POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.
La política es un término multívoco, una actividad polivalente; porque cada quien la entiende a su modo. No obstante, en todas las definiciones hay esenciales características que no se pueden omitir. La política es la fuerza, es el poder y la lucha por obtenerlo. Ella es el cuerpo de ideas que animan la acción hacia el poder como imperio, como potencia, como jurisdicción, como preponderancia, como señorío, como dominio y autoridad. La política es la capacidad de someter, es el derecho a dominar, es la dirección, es el árbitro, es conducción y responsabilidad.
El filósofo griego Aristóteles, expresó que el hombre es un animal político, racional y social que pone de si su razón y su libre albedrío. La razón humana le permite dilucidar, analizar, intuir, deducir, tener un cuadro de conjunto y de detalle, que le permitan la posibilidad de tomar una decisión.
Sobre la política, podemos decir que hay dos conceptos, uno amplio y otro estricto. El sentido amplio es la actividad relativa al Estado y desde ese punto de vista, todos somos políticos, porque el Estado se relaciona con todos los hombres a través del Gobierno y de las diferentes leyes a las cuales se debe adecuar la conducta.
En sentido estricto comprende lo referente al Poder, al gobierno, a la economía, a la escogencia de quienes deben ejercerlo y a la forma de cómo han de hacerlo. La política es un derecho que tienen todos los ciudadanos, y es un deber imperativo, aun cuando no todos pueden hacer de ella su vida y profesión. Lo que no se permite es la indiferencia y el egoísmo puro. En resumen, la política ha de ser ética, humanista; inmanente y trascendente; altamente respetuosa del ser humano como eje de la vida y de la historia; pluralista, para así excluir los monopolios, privilegios y totalitarismos.
Dr. Alirio Figueroa Zavala | Abogado
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