martes, mayo 7, 2024
OPINIÓN

LA LIBERTAD DE JUÁN BIMBA

EUGENIO MONTORO

Como todo asunto fuera de las ciencias duras como matemática, física y química, la libertad posee diversas volteretas. Una de diccionario es “la capacidad humana de obrar según la propia voluntad”.

            Los filósofos dicen que la libertad viene “pegada” a la existencia humana y es algo que no se puede eliminar, no se concibe que se pueda ser verdaderamente humano sin ser libre. Le permite al hombre alcanzar su grandeza, aunque también su degradación.

            Por supuesto, la misma naturaleza limita eso de “obrar según la propia voluntad” de forma que no podemos cantar bien si nuestras cuerdas vocales son débiles o jugar baloncesto en la NBA si nuestra alzada es de 1,50 metros. Igual sucede con las leyes y las reglas artificiales que inventamos en un intento de regular nuestras interacciones. Así, debemos detenernos cuando el semáforo está en rojo y tampoco es permitido orinar en público.

            A los promotores de la libertad sin restricciones los grupos de derecha los atacan por defender el aborto, la homosexualidad y el consumo de drogas y los de izquierda los acusan de apoyar la libre empresa, la acumulación de capitales y la religión, de manera que no es fácil ponerse de acuerdo.

            Lo normal es que vivamos en grupos sociales con otros que también gustan de la libertad por lo que entonces debemos limitarla para el beneficio de todos. Así las cosas, la astuta declaración de los derechos humanos definió la libertad como “el poder hacer todo aquello que no cause un perjuicio al otro”.

            Si bien sobre esto hay mucha tela que cortar, usaremos la ocasión para comentar una declaración de Franklin Delano Roosevelt, quién fue un presidente importante de los Estados Unidos que, curiosamente, fue electo 4 veces seguidas. Roosevelt, en silla de ruedas por el polio, pasó a la historia por haber sacado a su País de la llamada “gran depresión” y de declarar la guerra a Japón y a la Alemania Nazi.

            Dijo Roosevelt, “La verdadera libertad individual no puede existir sin seguridad e independencia económica. Las personas que tienen hambre y no tienen empleo son la materia de que están hechas las dictaduras”. Evidentemente mucho del pragmatismo gringo está en esta declaración, pero su severa aproximación en asociar al pobre con el esclavo no deja de ser una verdad como un templo.

            No sería de extrañar que algunos ñángaras copiaran esta frase en letras doradas y hasta le diera sentido a aquel cuento de Guaicaipuro Lameda oyendo a Giordani decir “tú no has entendido la revolución, los pobres son los que votan por nosotros y hay que mantenerlos así”.

            Una lista corta de libertades incluiría la libertad de expresión, de asociación, de culto, de elección y de movimiento. Si nos imaginamos a alguien muy pobre su capacidad para ejercer cualquiera de ellas se vería afectada de manera importante pues su tarea diaria es sobrevivir y, además, si para lograr eso es necesario subyugarse, lo hará. La libertad es poder elegir entre múltiples opciones, pero si las circunstancias te lo impiden se limita o cesa.

            La implicación para la reconstrucción de Venezuela es importante pues asociar la pobreza con la falta de libertad, no es algo cotidiano. Nuestro enfoque usual es salir de la pobreza para que la calidad de vida mejore, pero el motivo mayor para salir de la pobreza pareciera ser el recuperar una de las condiciones del ser humano como lo es la libertad.

            Tal vez nuestros índices de pobreza se deberían asociar a la esclavitud. Cuanto más altos sean mejor para un dictador y eso es precisamente el caso en la tierra de gracia. Como lograr que nuestra esclavitud, hoy mayor del 85%, decida emprender el camino de libertad? Como decirle a Juan Bimba, a ese personaje que nos representa a todos, que estamos siendo esclavizados sin compasión por unos mandones corruptos y maleantes. Como no entender que nuestra condición de ser humano está por desaparecer por falta de libertad en la pobreza.

            Aunque sobrevivamos de limosnas y rebusques, ser pobre y ser esclavo es lo mismo. La imagen de Venezuela es hoy un gran conglomerado de millones de esclavos. Pero al mismo tiempo, es el poderoso cuerpo con la fuerza real para salir de sus verdugos en un solo día.

Fin con una de Voltaire “El hombre es libre en el momento que lo desea ser”.

                                                                       Eugenio Montoro

                                                                     [email protected]

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