FARÁNDULA

Los Amigos Invisibles: “Estamos locos por volver a las tarimas”

  • Juan Manuel Roura «Mamel», baterista de la agrupación venezolana ganadora del Grammy Latino, habla sobre la remasterización de su segundo disco “A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band” y sus planes en 2021

Los Amigos Invisibles remasterizaron el disco A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band 25 años después de su lanzamiento, producción que David Byrne descubrió en una tienda en Nueva York y que llevó a que los contratara para su disquera, Luaka Bop. 
Desde Miami, Juan Manuel Roura «Mamel», baterista de la agrupación venezolana ganadora del Grammy Latino, integrada por Julio César Briceño (voz y percusión menor) y José Rafael Torres «El Catire» (bajo) y los músicos: Daniel Saa (guitarra) Agustín Espina (teclados) habló con El Universal sobre el proceso y lo que piensa será el futuro de la banda y las perspectivas de la industria musical en 2021.  
– ¿Cómo toman Los Amigos Invisibles la decisión de remasterizar A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band, 25 años después?

– A Los Amigos obviamente siempre nos dio por hacer lo que nos gustara sin importar la rareza de la música y para el momento en el que salió este disco, 1995, el mercado no estaba muy en sintonía con nosotros. En aquel momento, tocábamos en la escena caraqueña y luego pasaron como unos tres, cuatro años y David Byrne lo descubrió en Nueva York, nos firmó y sacamos The New Sound of the Venezuelan Gozadera y comenzó toda la historia de la internacionalización de Los Amigos y A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band se quedó un poco frío porque estábamos de lleno trabajando en lo nuevo y había que enfocarse y, durante muchos años, estuvimos ocupados y después de 25 años, creímos que era una fecha idónea y un momento interesante para sacarlo porque no solamente fue nuestro primer disco sino el material responsable de que se nos abrieran las puertas en muchos lugares. Es interesante, tiene sus sorpresas adentro, está chévere, valía la pena hacerle honores. 
– Cuando escucha aquella primera grabación, ¿qué piensa? ¿es muy crítico con su trabajo?

– Uno, obviamente, no puede evitar regresar en el tiempo y que te vengan las imágenes de toda esa época en la que todos estábamos en la universidad y aunque, en ese momento, todo era un hobby porque no podíamos vivir de la música siempre tuvimos un compromiso muy sólido con hacer música, con divertirnos y con tratar de demostrar algo, aunque fuese nuestro modo de vida. 
– ¿Qué fue lo más difícil de este proceso?

– La verdad, no hubo ninguna dificultad, más bien, mucha nostalgia de retomar el disco y conectarnos con ese pasado en el que nos dimos cuenta de que han pasado muchas cosas durante los últimos 25 años; gracias a este disco pudimos vivir, pudimos firmar con una disquera y cuando lo revisamos musicalmente nos encontramos con esas influencias con las que estábamos conectados en ese momento y dijimos: ¡Wow! ¡Qué bárbaro! (risas) fue como revisar ese archivo muerto en una computadora y abrirlo.
– La mayoría de los integrantes de Los Amigos Invisibles se encuentra en Miami y la otra parte, está en México.

– ¿Cómo hicieron con la remasterización del disco en pandemia?
– La remasterización estuvo a cargo de un ingeniero con el que trabajamos en El Paradise, que es Enrique González Müller, un venezolano con un talento increíble, profesor de Berkeley en Boston, con el hemos trabajado en los últimos años y con Tom Hutten, con quien remasterizamos los últimos temas. Este es un proceso que casi no llevó tiempo, lo que llevó un poco más es que incluimos varios temas del disco, cada uno de la banda -incluyendo los fundadores- presentaron la canción, y contaron una pequeña historia de ese tema para cada uno de ellos; están Cheo (Pardo), Armando (Figueredo) y Mauricio (Arcas), aparte del tiempo que se llevó recolectar toda esa información, pero sí quisimos que el disco tuviera algo especial. 
– Hoy por hoy, ¿Los Amigos Invisibles se sienten presionados cuando están a punto de hacer algún material nuevo?

– Nunca lo hemos visto así. Durante toda nuestra historia siempre consideramos hacer un disco cuando nos sentíamos cómodos para sacarlo, Los Amigos nunca encajaron con el ritmo de la industria, sacábamos discos cuando considerábamos que teníamos las canciones listas para hacerlo o suficientes temas como para escoger y quizás, la única presión que sentíamos era el compromiso propio de la banda de tratar de sacar algo que fuese de calidad y que pudiésemos sentir que nos estábamos reinventándonos o sacando algo interesante y eso se ha mantenido durante toda nuestra carrera, independientemente de las tendencias de la industria o de las presiones que recibíamos. 


– ¿Cree que la clave de Los Amigos Invisibles a lo largo de 29 años ha sido sentirse siempre cómodos?

