LA REVOLUCIÓN ESTÁ CATATÓNICA
POR: EMIRO ALBORNOZ LEÓN
Periodista
Uno observa a este régimen y quienes lo representan, encabezados por el Presidente Maduro, como se muestran silentes ante el desastre de vida que lleva el pueblo venezolano, producto de la incapacidad manifiesta que han demostrado en el ejercicio del poder por más de dos décadas, y se llega a la conclusión que presenta el síndrome conductual caracterizado por una incapacidad para moverse normalmente, y que en términos médicos se puede afirmar que la revolución está catatónica.
Pero en realidad, Maduro sólo ha perdido la capacidad de actuar, pues no hace nada para atender esa especie de cataclismo que ha traído su desastroso desempeño económico y ha causado el éxodo más masivo que se conoce en la historia de la humanidad: casi 8 millones de nacionales regados por varios continentes huyendo de la hambruna chavomadurista.
Lo que sí mantiene en excelentes condiciones es el histrionismo que le caracteriza y es harto conocido. Es muy sensible a las críticas muy bien fundamentadas y responde con exagerado dramatismo y está acostumbrado a proyectar sobre otros sus fracasos o decepciones, que se conoce también como mecanismos de defensa de la personalidad.
Recientemente, ante el juego inaugural de la serie del Caribe, un coro solemne de miles de fanáticos que asistieron al evento deportivo, entonó el muy conocido canto oposicionista: «Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer».
Todos pudimos observar en los videos que se hicieron virales por las redes sociales cómo Maduro se burlaba del reclamo popular y bailaba en medio de su soledad. Maduro se hace el loco con la penosa situación en que ese encuentran la educación y la salud que son dos de los sectores más fundamentales para cualquier país.
Es una vergüenza. A ello se agrega las desastrosas condiciones en que se encuentra la infraestructura y la falta de insumos para realizar sus labores.
Desde que comenzó el año no han parado los reclamos y las protestas de los educadores y los profesionales de la salud, y las respuestas por parte de las autoridades siguen ausentes.
La gente clama desesperada por una solución inmediata a esta crisis, pero en realidad no la hay. En cualquier país civilizado del mundo, un presidente en las condiciones de Maduro, aislado e incapaz de darle solución a los problemas del país, habría renunciado
Lastimosamente tendremos que esperar unos dos años más de sufrimiento para sacarlo a punta de votos democráticos con un candidato de la oposición electoral en primarias y que una a la nación en torno a su figura.
Emiro Albornoz León/ Periodista
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