sábado, abril 27, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

Venezuela se aleja de posibles elecciones competitivas

Lograr elecciones competitivas en Venezuela parece estar cada vez más lejos toda vez que el presidente Nicolás Maduro y sus brazos ejecutores, el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia, hacen lo inimaginable para lograr ir a un proceso comicial sin su mayor contrincante: María Corina Machado.
Esta semana ha sido crucial para ver las costuras de este proceso electoral que a todas luces no tienen ni pizca de ser las elecciones competitivas que más del 80 por ciento de los venezolanos reclama.
Ya el tema no es el bloqueo económico del que se vale el régimen venezolano para acallar la disidencia dentro de su pueblo, ahora es la ejecución de un bloqueo electoral contra la aspirante a la presidencia por el ala opositora María Corina Machado, que se ve en la negativa de permitir su candidatura y de ofrecer garantías electorales para este proceso con visibles visos de incertidumbre.
Lo que extraña de esta situación bravucona del gobierno liderada por Nicolás Maduro y el siniestro diputado Jorge Rodríguez, y también por el despótico número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quienes son los que mueven los hilos de las marionetas nombradas por el régimen como directivos del CNE, y que lastimosamente es con lo que cuenta el país; es que pareciera que el pueblo de Venezuela no tiene capacidad de respuesta ante un libreto que se repite y repite como una saga fílmica en la otrora nación de libertades. Si consideramos que nada es nuevo, pues los venezolanos no deberían caer una vez más en estas trampas caza bobos que le dan tantos frutos al régimen, sin embargo, la historia se repite y salen al ruedo electoral por la presidencia una veintena de candidatos “colaboracionistas” o cercanos al régimen haciéndole de focas a las pretensiones de perpetuidad del régimen chavista.

Reiterativa trampa política

Es evidente que un régimen que no se toca el corazón para balear a muerte a la democracia y seguir haciendo daño a su gente de la mano de la corrupción, el clientelismo, el abuso de poder, violación de los derechos humanos y del narcotráfico, a un país que siempre ha sido ejemplo de libertad, de lucha y de gloria bolivariana; está tramando un camino nada democrático para seguir en el poder y con ello vapulear las libertades y el bienestar de los venezolanos.
Según declaraciones del mismo Jorge Rodríguez, artífice de esta reiterativa trampa política sin parangón en América Latina, el segundo trimestre de este año, deberán realizarse las elecciones presidenciales bajo sus argumentos y bajo su posibilidad real de ganarlas por “las buenas o por las malas”. El régimen y sus acólitos echan mano a la normativa de que Venezuela es el único país de América Latina que no establece en su Constitución y leyes legislativas la fecha exacta de elecciones presidenciales dejando a criterio del poder político establecer ese cronograma, solo porque lo único cierto es que el nuevo periodo comenzará el 10 de enero. La fecha aprobada de seguro será la que mejor le convenga al régimen.
Estamos frente a unas elecciones nada competitivas donde el régimen funge como cuarto bate, dueño del equipo y novio de la madrina, nada más alejado de los derechos constitucionales de la ciudadanía y cuyo agravio político no tiene asidero en la defensa que pudieran ofrecer los organismos internaciones, cuya tarea está muy mal hecha en el caso venezolano.
Un proceso electoral competitivo solo lo garantica la actualización y depuración del registro electoral, negado siempre por el régimen; permitir observación internacional equilibrada y real, la cual hace tiempo no se ha garantizado en el país y que ahora se le atribuye la culpa de esta violación a supuestos agresores externos; y finalmente la oportunidad de que los venezolanos en el exterior puedan tener garantías para ejercer su derecho al voto.
“Jamás se les ha negado el voto”, vociferaba casi al desgarro vocal, Jorge Rodríguez; risoria su respuesta, y oportuna, al tiempo de que acusa a gobiernos agresores de manchar las relaciones diplomáticas y consulares con Venezuela, específicamente haciendo referencia a los países donde hay mayor número de migrantes nacionales como EE UU, Argentina, Ecuador y Perú.
Según la organización civil Súmate, entre la migración venezolana, que oscila entre los 7 millones de nacionales, un millón 300 son menores de 35 años que no están registrado en el CNE, mientras que alrededor de 4 millones 300 necesitan realizar cambios para poder votar. Cuesta arriba se ve entonces que el régimen chavista permita que estos venezolanos logren por las buenas ejercer su derecho al voto.
La consigna es que “nadie ni nada los saque de la ruta electoral”, lo dice María Corina, lo dicen los actores políticos de oposición; pero que tan cierto es cuando vemos seudocandidatos aportando su firma para montajes de garantías y respeto electoral, cuando todo es cinismo y amenazas, cuando las organizaciones internacionales garantes de los derechos ciudadanos no levantan un dedo para evitar tanta arbitrariedad electorales.
Amanecerá y veremos. Es el pueblo venezolano unido que puede hacer frente a estos desmanes del chavismo contra la democracia, y sí, que nadie los saque de la ruta electoral; pero hay que estar claro que la tarea es dura, ya que ningún personero del actual régimen está dispuesto a terminar tras las rejas y sin las riquezas que tanta sangre le ha costado conseguir.

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