HACIA UNA AUTÉNTICA DEMOCRACIA
POR: ANTONIO URDANETA AGUIRRE
ENTÉRATE Y SÚMATE
La humillante derrota del “chavismo” en Barinas, sin duda, fue el fruto de la histórica decisión de los dirigentes de base de las organizaciones partidistas opositoras, la cual se materializó en el apoyo al candidato que tenía más posibilidades de ganarle al régimen como en efecto sucedió. Es un hecho bien conocido por la opinión pública; sin embargo, es necesario recordarlo, para entender e interpretar mejor el contenido fundamental de este artículo.
Después de lo ocurrido en esa región llanera se esperaba que en los partidos políticos de oposición se iniciara un proceso de reorganización y de renovación, mediante la realización de eventos electorales internos, incluso para resolver las divisiones partidistas. Más de un mes ha transcurrido de lo que podría denominarse “Experiencia de Barinas”, pero lo único que se aprecia es un silencio preocupante por parte del liderazgo político opositor.
Es muy probable que haya quienes piensan que es corto el tiempo que media entre el caso “Barinas” y el momento actual. Otros creen que cada minuto perdido se traduce en una ventaja para el régimen; porque la cúpula que promueve y materializa la tragedia que padece el pueblo venezolano, sí está pensando y actuando en función de continuar y perpetuarse en el poder.
Es saludable señalar que la imagen de los partidos políticos, incluyendo los oficialistas, está en los más bajos niveles históricos. La opinión pública rechaza abiertamente a las diferentes parcelas políticas y a sus principales dirigentes; a los del oficialismo por su desastrosa gestión durante más de 23 años, hasta convertir a Venezuela en el país menos vivible de Latinoamérica. Y a los de la oposición por sus recurrentes desaciertos y su incapacidad, manifiesta hasta hoy, para construir una alternativa de poder que interprete de verdad las aspiraciones de la sociedad general.
Como es lógico suponer, según esta breve radiografía, Venezuela experimenta hoy uno de los episodios más aciagos de su historia: por primera vez en muchos años, luce como huérfana de liderazgo político. Si el país concientiza esta situación a profundidad y con real sentido patriótico y democrático, dedicaría tiempo, esfuerzo, sacrificio y recursos en función de formar los nuevos líderes que necesita urgentemente la nación.
Es obvio que una renovación en los cuadros y partidos políticos dista mucho de tener que echar a la cesta de la basura a sus actuales líderes, pero sí es indispensable que un nuevo liderazgo político sea producto de expeditos procesos democráticos internos. ¡Sólo la democratización de las organizaciones sociales, en especial los partidos políticos, se traducirá en una auténtica democracia!
ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
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@UrdanetaAguirre
