Edinson Martínez: Cambiar nombre a parroquias es algo desquiciado para satisfacer un imaginario político

LAGUNILLAS.-«Ningún gobierno, ningún partido por mucha mayoría que tenga en los cuerpos deliberantes puede abrogarse la decisión de cambiar el nombre que es consustancial a la identidad de los pueblos que ellos dicen representar, correcto es que se consulte a la comunidades involucradas cualquier denominación de las parroquias».

De esta manera, el economista Edinson Martínez rechazó el cambio de nombre aprobado por el Consejo Legislativo del estado Zulia, mediante el cual a parroquia Arístides Calvani en Cabimas, pasó a llamarse Miguel Lara y la Rómulo Betancourt ahora será Hugo Rafael Chávez Frías, mientras que en Lagunillas a la parroquia Alonso de Ojeda, se le dio el nombre de Paraute

«Lo que acaba de aprobar el Clez es más de lo mismo, la legitimación de un proceso que ya venía en curso a través de varias discusiones que hicieron para aprobar la Reforma Parcial a la Ley de División Político Territorial del Estado Zulia y en esta oportunidad lo que hicieron fue patentarla utilizando la normativa legislativa regional», expresó Martínez.

Detalló además el ex concejal lagunillense que esta aprobación la hicieron de manera inconsulta y arbitraria, sin ninguna pertinencia con relación a los problemas que tiene el Zulia y estos dos municipios, «al igual que hicieron con la plaza Alonso de Ojeda, donde además secuestraron el busto, sin tomar en cuenta que dicho espacio es patriomino cultural del municipio y por tal motivo aparece en el catálogo de patrimonio cultural y hay una normativa específica para proceder a su intervención.

«Al final, si continuamos con este tipo de medidas que no resuelve los problemas de las comunidades no solamente se están burlando de las aspiraciones de las personas, sino que es una manera de escurrir y sacar el cuerpo a las responsabilidades que el Clez tiene, su función es legislar controlar y fiscalizar tantos problemas que hay en nuestras comunidades, tantas normas que hace falta fiscalizar y crear, para resolver los problemas y estos lo que vienen es a cambiar el nombre de las parroquias porque se les ocurrió caprichosamente para satisfacer una idea, un imaginario político que sólo les pertenece a ellos, es algo desquiciado que no tiene lo mas elementales criterios de sentido común», enfatizó Martínez.