2023, PREÁMBULO AL CAMBIO POLÍTICO EN VENEZUELA
POR: ING. GOLFREDO DÁVILA
El 2022 finaliza en medio de complejidades extremas. Hemos repetido esta frase durante los últimos 22 años, cada 31 de diciembre. La cruda realidad es motivo para el pesimismo y la incertidumbre en relación al año por iniciar, sin embargo, existen muchas razones para tener la certeza y la esperanza de lograr abrir las puertas al cambio político durante el 2023.
La dictadura siembra la idea de que está fuerte, pero es todo lo contrario. Ni siquiera le sirven los desvaríos del liderazgo democrático. La verdad es que la mayoría de los venezolanos dentro y fuera del territorio la rechazan y anhelan desplazarla. Desde luego, el revés generado por las diversas posturas en torno a la pertinencia o no de la continuidad del Gobierno Interino (GI) causa mayor frustración y abulia, pero, al juzgar por lo ocurrido durante 22 años de tragedia no es el primero ni el último de los conflictos al interior de las fuerzas democráticas. Al final siempre se llegan a acuerdos, por lo tanto no debemos amilanarnos.
Muchas de estas crisis cíclicas, son causadas o por la inercia, o por los errores cometidos en la conducción política. Recordemos la surgida a raíz del Carmonazo, la del Paro Cívico de 2002, la Salida del 2014, la rebelión de los 4 meses del 2017, entre muchas otras. Todas, incluida la actual, están revestidas de un asunto eminentemente político, no jurídico. Y hoy como ayer la falla más grave del liderazgo, es su desconexión con la gente. Desde luego el caos institucional y el asesinato de la CRBV también inciden, pero no son fundamentales en los asuntos intrínsecos a la voluntad política.
Aunque las responsabilidades de la frecuencia de este tipo de diatribas apuntan al liderazgo partidista, también en determinadas circunstancias han sido producto de acciones inducidas por otros factores. Ejemplo, durante 6 largos meses del 2002, la mayoría de la sociedad opositora, inducida por una matriz mediática, presionó a la Coordinadora Democrática para que se convocara al Paro Cívico Nacional. Durante esta acción, muchos de los que decían que esta era la única vía para salir de Chávez, colgaron la toalla. Algo similar ocurre en estos tiempos, el GI se cubrió de gloria durante el 2019, pero desde el 2020 hasta el pasado mes de noviembre de 2022, los guerreros del teclado no dejaron de despotricarlo incluido a Juan Guaidó, cosa que contribuyó a su debilitamiento. Cuando se inicia la discusión por parte de la AN2015 es que voltean la mirada, ahora son sus más acérrimos defensores y su nuevo enemigo es el G3, sin percatarse que la falencia fundamental es la ausencia de una estrategia unificada.
A pesar de estos vaivenes, es oportuno enfocarnos en lo principal, que es el cambio político. Para ello, lo primero a resolver es la unión del país, no de palabra, sino de acción, este no es un asunto de deseos ni de competencias para demostrar quién es más radical en las redes sociales, ni es cuestión de grupos, ni de superhéroes o seres que se creen providenciales, es una labor de toda la sociedad, eso significa reforzar su organización y movilización.
Es hora de un llamado a la sensatez, al debate propositivo para llegar a acuerdos. No olvidemos que se avecina una nueva hiperinflación, que mientras Maduro y su combo estén en el poder, seguirá el saqueo y la destrucción de la economía; entonces, es obvio que debemos ponernos de acuerdo en un plan que permita la reconexión con el pueblo y sus luchas. En ello, los trabajadores podemos jugar un rol preponderante, seguiremos en la calle exigiendo salarios justos, pensiones dignas y demás derechos laborales y sociales arrebatados. Esto ayuda a ampliar la mirada a lo social y a los intereses de la gente y del país, contribuye también a execrar las apetencias grupales o particulares, a motivar la participación en las primarias para escoger el candidato unitario y a definir un programa para el cambio de rumbo. Un país movilizado y activo es la garantía de la victoria.
FELIZ 2023
Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular
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