POR AHÍ ES QUE VAN LOS TIROS
POR: ING. GOLFREDO DÁVILA
Se están produciendo buenas señales en el país, ha estado emergiendo la protesta social. Los adultos mayores, jubilados y pensionados de la administración pública, tienen años en la calle exigiendo trato digno, los vecinos, por su parte, han salido a reclamar mejores servicios públicos, hoy son los trabajadores activos quienes se levantan contra la opresión.
La protesta es quizás la mejor respuesta a lo que ocurre y es muy positiva, pero como siempre hemos dicho, todo debe enmarcarse en una visión integral. La calle tiene que acompañarse de organización, articulación y unión. El sólo ingrediente de la unión, por ejemplo, permite potenciar la lucha y avanzar. Por ahí van los tiros. Hay que leer entre líneas los alcances del movimiento que está naciendo, para entender que no se trata sólo de exigir menudas reivindicaciones, lo que está pasando trasciende eso y va a lo neurálgico. Se inscribe en la búsqueda de una alternativa para acumular fuerzas y dar pasos a estadios superiores de lucha. ¡Ojo! no se mal entienda con ello que se busca secuestrar la lucha social, o sustituir el protagonismo de la gente por el de los partidos políticos, eso sería un error.
El pueblo sabe que quienes detentan el poder, destruyeron este país, violan los Derechos Humanos, que su accionar político gira en torno a la mentira, la corrupción, la opacidad y el crimen. Así que está consciente que no es una simple oficina la causante del descontento, es toda esa putrefacción, dirigida a esclavizar y exterminar a los trabajadores, sale de Miraflores. La resolución 2792 del año 2018, que cercenó la contratación colectiva y ahora la fulana ONAPRE, son simples aderezos en la búsqueda de arrasar con derechos laborales adquiridos por muchos años de lucha.
Contrario a ello, la acción ciudadana debe girar en torno a la protesta y la unión. Por lo tanto, el liderazgo debe execrar todo lo que lo divide y trabajar sólo en base a las coincidencias. Las diferencias se irán subsanando en el camino. Si asumimos que el objetivo principal es desplazar la tiranía del poder, entonces actuemos en consecuencia. Exorcicemos los grupalismos, el sectarismo y los protagonismos, que mucho daño han causado en todo este proceso.
No cometamos el error de enfocarnos sólo en las primarias para escoger el candidato para el 2024, sin la presión de calle no se conquistan elecciones libres. Si el liderazgo no se conecta con el clamor popular, dará un salto al vacío. Y ahorita la gente espera que se ponga de acuerdo, porque el hambre y la opresión no son fantasmas que merodean. Más grave aún sería que se empecinen en las disputas por cuotas de poder, ello pone en duda que se actúa apegado a los intereses de las mayorías, es como suprimirle a la ciudadanía el derecho a pensar en el cambio político.
Otra mirada errónea y cándida al mismo tiempo, es pensar que con suficientes finanzas, con el 1×10, los casa por casa y con gigantescos mítines, el mandado está hecho. Eso está alejado de toda lógica, no olvidemos que para el régimen dictatorial, la única razón de su existencia es el poder por el poder mismo. Ya lo conocemos. Todos sabemos que Capriles ganó las presidenciales de 2013; que Maduro iba a ser desalojado con el Referendo Revocatorio de 2016; el país vio como rebanaron la AN del 2015; y como fue el fraude electoral del 20 de mayo de 2018, mamotreto que, a lo sumo fue un proceso interno del PSUV y lo llamaron elecciones presidenciales. Sería iluso pensar que esta vez la pondrán de bombita.
Por la tanto, si sabemos que tenemos la posibilidad cierta de triunfar, lo cual es una verdad irrefutable, entonces debemos convencernos, que este pueblo podrá cobrar, si está organizado, movilizado y ganado política y psicológicamente para evitar que se repita lo antes narrado y se imponga como en todos esos casos, la fuerza de las armas. Entonces, acompañar al pueblo en sus luchas vale mucho más que todo el dinero que se invierta en una campaña electoral.
Ing. Golfredo Dávila.
De Vanguardia Popular
