lunes, mayo 6, 2024
OPINIÓN

A SIMÓN RAGA VILLANUEVA (MONCITO) EN SU ADIÓS TERRENAL

POR: PEDRO QUERALES CORDERO

 

«Entiendo que un artista es alguien que,
entre el silencio de los demás,
utiliza su voz para decir algo,
y que tiene la obligación que esto no sea algo inútil
sino algo que dé un servicio a los hombres.»
Joan Miró

 

SIMON RAGA
Simón Raga “Moncito”

 

Conocimos a “Moncito” a finales de los años 70, en tiempos del Movimiento por los Poderes Creadores del Pueblo “Aquiles Nazoa” y de la joven casa de la Cultura de Cabimas (IMCBA). Simón Raga Villanueva ya venía de la Casa de la Cultura de La Montañita, su barrio natal, o por lo menos donde creció física y artísticamente.

Hay figuras que Nacen para algo y nunca desvían su ruta de vida. Simón Raga y la danza se conocieron y desde ese mismo instante se hicieron compañeros de viaje. Desde ese momento juraron no separarse jamás y desde allí decidió “Moncito”, vivir para ella y si se podía vivir un poco de ella, mejor aún. Las dos cosas se combinaron y desde finales de los 70 y de allí en adelante, todos los actos culturales realizados en escuelas y comunidades contaron con su presencia, pues rápidamente se hizo coreógrafo y comenzó a ser solicitado en las fiestas de quinceañeras, muy frecuentes en la época. Eso le permitió conocer a mucha gente, hacer equipo, preparar chicas como bailarinas para esos bailes en específico y si veía que alguna tenía cualidades artísticas para la disciplina, la invitaba a integrarse a la Casa de la Cultura.

Desde Maracaibo, llegó contratado como instructor, Humberto Ferrer, y fue la mejor idea que se pudo tener, creo que en la gestión de la Dra. Flor Romero, y desde allí nació una de las grandes agrupaciones dancísticas del Zulia: “Danzas Lago”, formado por muchachas y muchachos, que llegaron a trascender las fronteras zulianas y más allá de nuestro país. No hubo festival que no ganaran. Allí estaba “Moncito”, junto a Juan Carlos Cepeda, Junior, Héctor Chávez, Richard Chávez, José Luis Seguerit, Victor Rondón Ender González, Alberto Quintero, Alenis Bracho Vizcaya, Richard Aranguren, Jose Cedeño, Wilmer Urribarrí, Henry García, José Luis Chávez “Chicho”, entre otros junto a muchachas que brillaron como Rosa Laguna, Vita Brito, Liz Morelia Uban, Idalina e Ivette Villavicencio, Blanca y Betty Chávez, Massiel y María Soto, Disnarda y Yumal Castellanos, Somalí Travez, Karina Rivero, Katiuska Piña, Greddy Pirona, Ana María y Miriam Mármol, Aixa y Mirian Lovera, y otras que fueron creciendo en edad y en profesionalismo, me disculpan si la memoria me traiciona y no recuerdo todos los nombres. Lo cierto, es que “Moncito” estuvo allí y saboreó todos esos triunfos en colectivo.

Muchas veces me subcontrató como fotógrafo en algunas fiestas que le tocó dirigir como coreógrafo. Prácticamente, este servidor era el fotógrafo “oficial” de danzas Lago y donde ellas iban a bailar, allí estaba con mi cámara, sus integrantes conservan esas fotos, y yo poseo algunas todavía.

Lo cierto, es que la figura de “Moncito” fue creciendo y poco a poco formó, en los últimos tiempos una gran llave con José Luis Chávez “Chicho”. “Venezuela siempre Venezuela” fue la agrupación que “Moncito” creó y Chicho lo secundó con “Danzas COL”. A su vez promovieron a muchas agrupaciones a lo largo y ancho de Cabimas.

En cinco décadas que Simón Raga le dedicó a las danzas y al quehacer tuvo la dicha de ganarse el respeto y la admiración del pueblo de Cabimas, y creo que hay muy poca gente que no lo haya conocido, querido y respetado.

Como todo artista que se aprecie, “Moncito” tenía su temperamento. La tecnología iba cambiando del LP, Casette, CD, pen drive y otros adminículos que eran usados de manera obligatoria para el montaje de sus bailes. Estos a veces juegan malas pasadas: un disco rayado, un casette con la cinta enredada, un CD donde no aparecía el tema, un pen drive con virus. Eran momentos en que entraba en crisis y quienes estaban cerca de él tenían que calmarlo, porque uno entendía que luego de todo el esfuerzo para ensayar que las cosas salgan bien y con la calidad deseada, nunca falta una mala jugada técnica. Pero en todas las circunstancias siempre se salió avante y el aplauso del público no se hacia esperar.

Justo es reconocer, que las disciplinas que más brillo le han dado a Cabimas son la música en todos sus ritmos, la artes plásticas y naturalmente las danzas. En mi caso, me tocó ser sub director de Cultura entre 2017 y 2021, junto con la directora Vita Brito, y hay que reconocer que sin el soporte del dúo dinámico: “Chicho” y “Moncito”, la casa de la Cultura no hubiese podido sobrevivir en el tiempo, porque si bien es cierto que las autoridades cancelan la nómica del personal obrero, administrativo y artístico, en cuanto a la sostenibilidad, es el empuje, el empeño, que los instructores de danzas, música, artes plásticas, literatura teatro (con muy poca suerte) hacen su esfuerzo para que todo esto se sostenga. Y aquí sería mezquino, no reconocer que sin el aporte de los representantes, sería imposible mantener esto, pues para lograr la vistosidad que requiere el vestuario, se requiere ese aporte, que jamás viene de las arcas municipales.

