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¡LIGEREZA! 

por El Regional del Zulia
PEDRO DUARTE

POR: DR. PEDRO DUARTE

Recientemente, leyendo un poco los periódicos digitales, me detuve y analicé por unos minutos una impactante noticia donde se reseña de forma cruda cómo fue asesinado y luego descuartizado el Cirujano colombiano Edwin Arrieta, cuyo caso fue suficientemente sonado a nivel mundial; este cruel asesinato fue cometido por el chef español Daniel Sancho, condenado a cadena perpetua en Tailandia.

Entre lo que analizaba sobre este caso en específico, pero que sucede en muchos otros que no necesariamente tengan que ver con homicidios o cosas parecidas, es la frialdad, la ligereza, la superficialidad, la liviandad, la sangre fría con la que este ciudadano español narró en el transcurso del juicio, mostrando una actitud imperturbable, paso a paso cómo sucedieron los hechos, describiendo además la forma cómo desmembró al médico, lo colocó en diferentes bolsas y lo esparció por la isla y en el mar. Lo más colosal del caso es que dentro de esa frialdad reconoce el hecho ocurrido, lo describe pero es incapaz, hasta la fecha de la publicación a la que hice referencia, de pedir perdón sincero a unos Padres que no se despidieron de su Hijo y una Hermana que no pudo decirle adiós a su Hermano.

Bien lejos de juzgar, pues en ningún momento es mi intención, ya que esa tarea no me corresponde. Llegó a mi mente aquel pasaje bíblico donde Cristo nuestro redentor en el Evangelio según San Marcos capítulo 7, versículos del 20 al 23, manifiesta que lo que hace impura a la persona es lo que ha salido de su propio corazón, enfatizando que los pensamientos malos salen de dentro, del corazón: de ahí proceden la inmoralidad sexual, robos, asesinatos y continúa con una lista de desviaciones que pudiésemos nosotros alimentarla con otra cantidad de imperfecciones, dejando claro al final que todas estas maldades salen de dentro y hacen impura a la persona.

Es una realidad dura pero existe, seres humanos con un nivel de frivolidad que llegan a estos extremos, que no sienten nada ante el daño que causa, incluso a la humanidad, que son indiferentes ante personas que sufren, que viven al margen de la sociedad, en condiciones infrahumanas; y es por ello que los esfuerzos por hacer más humana la humanidad no pueden ni deben desvanecerse, es mas no podemos resignarnos a ver seres humanos tratados como una moneda de cambio, encarcelados y torturados de manera atroz y mucho menos seguir alimentando lo que definiría como una especie de fanatismo de la indiferencia.

“Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de Ustedes un  espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne” 

Ezequiel 36, 26

 

Dr. Pedro Duarte

Abogado  

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