– Creo que sí, de algún modo, cada artista tiene su propia experiencia. Habrá algunos que sí sentirán presionados dependiendo de su contexto o de su situación, pero definitivamente creo que sí ha jugado un papel importante a la hora de ver la manera, el estilo que uno crea, pero más que eso, pienso que el estilo y el sonido de Los Amigos es el resultado de lo que escuchamos o de cómo vemos las tendencias musicales, de cómo se mueve la cultura musical en el resto del mundo, cómo te influye y de qué manera influye positivamente en el concepto que estás tratando de trabajar. Para nosotros, el baile y la fiesta siempre fueron importantes y, de alguna manera, representan lo que somos como latinoamericanos y como venezolanos. 
– Más allá de la remasterización de A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band, ¿Los Amigos Invisibles planean hacer algo virtualmente?
– Hemos hecho algunos streamings. Esto (la pandemia) es algo que nos agarró fuera de base, afectó a la música en general y ha tocado, de algún modo, adaptarse y tratar de buscar la manera de que fuese óptimo sin necesidad de quemar cosas, por lo menos, para nosotros, en particular, pero sí tratamos de crear mucho contenido, tenemos mucho trabajo para mostrar. Una de las cosas para la que ha servido todo este exceso de tiempo libre es terminar proyectos, hay muchas canciones que hemos estado haciendo, hemos estado componiendo, trabajando con otras personas, pero siempre en pro de generar una plataforma para el futuro porque no quisimos que esto se convirtiera en una tragedia. Creo que fue un reto de autocontrol, de no perder la perspectiva, mantenernos enfocados en que esto está generando una coyuntura a la que hay que adaptarse y tratar de seguir ofreciendo cosas a la gente, dentro de las limitaciones porque no podíamos tocar. Tenemos muchas cosas nuevas, pero no hemos querido malgastarlas, ya que sentíamos que se iban a perder en el tiempo. Lanzamos unas versiones pandemix de canciones nuevas, hicimos streamings, compusimos muchas canciones, sacamos este disco y estamos esperanzados que el próximo año será mejor. Sabemos que esto va a tomar algo de tiempo en reabrirse y que la gente gane la confianza, pero sé que está desesperada y nosotros también estamos locos por volver a las tarimas. Sabemos que el proceso va a ser gradual, eventualmente, vamos a volver. Estamos acostumbrados a tener el contacto con las personas.
– ¿Qué nos puede adelantar de los próximos proyectos de la agrupación?
– Más que todo han sido trabajos a nivel de composición, aún hay cosas todavía por terminar y, si Dios quiere, tenemos al manager diciendo que deberíamos sacar un disco nuevo, sin embargo, desde el año pasado, decidimos sacar sencillos, es como la tendencia porque nos hemos dado cuenta que la inversión total de un disco, quizás, no valga mucho la pena, digamos que tienes la oportunidad de sacar singles y la inversión que gastas en un disco la puedas hacer de una manera gradual y, eventualmente, si el público, el consumidor, lo requiere poco a poco te vas recuperando y sacas el disco y le das forma. 

– ¿Qué le aguarda a Los Amigos Invisibles en los próximos 25 años?
– ¡Wow! Espero estar vivo (risas). Uno nunca sabe. Nosotros no dimos nunca nada por sentado en nuestra carrera, independientemente de que estuviésemos jóvenes hace 25 años atrás, siempre existía el anhelo, la convicción y el sueño de crecer, de ser una banda reconocida, de hacer una carrera de esto y pudiésemos vivir de la música. El futuro es incierto. Uno siempre tiene el deseo de que esto siga funcionando y que la vida nos permita seguir haciendo esto. Si dentro de 25 años lo vamos a estar haciendo esto, bienvenido será. Muchas veces prefiero vivir el presente, aprovecharlo y dar gracias por lo que te da. 
– ¿Es optimista en relación al panorama de la música en 2021?
– La música siempre ha sido una industria muy volátil y mucho más después de que la tecnología tuvo una influencia fuerte en ella. A finales de los 90, cuando se tuvo la posibilidad de quemar CDs, hubo una revuelta muy grande porque prácticamente se dejaron de vender y, a raíz de eso, con la digitalización de la música y los downloads, la industria empezó a pasar por una metamorfosis muy grande e incierta (…), pero todavía seguimos en la disyuntiva de un formato confiable. Hoy en día, ya la música vale muy poco y la única herramienta que existe para comercializarla son las plataformas digitales que ya no representan ni un pequeño porcentaje de lo que antes se ganaba con la música y lo que se pueda hacer a nivel de conciertos. No sabemos qué va a pasar de aquí a 10 años. Sin embargo, las tendencias serán las plataformas digitales y nos tenemos que enfocar en ellas. @yolimer

Por El Universal

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