OPINIÓN

LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE

POR: DR. PEDRO DUARTE

Comenzamos hace dos domingos el tiempo litúrgico de adviento en la tradición católica. Un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo Redentor. Este tiempo está integrado por cuatro domingos más próximos a la Solemnidad de la Noche Buena, donde celebramos el nacimiento del Niño Jesús. En un lenguaje cristiano, se refiere a la venida de Cristo y es una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor, para meditar en Familia, leer las escrituras, sobretodo el libro del Profeta Isaías, tratar de dar continuidad a tradiciones como el pesebre, la corona de adviento, entre otras.

El mundo, casi logra el cambio en la escala de valores. El mundo hedonista, existencialista, consumista casi nos hace cambiar haciéndonos ver como el centro de la Navidad la ropa, los zapatos, la comida, los juguetes, los adornos navideños. Esto no es malo como tradición pero no es el centro de este tiempo tan importante.

Recuerdo aquí una famosa propaganda televisiva de un jamón, cuya marca por lógica obviamos, muy bien diseñada en colores, música y mensaje, donde un Niño está triste viendo por una ventana hasta que aparece el famoso camión con ese producto y todo aquello cambió, es decir tuvo sentido la navidad para ese Niño y para los vecinos de esa calle, la alegría llegó como consecuencia de ese producto. Esto se viene repitiendo cada vez con  más fuerza creando muchas veces angustia, ansiedad en Madres y Padres  que no tienen como responder a esta condición sobrevenida que define la Navidad, así como Niños y Niñas con uso de razón con un alto grado de frustración en muchos de ellos, por no tener en el momento nada de lo que anteriormente mencioné y que lo asocian directamente con la Navidad, es decir serán felices en tanto y en cuanto lo tengan.

El centro de la Navidad es Cristo Jesús. Nuestra fe es cristocéntrica, es la razón de lo que creemos y proclamamos, aquel que venció a la muerte y resucitado, vive entre nosotros. Aquel que naciendo en la humildad de un pesebre, más adelante nos dice “venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados que Yo os aliviaré”.

Este es un tiempo para profundizar el amor al otro, el respeto y el reconocimiento al otro, de  compartir con el otro, siendo esto también una manera de agradar a Dios, de alabanza, sobre todo si lo hacemos con los más Pobres,  solitarios y tristes de la tierra. Esto cada día se hace más necesario, no solo meditarlo sino practicarlo, pues las desigualdades existentes en el mundo y no pensemos solo en distancias geográficas, hablamos del mundo más cercano, son impresionantes.

En la filosofía cristiana, cuando estudiamos filosofía de la naturaleza nos encontramos que lo esencial es el movimiento; nada es estático, incluso lo que parece inamovible, de allí nace la idea de la conversión, del cambio. En ese sentido, pidamos al Altísimo que nos ayude a mejorar todo aquello que nos pueda obstaculizar el ver y  sentir lo verdaderamente importante de la Navidad.

“Lo esencial es invisible a los ojos”

Antoine de Saint-Exupéry

El Principito        

Dr. Pedro Duarte

Abogado

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