NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS

POR: DR. PEDRO DUARTE

Uno de los regalos más grandes que puede recibir una Pareja es el poder procrear y luego tener entre sus brazos la hermosura, la inocencia, la transparencia, la pureza que transmite un Hijo o una Hija. Para ello es necesario procurar fomentar un ambiente familiar propicio, sano, cargado de felicidad y por supuesto con una alta dosis de amor, comprensión y protección. Estas cualidades debemos pedirlas por toneladas  en favor de nuestros Hijos e Hijas.

Me gusta mucho una  frase del Filósofo Gabriel de Oro cuando dice “Los Niños son grandes Filósofos porque se lo cuestionan todo. Se asombran por todo”. En lo particular es asombroso lo que uno aprende de ellos, las lecciones que nos dan son inmensas a pesar de no tener todavía esa capacidad para filtrar lo que es prudente, no dejan de darnos clases magistrales de cómo vivir, incluso la necesidad de conectarnos con nuestro Niño (a) interior y esto a su vez nos ayuda a entender quiénes somos y hacia dónde vamos.

Cuando me siento a conversar con mi Princesa Sophia o con la Princesa Amanda el tiempo pasa de una forma tan especial que nada perturba, pero es que ellas no mienten, no disimulan, no dicen una cosa por otra, es un poco aquello de la sabiduría popular, que nos viene a decir que para tener la sinceridad de un Niño (a), un Adulto necesita estar ebrio. Sea como sea, a esa edad, si no conseguimos conectar, simplemente desconecta.

Estamos viviendo tiempos difíciles a nivel mundial, se ven, se leen y se escuchan cosas aberrantes por los diferentes medios, incluyendo las redes sociales en contra de los Niños y Niñas, y son cantidades de casos a diario que es hasta repugnante plasmar en esta reflexión ni siquiera un ejemplo. Lo más grave de todo esto es que en su mayoría viene dado por sus propios Padres y Madres, por sus Abuelos, Tíos y familiares cercanos, llegando al punto que muchos de estos maltratos, muchas de estas violaciones han sido con el consentimiento de una Madre o un Padre desnaturalizado con el objetivo de obtener dinero o de vengarse entre ellos por problemas de pareja. Recuerdo aquella frase de Cristo Redentor cuando dijo “dejad que los Niños vengan a mí”, en otra ocasión dijo “tenéis que ser como uno de estos Pequeños para entrar en el reino de los cielos” y luego en otra ocasión manifestaba “ahí de aquellos que escandalicen a uno de estos Pequeños, más le valdría ponerse una piedra de moler en el cuello y lanzarse al mar”.

Debemos unir esfuerzos y elevar nuestra voz desde la trinchera donde nos encontremos para denunciar y actuar cuando sea posible ante estos lamentables acontecimientos que muchas veces están más cerca de lo que pensamos y estar vigilantes de cualquier propuesta incluso hasta legislativa, venga de donde venga que perjudique la paz y la tranquilidad de nuestros Niños y Niñas. Está en juego el interés superior de Ellos y Ellas, tal como lo establece nuestra Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.

De igual manera impresiona las cantidades de dinero que se mueven en el mundo por el tráfico de Niños y Niñas, cómo de manera inescrupulosa y desarmada se despojan Familias de estos Inocentes que son llevados a las fronteras donde tienen preparado espacios que no llegan a ser ni una carpa, para tenerlos allí y luego ser entregados a quienes los compran (recientemente canales internacionales han presentados buenos documentales al respecto donde han dado cifras impresionantes del dinero que esto genera).

Culmino estas reflexiones con una hermosa frase del gran Hans Christian Andersen, autor del maravilloso libro “Cuentos” cuando dice “Los cuentos infantiles sirven para dormir a los Niños y para despertar a los Adultos”.

Dios permita que cese tanta locura en el mundo.

Dr. Pedro Duarte

Abogado  

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