipio Valmore Rodríguez, tenemos que recurrir a los relatos orales de sus vecinos; Dixon Garrido, habitante de Bachaquero es uno de ellos, y nos asegura que la tradición de los valmorenses de rendir culto a San Benito de Palermo, bien sea repicando tambores en su honor o rindiéndolo culto a su imagen, es una costumbre plegada a la cultura de otras zonas costeras del Lago de Maracaibo que comenzó siglos atrás.
“Valmore Rodríguez no estaba constituido como municipio, sólo era un grupo de haciendas y parcelas ubicadas en estos predios que luego se van transformando en comunidades, y es la explotación petrolera la que trae a estas tierras familias de otras ciudades, llegando aquí varias de ellas procedentes de Cabimas, San Rita, Sur del Lago y Trujillo, donde se veneraba con mucho fervor a San Benito de Palermo. Posteriormente a principios de los años ‘80 comienzan a conformarse los primeros grupos organizados de vasallos y devotos, que promocionaron de la mano de sus líderes sociales y políticos, la construcción de una capilla donde poder realizar sus fiestas para venerar a San Benito”, explica Garrido.

FOTO REPRODUCCIÓN: RAÚL ARROYO VALERA
Romerías itinerantes en la veneración de San Benito en
Elimary Aguilar, quien ocupó recientemente el cargo de cronista de Valmore Rodríguez, cuenta que todo inició concretamente con las romerías itinerantes que se llevaban a cabo en Bachaquero de Agua, pueblo palafítico establecido a finales de 1800 en las costas de lo que hoy se conoce como municipio Valmore Rodríguez, y que estaba constituido por alrededor de 12 familias de pescadores provenientes de Santa Rita, Cabimas y Lagunillas; familias que también trabajaban en la extracción de madera.
“Los habitantes del antiguo Bachaquero de Agua celebraban diferentes manifestaciones culturales como el carnaval y las festividades religiosas como el Velorio de la Cruz de Mayo, la celebración de Virgen del Carmen, San Benito de Palermo y la Virgen del Paraute. Para estas dos últimas fiestas sus habitantes navegaban en sus piraguas hasta Lagunillas de Agua y Pueblo Viejo respectivamente para continuar la celebración”, destaca la historiadora Aguilar.
Refiere Aguilar que está claro que la festividad en honor a San Benito llegó desde las costas del Lago de Maracaibo a la pequeña aldea de Bachaquero de Agua, según testimonio oral de Ramona Bracho de Olivares, nacida en esa comunidad, ya fallecida, que la cronista tuvo la oportunidad de entrevistar para su trabajo de investigación “Bachaquero de Agua en la Oralidad de Ramona Bracho de Olivares” en el año 2016.
“En Lagunillas de Agua, eso sí era bonito ¡mirá! Como eran indios, allá bailaban al Santo metidos en el agua con sayas hechas de enea, le ponían un sombrero con un pico altote, con muchos adornitos, prendas y botoncitos brillantes”. Refirió Ramona Bracho durante su conversación con Aguilar.
Contó Ramona en su relato que en Bachaquero de Agua vivía Teódulo Barroso, quien fue el Primer Capitán de Vasallos, y pionero en formar una agrupación en el caserío. Para ese entonces “el golpe candela” era el que más se escuchaba.
“Los devotos esperaban al Santo Negro cada diciembre que venía desde San Timoteo, para bailarlo y bañarlo con ron. El litro de aguardiente costaba un bolívar, el equivalente a un día de trabajo, por lo general lo compraban en Pueblo Viejo o lo traían en las mismas embarcaciones que venían de San Timoteo con el santo. Luego que la imagen paseara al ritmo de la requinta por la planchada, partían todos en sus respectivos cayucos hacia Lagunillas de Agua, a fines de acompañar al santo y seguir la fiesta. La fiesta era una romería sambenitera itinerante por los pueblos de agua establecidos en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo”, acota Aguilar.

