jueves, marzo 28, 2024
OPINIÓN

LA JUSTICIA

 

POR: DR. PEDRO DUARTE

ABOGADO

No es una simple palabra, por lo que no se debe hablar de ella superficialmente, es más, debemos trabajar de tal modo que todos nuestros actos, deben estar orientados a que siempre esté presente o dirigidos a tal fin, de manera especial en estos tiempos que vive la humanidad, donde los niveles de INJUSTICIA son impresionantes desde todos los puntos de vista.

Importante resaltar las palabras de una gran Mujer, Lideresa Indígena, defensora de los derechos humanos, embajadora de buena voluntad de la UNESCO y activista Guatemalteca, me refiero a Rigoberta Mechú, Premio Nobel de la Paz por su cooperación Internacional, cuando resalta la necesidad de que se debe trabajar siempre por la Paz, que debe ir acompañada de Justicia Social, cuestión esta que se ve muy lejos con los niveles de desigualdad existentes en el mundo.

El gran Filósofo y Teólogo Santo Tomás de Aquino, hace referencia a la Justicia como una Virtud, de esta manera comparte o tiene presente la definición que en su oportunidad diera el jurista romano Domicio Annio Ulpiano en cuanto a entender la Justicia como: “La constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Además consideraba que el derecho se fundamentaba en tres reglas básicas: Vivir honestamente, no dañar a los  otros y dar a cada uno lo suyo. De igual manera Santo Tomás manifestaba la obligación de distribuir los bienes proporcionalmente de acuerdo a la contribución de cada persona.

Por su parte San Agustín, este gran escritor, teólogo y filósofo cristiano, consideraba la Justicia superior al Estado mismo, así como un requisito sine qua non (sin ello) para ser tenido como tal, resaltando también el hecho de que todo gobernante puede delinquir cuando se aparta de lo que es justo. De igual manera mucho antes, el gran Filósofo Aristóteles consideraba la Justicia como igualdad proporcional, es decir dar a cada uno lo que le corresponde, lo que es suyo y dejaba escrito para la posteridad en el marco de su Filosofía que cada Ciudadano debe estar en proporción con su contribución a la sociedad, así como a sus necesidades y sus méritos personales.

En oportunidades nos podemos preguntar: Es correcto, es justo, defenderme o defender a los míos ante situaciones adversas que la vida presenta? Pedir explicaciones ante este o tal acontecimiento que a simple vista sabemos que es injusto? En cuanto a esto, llegan a mi mente tres momentos vividos por Cristo, el Redentor (Sin caer en fundamentalismo bíblico) que ilustran un poco la respuesta a esta interrogante:

El primer momento lo encontramos en el Evangelio de Mateo 18, 21-22 donde dice…entonces Pedro se acercó con esta pregunta: “Señor, ¿cuantas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano?¿hasta siete veces?” Jesús le contestó: no te digo siete sino setenta veces siete. Es de resaltar el significado del número siete en las Sagradas Escrituras, es el número perfecto, significando aquí que siete veces era lo establecido por la Ley pero Jesús va mucho más allá y le dice a Pedro setenta veces siete, es decir perdonar siempre, sin medidas.

El segundo momento lo encontramos en el Evangelio de Lucas 6, 29-42 donde entre tantas cosas, nos dice… al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. Entendiendo que no debemos responder mal por mal.

El tercer momento lo encontramos en el Evangelio de Juan 18, 19-23 cuando Jesús es interrogado por Anás y una vez que le responde, uno de los Guardias le dio una bofetada en la cara a lo que Jesús reacciona diciendo… si he respondido mal, demuestra donde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?. Este funcionario que golpea a Jesús es un Soldado romano, hombre con una altura importante, fuerte físicamente para poder soportar el peso de las armaduras así como el de las espadas que utilizaban como parte de su indumentaria. En un ejercicio de imaginación, trasladémonos a ese momento e imaginemos la magnitud de ese golpe.

Al leer estos tres momentos en la vida del Maestro, nos podemos preguntar: ¿acaso se contradijo Jesús? Primero perdonar siempre, luego colocar la otra mejilla y por último ¿por qué me pegas? Claro que no se contradijo, pues el reclamo que hace fuertemente al Soldado romano está dado en el marco de una defensa justa a su dignidad y por ello reacciona de esta manera.

Cuando nos acusan falsamente, cuando nos hieren sin motivo, cuando se calumnia, cuando escuchamos cómo otros disfrutan criticando, nos preguntamos: debemos guardar silencio? cuál es el límite? Procedo? No procedo? Tomo acciones? Todas esas interrogantes saltan al momento. ¿Por qué me hieres? o ¿Por qué me pegas? El Señor guardó silencio frente a las acusaciones falsas, y sufrió la pasión, sin embargo en esta oportunidad busca una respuesta justa frente a un atropello, “¿por qué me pegas?”.

Jesús el Maestro, por el contrario, con esa forma un tanto paradójica de hablar, expone la actitud de caridad y perdón que se ha de tener con el adversario; no sólo perdonar a la primera injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas, ofreciéndole así, con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón.

Todos tenemos derecho a la legítima defensa, a pedir una explicación justa, en el marco del amor hacia nosotros mismos, que constituye a su vez un principio fundamental de la moralidad.

Tenemos derecho a vivir en paz, debemos trabajar por ella, pero esta se logrará en la medida que esté presente la Justicia en nuestro actuar.

 

Dr. Pedro Duarte

Abogado