DERROTAR EL COVID
FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS
Tendremos muchas historias, muchas vivencias de esta experiencia que aún no termina y no sabemos cómo culmina para cada uno que lo padece.
Trae el dolor y el vacío de amigos y amigas que se van, de seres humanos batallando como en una guerra, así lo vivimos en el Hospital COVID del Autódromo Hermanos Rodríguez, en Ciudad de México. Allí conocimos de cerca la solidaridad en su más bella expresión, la asertividad en la palabra y la determinación para triunfar de hermanos latinoamericanos en la figura de un joven médico investigador, Mauricio Tapias y su equipo.
Lo vemos de lejos en la patria nuestra, en el hospital de campaña que es El Poliedro, con el sentido de entrega y dedicación de los médicos venezolanos. Nos enorgullece y alienta, la forma en que lleva nuestro gobierno, golpeado económicamente de una manera brutal, la batalla. Conversar con el Dr. Horacio Balgiela del equipo de asesores de la Vicepresidenta Delcy Rodríguez o con el Doctor German Medina, asesorando en un hospital norteamericano de infectología. O saber por el Alcalde Luis Caldera del médico de Toas, asesorando en Texas en esta batalla.
En el Zulia, tan cercano en los afectos sabemos de la lucha y el sacrificio de paramédicos, enfermeros, enfermeras y médicos, hasta la entrega de su vida misma en gestos de amor imborrables.
Una experiencia de vida esta que nos ha tocado vivir con un enemigo extraño para nuestro cuerpo. Un enemigo que ataca de forma inusual y desconcierta nuestras defensas. Los sustos, casi pánico, de la bajada del oxímetro o la fiebre de Margarita.
Hemos conocido además la solidaridad. De cerca en la misma gente, de nuestros compañeros de la cancillería de Venezuela, en los compañeros de la cancillería de México, en nuestros compañeros en Venezuela, en los hermanos del pueblo que se enteran de esta batalla para la que vamos aprendiendo dentro y fuera del país.
La experiencia temprana de Keydi Aguirre, con toda la familia contagiada. La de Benedicto Alvarado, la del compañero de la base del partido en Maracaibo, la de la amiga María de los Ángeles, sencillamente ciudadana de Los Haticos, luchando con la enfermedad y derrotándola desde su casa. La de mi hermano Felipe lidiando igual con remedios caseros en la Isla de Margarita.
Siempre la solidaridad del pueblo, del vecino, del hombre y la mujer de a pie. Que no exceptúa los de mal corazón que vende en dólares la azitromicina que necesita el enfermo y que el gobierno bolivariano del presidente Maduro entrega con gran sacrificio, gratuitamente.
Ni sabemos cómo responderá finalmente nuestro cuerpo a esta prueba. Pero nos deja experiencias de vida dentro de esta realidad distinta del 2021 que se inicia y se lleva a Chavín, quien nos arropa con su ejemplo de vida y su canto de orgullo a Venezuela, que le oímos llenos de fortaleza, entonar junto a ese cantor contemporáneo de Maracaibo que es Ricardo Portillo, a quien Dios guarde y proteja.
Feliz 2021 en fraternidad y humanidad.
FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS
