OPINIÓN

Hasta pronto Pedro Mora

ESPECIAL.-Hoy me despertó una triste noticia. Nuestro amigo y colega periodista, Pedro Mora, cuya amistad trascendió décadas y experiencias compartidas, nos dejó. Las enfermedades que venía sufriendo desde hace tiempo minaron su calidad de vida y su cuerpo decidió hacer algo que no le gustaba a él: descansar.

Conocí a Pedro a mediados de los años 90, cuando ambos estábamos inmersos en el mundo del periodismo en Ciudad Ojeda. Su disposición para escribir y su afabilidad lo destacaban. Era de esos periodistas que no ponían excusas para hacer las cosas.

Nuestras comunes inclinaciones hacia las fiestas y la buena conversación, vaso translúcido en mano, hicieron que rápidamente forjáramos una conexión en torno a nuestra pasión por las noticias y, admitámoslo, por las juergas también.

Pedro, cariñosamente conocido como «Lomo Negro», era un espíritu lleno de humor y camaradería. Su presencia nos acompañaba en las noches de karaoke (siempre me pedía la canción de Luis Miguel, No sé tú) y en las mesas de dominó, donde su buen ánimo y simpatía estarán siempre presentes (Ha llegado al cielo tu cruz, Marcos Marín).
Recuerdo con cariño nuestras tertulias en el diario El Regional del Zulia, donde Pedro, Orangel Valera, Mervis Salgueiro, Arelis Ramos, Edinson Piñero, Noris Hernández, July Peña y otros colegas periodistas nos reuníamos para intercambiar ideas y, por supuesto, disfrutar de las fiestas que tanto le gustaban a Pedro. Su humor siempre estaba presente, y era el blanco (no tan blanco) perfecto para nuestras bromas, aunque siempre las tomaba con una sonrisa.
No voy a repetir el apócrifo cuento del sorpresivo evento con Jesualdo (y la botella de whisky bajo el brazo) porque ese sí no le gustaba mucho que lo contara.

Como son a veces los trabajos, surgieron otros proyectos y tuve que irme de Ciudad Ojeda de vuelta a Maracaibo y aunque las circunstancias nos separaron físicamente, nuestra amistad nunca se desvaneció. A lo largo de los años, seguimos en contacto, compartiendo risas y recuerdos de tiempos pasados. La verdad es que me gustaba mucho molestarlo y él solo se reía de mis bromas hacia él.

«Lomo Negro», así decíamos aunque no era de su total agrado, pero Pedro lo llevaba con gracia y respondía a él con su característica sonrisa. Y no podemos olvidar el apodo que nuestro amigo Orangel Valera le otorgó: «Avispa Brava», en honor a su atracción por la presencia femenina y su disposición para darles la bienvenida a su vida.

Después de que me fui de Ciudad Ojeda, Pedro siguió su camino, convirtiéndose en un destacado relacionista público en la alcaldía de Lagunillas. Aunque nuestras vidas tomaron rumbos diferentes, nunca perdimos el contacto. Han sido casi 30 años de amistad, marcados por mensajes esporádicos y la nostalgia de tiempos pasados. Hace poco Orangel me habló del mal estado en que se encontraba. Y a través de Arelis le envié un audio diciéndole que muy pronto haríamos un grupo en WhatsApp para volver a las tertulias y se entusiasmó mucho. No hubo tiempo. Pedro se nos fue.

Hoy, mientras nos despedimos de nuestro hermano Lomo Negro, recordamos su risa contagiosa, su disposición para acompañarnos en cada aventura y su amor por la vida. Quedan en nuestra memoria sus sueños, sus aficiones románticas y su inquebrantable espíritu. Pedro fue más que un colega, fue un amigo leal, un periodista impecable y una persona excepcional.

Descansa en paz, querido Pedro. Siempre te recordaremos con cariño y gratitud por los momentos compartidos y la huella que dejaste en nuestras vidas.

Miguel Ángel Román Soto

Foto: Redes

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