Eso sí, a la hora de estarse realizando alguna inauguración o conmemoración, en ocasiones, la directora Vita Brito recibía una llamada después de las ocho de la noche: “se necesita un baile para las 8 am. es urgente”. Adivinen a quien llamaba Vita, pues a “Moncito”, quien siempre estaba listo y presto. Y las 7 de las mañana las muchachas estaban listas. Es lamentable decirlo, pero los mandatarios utilizan el quehacer cultural como relleno de sus actividades de gestión (¿o indigestión?). Eso sí, cuando se iniciaba el baile, el alcalde estaba más pendiente de su celular y por lo regular ni se enteraba de quien bailaba. Solo prestaba atención cuando le correspondía la palabra.

Recuerdo que a principios del año 1990, Luis “Lucho” Vásquez, me invitó a una reunión, pues pensaba organizar los carnavales populares de ese año, y como recién se inauguraba la figura del alcalde, el plan inicial era que la alcaldía presidida por Hernán Alemán, debía (en teoría) prestarle la debida atención y apoyo económico. De esa reunión salí convertido en directivo de esa celebración, junto con el propio “Lucho” Vásquez, Edinson Medina, Alenis Bracho Vizcaya. Y como coreógrafo para preparar a las 17 candidatas, no hubo discusión: Simón Raga, quien aceptó gustoso. Vale decir que el alcalde, a pesar de juramentar la Junta de Carnaval en acto público, no suministro ni medio partido por la mitad, y fue el señor Jesús Camacaro, quien era gerente de la Regional en ese tiempo quien aportó la cantidad de noventa mil bolívares (Bs. 90.000,oo) los cuales estiramos hasta más no poder y pudimos realizar la presentación a la prensa en el salón “Candilejas” de Ital Dulce, por cortesía de nuestro amigo Rafael Di Maio, quien amablemente nos cedió el espacio. Luego, realizamos la elección en el estadio municipal con un llenazo y con la elección de Lia Fabiola Moronta como reina. Hasta ahí llegaron los reales. Lo cierto es que a “Moncito”, lo único que le pudimos aportar fue unos setecientos bolívares, y las gestiones de buscar los maquilladores, el vestuario y todo lo demás corrieron de su parte y de los representantes de las muchachas.

Todos estos avatares los sufrimos quienes hemos asumido este pequeño y maravilloso mundo de la promoción cultural en todas sus facetas. Este servidor, no posee cualidades artísticas, salvo cierta habilidad para escribir relatos y crónicas (ojo, esto también vale), pero descubrimos muy temprano que hay un sector de la cultura que se llama “animación cultural” o ”promoción cultural”, que permite que todo suceda, pues alguien tiene que encargarse de la logística (sonido, promoción, refrigerios, difusión) para que los eventos salgan como se desea. En nuestro caso, nos ha tocado organizar eventos musicales, ferias artesanales, exposiciones pictóricas, crear y organizare grupos teatrales, gaiteros y creo que en 49 años, hemos tenido éxito, y a pesar que haya muchos cuya mezquindad no les permite reconocer esto, aquí seguimos. Y para rematar, en todos esos eventos, siempre pudimos contar con la presencia de la danza, naturalmente, “Moncito” siempre estuvo presente, pues nunca eludió ninguna invitación, nuestra o de otra gente u organismo. Eso se llama entrega y nobleza. En muchos eventos es evidente que el trato de los organizadores no fue el más adecuado, pero los cultores estamos por encima de esas pequeñeces humanas.

Para “Moncito” la danza era su vida. Una vez me dijo, cuando lo jubilaron: “Se que me jubilaron porque me tocaba, pero yo no quiero irme, quiero seguir aquí, me paguen o no”. En nuestra gestión, la directora Vita Brito, hizo gestiones y fue nuevamente contratado, y se le dijo: “Usted se va cuando usted quiera, hasta que su cuerpo le diga”.

Es triste cuando la política no toma en cuenta las variantes que un cultor enfrenta, porque gobiernos van, gobiernos vienen, pero los cultores que somos poquitos, quedamos. Cuando se baila, se canta, se toca, se pinta, se actúa, se escribe, se hace para la gente, no para una tendencia política, por eso es que sobrevivimos a todas las circunstancias.

En lo particular, cuando me ha tocado ejercer funciones de dirección, nunca le he mirado el carnet o la tendencia política, porque el ser humano va más allá de las mezquindades que la política y sus veleidades aplica. En todo este tiempo hemos visto pasar mucho agua bajo los puentes, y los cultores, siguen allí, aun cuando físicamente se vayan, porque en la vida toca irse, porque nadie vive para siempre.

El arte si vive. Por eso, cuando queda obra seguimos vivo.

“Moncito” vive, y aunque alguien le dijo que se fuera para su casa a descansar, él no quería irse a descansar. Estoy seguro que hubiese preferido morir encima de una tarima o dirigiendo a sus muchachas en plena función. Era su potestad.

Nadie le dice a los artistas cuando deben irse. Pero a veces, la salud, imprescindible para cualquier labor que se quiera emprender, dice otra cosa y nos gana la pelea.

Pedro Querales Cordero
[email protected]

 

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