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Se erige una Capilla
Por iniciativa de un grupo de devotos de San Benito y junto a un grupo de líderes sociales de la zona, se construyó la capilla en honor a San Benito de Palermo en el sector El Aserradero, parroquia Rafael Urdaneta, donde reposa la primera imagen de San Benito que llegó a Bachaquero para ser venerada de forma colectiva, tallada por Jesús García Parra, residente del barrio El Marite de Maracaibo.
La capilla fue construida como resultado de las gestiones de un comité pro-construcción que se constituyó el 11 de febrero de 1981, cuya directiva estaba integrada por Luis Castellano, Carmen de Amundaray, el extinto Manuel Covarrubia, Gruber Salazar, José Valero, Cándida Briceño, Víctor Cardona, Gloria de Artiga, Arturo Fernández y Oscar González, quienes contaron con la colaboración directa de los fieles devotos que formaron parte de la promoción del proyecto, y quienes lograron hacer realidad la inauguración de la capilla el 11 de febrero de 1983.
Para Rómulo Cumare, hijo del extinto alcalde Néstor Luis Cumare, como un acto de amor y devoción, debido a sus primeros años de infancia vividos entre Santa Rita y Cabimas, su padre junto a Óscar González y Arturo “Macanao” Fernández (Trabajador petrolero oriundo de Betijoque), devotos de San Benito, deciden mandar a tallar una imagen de San Benito con artesanos de Maracaibo, así como también el primer juego de tambores que llega al municipio con motivo de la inauguración de la capilla San Benito, ubicada en una comunidad marginada del progreso de los campos petroleros, que carecía de una presencia religiosa.
“No hay que olvidar la gesta que se llevó a cabo por los líderes políticos de Bachaquero para lograr la construcción de la capilla de San Benito en Bachaquero para la comunidad de El Aserradero, y que comenzó con la solicitud de los recursos llevada ante la Cámara Municipal de Lagunillas, para ese entonces presidida por Alirio Figueroa y hasta donde los concejales Néstor Luis Cumare, Laura Godoy, Juan Vásquez y Candelario Faria, llevaron la propuesta, la cual fue aprobada con el beneplácito del alcalde de ese entonces, Mervin Méndez, y que llega a feliz término en el año 1983”, destacó Rómulo Cumares.
Simultáneamente a la inauguración de la capilla se funda el grupo de vasallos “Chimbángueles de San Benito del sector El Aserradero”, bajo la tutela de Manuel Covarrubia, quien sería el primer Mayordomo del grupo, Víctor Estrada (capitán) y en la primera requinta Juan Reyes.
Junto a ellos se sumaron otros rostros a la agrupación como los recordados José Domínguez (Cheo Barrigón), Orlando Piña, Jairo Álvarez, José Félix Urriola, Pedro Luis Álvarez, los hermanos Valero y el popular Yamid Antonio Ríos Antúnez “Pacho Salvaje”.
La celebración del día de San Benito en Bachaquero comenzó a celebrarse cada 27 de diciembre y 1 de enero. Se inicia con el oficio de una misa y luego se saca al Santo en procesión por las principales calles del sector El Aserradero, recorrido que luego se extendió hasta el centro de Bachaquero.

Gregory Fernández, hijo Arturo Fernández y nieto de Oscar González, dos de los precursores de la edificación de la iglesia San Benito en Bachaquero.(Foto/Raúl Arroyo Valera)
Iniciativa entre amigos
Gregory Fernández, hijo Arturo Fernández y nieto de Oscar González, dos de los precursores de la edificación de la iglesia San Benito en Bachaquero, rememora que todos los valmorenses se unieron en pro de la construcción de la capilla, iniciativa que surgió luego de una reunión que sostuvieron en Isnotú, Néstor Luis Cumare con su abuelo y su papá, propuesta que se concretó el 11 de febrero de 1980 con la constitución legal de un comité proconstrucción de la iglesia de san Benito, que finalmente luego de que los devotos y fieles realizarán vendimias, tómbolas y rifas y se sumaran los recursos de la municipalidad de Lagunillas, pudieron estrenar su capilla.
Primero adquirieron un terreno en el barrio Rafael Urdaneta I, se formaron sub comités en todos los sectores cercanos, con un solo objetivo: cristalizar la iniciativa.
Para la inauguración se realizaron bautizos, y se procedió a entregar la administración de la capilla a la parroquia Nuestra Señora de Fátima a cargo del padre Juan Desjardines.

