¡CUANDO UN AMIGO SE NOS VA…!
POR: JOSÉ ARANGUIBEL CARRASCO
Cuando perdemos un ser demasiado cercano aunque en sus venas ni en las nuestras corra la misma sangre, el dolor no es menos ni la aflicción es distinta. El verdadero, sincero y franco afecto personal a prueba de cualquier consideración sanguínea, está y vive en la llama que ilumina eso que llamamos amistad, compañerismo y solidaridad a lo largo de la vida.
Este miércoles perdí no solo a un amigo y colega de la profesión de ser periodista que a él le apasionaba. Perdí a un hermano de la vida que papá Dios un buen día, —ya muy lejano—, puso en mi camino. Mi hermano de la vida Jorge Villalobos Hernández.
Su noble y gran corazón de 68 años decidió no seguir latiendo anoche a las 8:38 pm en un centro médico de Kissimmee, estado de La Florida, USA. Viajó al país del llamado sueño americano con la intención de radicarse y volver a ver a su hijo Jorge a su nieto, a su nuera, luego de ellos ausentarse de Venezuela desde hace tres años. Además papá Dios le permitió conocer a sus nietas morochas nacidas en Norteamérica.
Muchas y distintas experiencias de esta noble profesión del periodismo las aprendí con mi hermano de la vida, Jorge Villalobos Hernández, cuando anduvimos en el mismo camino del diarismo y laboramos en el diario metropolitano católico LA COLUMNA, en las emisoras Radio Maracaibo, Radio Marabina y en la Dirección de Medios e Información de la Alcaldía de Maracaibo.
El periodismo del estado Zulia ha perdido a un gran profesional. Un guía, maestro y formador no solo en la labor pedagógica del día a día, sino al hombre solidario, amigo de los amigos, excelente padre, humilde, sincero y persona que supo entender que la amistad entre los seres humanos empieza por tener una gran corazón noble y limpio que a él le dejó de palpitar anoche.
El gremio periodístico zuliano y venezolano están de luto. Tristes estamos los cientos de colegas que lo conocimos. Hombres y mujeres que supieron apreciar, respetar, admirar y querer al hermano que partió al encuentro de nuestro Creador.
A su esposa, Magaly, a sus hijos, Jorge y Laly, a sus hermanos, Marina y Joaquín, en nombre de quienes extrañaremos a nuestro hermano de la vida, expreso, en nombre de todos ellos, nuestra palabra de condolencia por la triste noticia de su fallecimiento y por el eterno descanso de su alma. “Dios le permita ver la luz de su rostro y lo admita en su morada del Reino del Cielo”.
¡Vuela, vuela alto, muy alto, hermano de la vida!.
José Aranguibel Carrasco
CNP-5.003
15/12/2.022
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