OPINIÓN

LA SINCERIDAD NO ES IMPRUDENTE

POR: ABG. NILMARY BOSCAN MALDONADO

Seguramente te has encontrado en alguna conversación con una persona “sincera”,  la que expresa a viva voz lo que siente,  sin pelos en la lengua y sin adornos en sus palabras. Aquellas que manifiestan con orgullo que dicen lo que piensan sin importar nada ni nadie. Esa persona que no reflexiona antes de hablar te ve en la calle y si estas  pasadito de peso te lo hará saber,   a viva voz, ¡Que gordo o gorda estas! Por citar un ejemplo sencillo.

Pero resulta que la sinceridad no tiene que ver con expresarse de forma temeraria,  indiscreta, atrevida o precipitada,  porque “Yo digo lo que siento”,  es un gran error que muchos cometen y que causa molestia en los demás.

La sinceridad es la virtud de comunicarse asertivamente,  siendo coherente con nuestras emociones, creencias y pensamientos de forma honesta y genuina. Es la claridad y transparencia en lo que se hace, en lo que se piensa y en cómo se vive. También es una muestra de seriedad e integridad a través de la palabra sana.

Quiere decir que ser sinceros no significa vociferar lo que siento en el momento,  sin previamente reflexionar lo que se va a comunicar para ser empáticos y para que el mensaje llegue adecuadamente sin dañar a nadie con lo que se dice.

Algunos confunden la sinceridad con la imprudencia,  siendo esta un defecto que repercute en las relaciones interpersonales,  en especial con lo que se habla,  por eso es importante pensar de forma consciente lo que se va a decir para edificar,  en vez de destruir con las palabras. Ser sinceros nos conecta con las personas  pero la imprudencia nos aparta,  además de no lograr informar lo que realmente queremos manifestar,  porque puede tomarse como una crítica destructiva,  señalamiento,  prepotencia u ofensa.

Siempre hay formas respetuosas de decir las cosas,  la sinceridad no es decir lo primero que pase por nuestra cabeza sin importar los daños causados,  al contrario,  es la manera idónea de expresar lo que se desea decir con las mejores palabras,  de la mano de un buen consejo o una sugerencia en el caso de ser necesario. La sinceridad no es amiga de la incómoda imprudencia.

Actúa con sinceridad, sabiduría y prudencia, porque de esta manera los demás te escucharán y aprobarán tus comentarios. No olvides que es difícil escuchar a alguien imprudente, porque solamente nos sentiremos lastimados por su actitud. Trata a los demás con respeto, no humilles a nadie ni lo avergüences públicamente.

La persona imprudente se deja llevar por sus emociones y actúa  de manera temeraria,  sin medir las consecuencias confundiendo su conducta con la sinceridad. Es posible ser sincero actuando con la firme convicción de no dañar a nadie. Siempre existirán las maneras de decir las cosas y actuar sin que alguien salga perjudicado,  recuerda que las palabras dejan huellas y también heridas imborrables.

La sinceridad siempre será buena acompañada de la prudencia.

Abg. Nilmary Boscan Maldonado

 

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