Olida de Tremont y Rosana Briceño, devotas y habitantes del sector El Aserradero.(Foto/Raúl Arroyo Valera)
Fiestas comunitarias sin licor
Reinaldo Rosendo y su esposa Maye Navea de Rosendo, formaron parte de la feligresía de la iglesia Nuestra Señora de Fátima cuando la regentaba el padre Juan Desjardines, quienes recuerdan con orgullo que el padre les decía a los devotos de San Benito que no le echaran licor, sino que esa ofrenda la trasformaran en comida para los niños. “El día central del Santo cuando terminaba la procesión a los alrededores de la capilla se repartía comida como lo sugería el padre Juan”.
Los esposos Rosendo- Navea también recuerdan que fue en la gestión del alcalde Ender Pino que se mandó a elaborar la escultura que hoy se observa frente a la Capilla, que fue esculpida como parte del proyecto de una plaza de San Benito en Bachaquero, sin embargo, este no se consolidó y la imagen estuvo tiempo sin tener un destino, pero luego de sortear procedimientos administrativos fue apostada frente a la capilla en la gestión del exalcalde Javier Briceño.
Olida de Tremont y Rosana Briceño, devotas y habitantes del sector El Aserradero, también recordaron con orgullo esa sinergia comunitaria que se desarrolló alrededor de la capilla para su amado San Benito, que comenzó con la colocación de la primera piedra para la edificación del templo con la participación Néstor Luis Cumare, Manuel Covarrubia, Cándida de Bermúdez, Víctor Cardona, Gloria de Artiga, Ana Briceño y Cándida Briceño.
“Luego de la inauguración, ese día de fiesta para nuestro pueblo, fue Manuel Covarrubia que se quedó con la custodia de la iglesia. Era muy celoso con su mantenimiento y orden de los devotos dentro y fuera de la iglesia”, dice Olida.
Recuerdan las vecinas que des la madrugada comenzaba la fiesta con un recorrido de tocadores por las calles del sector anunciando el inicio de la celebración. “Venían grupos de otras zonas. La procesión cada 27 de diciembre continuaba hasta el centro de Bachaquero.

Yamid Antonio Ríos Antúnez conocido como Pancho Salvaje. (Foto reproducción Raúl Arroyo Valera).
Llegaron los milagros y las promesas
Al grupo de vasallos “Chimbángueles de San Benito El Aserradero” se suma uno nuevo en 1984 creado en el sector La Victoria, fundado por otro devoto de San Benito, Yamid Antonio Ríos Antúnez conocido como «Pancho Salvaje», con los que se da inicio a las tradicionales procesiones de San Benito en los sectores El Aserradero y La Victoria.
Yamid Ríos fue uno de los fundadores de los vasallos de El Aserradero, pero 1984 decidió constituir su propia agrupación llamado “Vasallos de San Benito La Victoria” a raíz de un milagro concedido por San Benito.
Yamiled Ríos, hija de Yamid Antonio Ríos (Fundador del grupo de vasallos La Victoria), cuenta de dónde nace ese fervor hacia San Benito de su papá, y que lo llevó a formar su propio grupo de vasallos integrado por varios miembros de su familia. “A pocos días de nacida en 1981 fui picada por una araña tarántula, yo era su hija mayor. Mi vida estaba en riesgo, por lo que papá le pidió a San Benito su intercepción para logar mi curación. Estando internada en el hospital de Cabimas, mi papá enfrentó a los médicos y llegó hasta la cuña donde yo estaba, y con tres tambores comenzó a tocar y a pedir mi sanación. La respuesta fue una niña fuera de peligro casi inmediatamente de escuchar los repiques de tambor. Así fue que como promesa para agradecer mi vida forma su propio grupo de vasallos en 1984, que hasta hoy está vigente y participan activamente en todas las festividades sanbenieras de la entidad.”
Actualmente, los “Vasallos de San Benito La Victoria” son la única agrupación de Valmore Rodríguez que está registrado ante el Sistema Nacional del Cultura Popular en Caracas, según comentó Carlos Ríos, también hijo de “Pancho Salvaje”.
Para Carlos lo más hermoso de esta historia es que “todos, sus hijos, heredamos el amor que mi padre le tenía a San Benito”.

