¡Gloria a ti Casta Señora! La grey celebra 312 años de devoción a La Chinita

ESPECIAL.- Por más de tres siglos la devoción hacia Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá se ha mantenido y sigue creciendo en el pueblo zuliano, este 18 de noviembre cuando se cumplen 312 años del milagro de su aparición, su presencia irradia amor, fe, esperanza y mucho fervor entre la feligresía.

Un sentimiento inexplicable se apodera de los devotos cuando están a sus pies en la Basílica, donde la visitan desde su bajada el pasado 30 de octubre, para darle gracias por favores concedidos, cumplir promesas y pedirle fortaleza en tiempos tan difíciles.

La mayoría se encomienda en sus manos y piden la sanación ante cualquier enfermedad, otros se aferran a la santa patrona para superar los embates de la crisis económica y muchos rezan por el futuro del país.

Al entrar al templo, una indescriptible energía se apodera de quien se acerca a la sagrada reliquia, lágrimas, ternura, emoción, alegría, pero sobre todo mucho amor como el caso de Endrina Trasvent, quien es paciente oncológica y muy emocionada habló de su devoción por la santa patrona

“La virgen siempre ha estado con nosotros, mi mamá era devota de La Chinita, sufría de terribles dolores de cabeza y la virgen le concedió el milagro de quitárselos, por eso por más de 26 años vino todos los 18 de noviembre a darle gracias y a traerle flores, ya mi mama no está y en nombre de ella yo sigo con esa devoción y vengo a encomendarle mi salud. Sí hace milagros, confíen en ella porque es milagrosa, a pesar de que los dolores eran insoportables mi mamá nunca dudo que La Chinita la iba a curar y así fue”

José Miguel Tovar es un joven músico procedente de Caracas y no por ser de otra región del país, su fervor es menor al de cualquier zuliano, “vengo a pagar la promesa con la virgen, el año pasado no vine por la pandemia y este año vinimos siempre confiando en permanecer firme en la fe a pesar de las circunstancias. Mi abuela falleció hace dos semanas por Covid y es difícil a veces aceptar los designios de Dios cuando son tan dolorosos, pero debemos tener la firmeza de seguir confiando en la virgen que siempre ha guiado nuestros pasos hacia Dios y tenemos que aprender a aceptar su voluntad y mantenerla en el corazón para ser felices siempre”, expresó

“Como músico he encomendado todas las obras a ella, siguiendo el ejemplo de muy buenos músicos de la región, la devoción nace a través de mi novia que tiene familia aquí en el Zulia y esa admiración que tenemos por los músicos de aquí nos hizo nacer ese sentido de pertenencia,  poco a poco la virgen nos fue llamando y ahora existe una conexión que nos unirá para siempre”.

Chiquinquirá Lariccia, nació el 18 de noviembre, lo dice con orgullo porque vino al mundo el día de la virgen, y siempre ha tenido mucha fe en La Chinita, hace poco sufrió un accidente y se fracturó el fémur, y con mucha emoción acudió a la Basílica a agradecer a la virgen porque no tendrán que operarla por segunda vez, “yo le pedí que no me operaran de nuevo porque fue un dolor muy intenso y después de implorárselo con mucha fe, hoy el médico me dijo que ya no será necesario”

A orillas del Lago

Cuenta la historia que en el año 1709, La Chinita llegó a Maracaibo sobre las olas del Lago, una sencilla mujer acababa de lavar su ropa en las orillas del lago de Maracaibo, cuando repentinamente vio flotando una tablita de madera fina, la cual recogió pensando en que le podría ser útil para tapar la tinaja de agua que tenía en el corredor de su casa.

A la mañana siguiente, cuando estaba colando el café, la mujer escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando. Fue a ver lo que sucedía y quedó sobrecogida de asombro al ver que la tablita brillaba y que aparecía en ella, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Por tal motivo, la mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene el nombre de El Milagro a la actual avenida junto al lago, donde estaba la casita de la lavandera.

Luego de lo sucedido, numerosas personas acudieron a presenciar el prodigio, convirtiéndose por esto la casa de la humilde mujer en un lugar de veneración de la Virgen por parte de múltiples creyentes.

Al tiempo de lo acontecido en casa de la humilde lavandera, las autoridades de Maracaibo decidieron realizar una procesión en honor de la Chinita. Cuenta la leyenda, que la Virgen era llevada en hombros por dos hombres elegidos por el propio Gobernador, cuando al doblar una esquina, la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola.

Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y súplicas a la Virgen, uno de los presentes exclamó: «Tal vez la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios».

Según la tradición popular, estas palabras se tomaron como una inspiración divina, ya que, la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente humilde de Maracaibo y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto, que desde ese día, la Virgen de la Chiquinquirá, la querida Chinita, protege desde su templo, hoy basílica, al pueblo zuliano.

EL REGIONAL DEL ZULIA