lunes, mayo 6, 2024
OPINIÓN

VERDADERAMENTE HA RESUCITADO  

POR: DR. PEDRO DUARTE

 

En un abrir y cerrar de ojos concluye la Semana Santa o también conocida como  Semana Mayor de este año 2.024, siendo esta la Semana más importante del Catolicismo mundial. Dentro de esta, encontramos el Santo Triduo Pascual (Jueves, Viernes y Sábado Santo) que revive la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo nuestro Redentor. Previamente nos preparamos con ayunos, abstinencias, oraciones y ejercicios de piedad en un tiempo que conocemos como Cuaresma, indicando la necesidad de ese encuentro con el Padre Dios, con el Hermano y con nosotros mismos. Un tiempo que nos permite abonar y preparar un terreno fértil para poder vivir y sentir con profundidad los misterios arriba mencionados vividos en la Semana Mayor.

Del Triduo Pascual, hoy me detengo en hacer unas cortas reflexiones de lo que en lo personal denomino la victoria de las victorias, que no es más que el gran acontecimiento de la Resurrección de Jesucristo, quien vence la muerte después de experimentar en carne propia la humillación humana así como la dureza de la traición, golpes, salivazos, burlas, caídas, corona de espinas, vivir la soledad en la cruz donde todos huyeron, uno lo traicionó y los otros estaban temerosos, donde manifestó en hebreo “Eli, Eli lama sabactani” que significa “Dios mío, Dios mío porqué me has abandonado” y ya antes, en un momento de oración profunda en el huerto de Getsemaní, que grandes exegetas de las Sagradas Escrituras indican que se presentó allí un fenómeno poco común, como es el hecho de entrar en oración con una intensidad tal que de su cuerpo brotó sangre y allí manifestaba “Padre si es posible aleja de mi este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”, Jesús sabía lo que venía y también estaba consciente del papel que le tocaba jugar en el plano de la redención del mundo.

Algunos nos quedamos en estos acontecimientos y no pasamos a la alegría de Jesús resucitado, que es el centro de nuestra fe y si algo debemos tener presente es el hecho de que para llegar a la resurrección debemos pasar por la cruz, es decir, nadie en este mundo terrenal y limitado puede pretender pasar por él como si se tratara de aquella fabula Alicia en el País de las maravillas, esto es lucha pareja, constante trabajo para lograr la felicidad, el equilibrio físico, espiritual y mental con la certeza de  que Jesús, vencedor de la muerte está allí dando esa vitalidad y esa valentía que le dio a los Apóstoles una vez que se les presentó ya resucitado diciéndoles con mucha serenidad “La paz esté con  vosotros” y luego agrega “No tengáis miedo”. Es por esto que el Apóstol Pablo dice “Muerte donde está tu victoria, muerte donde está tu aguijón”, no está, por supuesto que no está, pues quien venció fue Jesucristo.

La noche del sábado de gloria, celebramos la victoria de Jesucristo sobre la muerte, el centro de la vida del Cristiano. En esta vigilia pascual recordamos y revivimos lo que significa la misma, es decir PASO de la muerte a la vida con Cristo resucitado, tal como lo manifiesta el Apóstol Pablo, “si no creemos en la resurrección, vana es nuestra fe, es decir no sirve para nada, comamos y bebamos porque mañana moriremos”, desconociendo de esta manera la existencia de una vida después de esta vida.

El Papa Francisco en el encuentro con los Sacerdotes el Jueves Santo, exhortó a estar unidos y en contacto, con ese corazón compungido; esta palabra se utilizaba mucho en la edad media por los Monjes, en los monasterios, no es un corazón que esté triste, ni arrugado, ni estrecho, al contrario es un  corazón misericordioso que sabe derramar lágrimas. Continua reflexionando el hecho de que este corazón compungido que ha tenido la vivencia del Resucitado no suscita un determinismo en la polémica sino en la perseverancia de la misericordia, es constante en ser misericordioso. Estos son los efectos que debe causar en el corazón de cada uno de nosotros, el gran acontecimiento de la resurrección de Cristo.

Dios siempre puede más y ya nada puede angustiarnos cuando ponemos nuestra confianza en El. La resurrección de Cristo sobrepasa todas nuestras capacidades de entendimiento, somos finitos, muy limitados, solamente se puede comprender si aceptamos que nuestra vida no es solo materia orgánica, que la vida es un don de Dios que trasciende lo material pero que incluye nuestra vida física.

Recordemos siempre como lo recibieron con palmas a su paso y lo aplaudieron aquel domingo de ramos; mientras hizo milagros, la multitud lo seguía, en la pasión y muerte lo dejaron solo pero ante la grandeza de la resurrección volvieron, incluso con más entusiasmo a seguirle y con una valentía que hasta entregaron su vida por El.

“Jesucristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado”

Dr. Pedro Duarte

Abogado

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