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Vasallos de “Lencho” Naranjo
En 1990, nace un nuevo grupo, “Vasallos de San Benito de Bachaquero”, que hoy suma más de 35 años de tradición sambenitera en la localidad petrolera.
Las familias Aguilar, Naranjo y Castellanos fueron los precursores de esta iniciativa acoplando la cultura de San Benito de Betijoque con la de Bachaquero en un encuentro familiar y comunitario, siendo Aulio Castellanos “El Arrendajo” y su hermano Luis, oriundos de Betijoque, los encargados de ensamblar esta tradición en la cultura valmorense.
Félix Naranjo, capitán de “Vasallos de San Benito de Bachaquero”, cuenta que todo comenzó con la conformación en 1990 del grupo los Vasallos de San Benito de Edixón Aguilar conocido como “Gancho de Hielo”, y cuando esté fallece se unifica la agrupación en el 1997, desde ese entonces Naranjo toma las riendas de la agrupación integrada por sus hermanos y Aulio Castellanos junto a sus hijos y nietos.
Rememora que en la década de los 70, Yamid Antonio Ríos y su persona veneraban al Santo Negro tocando tambores gaiteros.
“Salimos con el señor Yamid Antonio Ríos con los tambores de gaitas junto con mis dos hermanos; Orlando Naranjo, Oswaldo Naranjo, Gustavo Ríos, La Pista Ciega, entre otros”.
Félix “Lencho” Naranjo tiene proyectado fundar una escuelita de Vasallos de San Benito para formar a las nuevas generaciones.
Vasallos de San Benito de Bachaquero ganó el primer festival de tambores “El Campoalegraso” realizado en Carvajal el 5 de marzo de 2000, donde su capitán Félix Naranjo fue el mejor “medio golpe” y Aulio Castellanos el mejor “respondón”.

FOTO REPRODUCCIÓN RAÚL ARROYO VALERA.
Encuentro de vasallos de San Benito en Bachaquero
El primer Encuentro Municipal de Vasallos de San Benito en Valmore Rodríguez se realizó el 18 de marzo de 1995 bajo la gestión del exalcalde Said Zambrano a través de la Dirección de Cultura. Actividad que contó con la participación de 13 agrupaciones de vasallos.
En esta fase estuvieron presentes los promotores Oly Quintero, Angela Marval, Carlos Quijada entre otros, quienes eran los encargados de promover estas actividades que luego prosiguieron bajo la gestión del exalcalde Ender Pino. Durante el evento, tanto Vasallos de Bachaquero como de otras regiones tocaban los tambores en honor a San Benito de Palermo en la tierra de los bachacos.

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San Benito en Bachaquero: el rescate de una tradición
Las fiestas de San Benito en esta zona petrolera habían entrado en una etapa de apatía entre los devotos, pero ahora se busca volver activar en el municipio este culto tan tradicional para seguir disfrutando de una devoción alegre y festiva como lo es la veneración al Santo Negro.
Larry Chirinos, devoto comprometido con la iglesia y la comunidad, asegura que en la actualidad a través del párroco Juan Reinoso, Pbro. De la iglesia Nuestra Señora de Fátima y responsable de la capilla San Benito, se quiere organizar a través de una fundación y de la mano de los vasallos del municipio, un movimiento religioso que realice un trabajo de concienciación para cuidar y recuperar el verdadero culto a San Benito y establecer un orden formativo para los vasallos y devotos.
Con el pasar de los años en Bachaquero surgieron otras agrupaciones de vasallos de San Benito, entre ellas, Benedicto de Oscar Torres, San José Obrero fundado por el padre Santamaría, Vasallos de Fátima y los Rojas.
La consolidación del espacio religioso y sus grupos de vasallos hicieron posible que el municipio Valmore Rodríguez escribiera su propia historia en el desarrollo de su cultura sambenitera al marcar un camino propio, único y original en cada requinta de sus tambores.