POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.
El próximo domingo 23 del presente mes y año se celebra el Día Nacional del Abogado, para exaltar la memoria del Dr. Cristóbal Mendoza, quien fuera Presidente del Primer Poder Ejecutivo de nuestra República; y también para enaltecer la labor del profesional del derecho, por su aporte al progreso del país y a la causa de la Justicia.
La vigente Constitución Nacional le concede una importancia a la abogacía puesto que en el artículo 253, la coloca como parte integrante del sistema de Justicia. Pero resulta harto difícil escribir sobre nuestra profesión en estos tiempos de crisis, de desconcierto y de incertidumbre.
Los abogados estudian y se preparan para servir al Estado de Derecho, a la Justicia, y a los legítimos intereses de quienes ponen en sus manos conflictos que deben ser resueltos conforme a la ley. Lo anterior exige entonces, que se ejerza la profesión con entereza y valentía haciendo causa común con los ideales de la Justicia, de la Libertad, de la seguridad jurídica y de la paz.
El Estado de Derecho que es el Estado regido por la ley y no por la arbitrariedad de los hombres que ejercen el poder, se encarna en la vigencia efectiva de las leyes, en el sometimiento a éstas de todos los ciudadanos y en la efectiva salvaguarda de los derechos de éstos.
Lamentablemente, parece que aún seguimos apegados a la vieja tradición española de la conquista, de que las leyes se acatan pero no se cumplen o que hecha la ley, hecha la trampa, que trae como consecuencias, la tendencia entre nosotros, a una hiperinflación legislativa, con la cual pretendemos resolver, sin esfuerzo y sin costo alguno, todos los problemas sociales.
Por esto debemos condenar la proliferación de leyes y el no cumplimiento de las mismas y por eso ante esa magnificación de la ley formal y su exhibición como panacea de todos los males, es conveniente recordar lo que expreso el Libertador Simón Bolívar en 1.819, cuando dijo, que los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades y solo hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las repúblicas.
Así como se rechaza el fetichismo legal, resulta imperioso también condenar la utilización de la ley como instrumento para desconocer los derechos ciudadanos o para destruir, de un plumazo, el orden jurídico que se ha ido edificando con graves dificultades en la búsqueda incesante de la Justicia, que es una de las finalidades del derecho.
Finalmente, es pertinente traer a colación lo que escribió el Ilustre Jurisconsulto, Dr. Ángel Ossorio, quien expresó: “La Abogacía no se cimenta en la lucidez del ingenio, si no en la rectitud de la conciencia”.
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Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado
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