POR: DR. PEDRO DUARTE
Un mundo en conflictos, con unas desigualdades increíbles en unos lugares más pronunciadas que en otros. Un mundo donde cada día se hace más difícil lograr una paz con justicia social, como lo manifestó en su oportunidad la Premio Nobel de la Paz del año 1.992, la lideresa indígena y activista guatemalteca Rigoberta Menchú, con cuya reflexión compagino cien por ciento, pues es casi imposible lograrlo, es una especie de utopía, donde caminamos y esta se aleja, pero no podemos desmayar, mucho menos rendirnos en el intento.
De igual manera, la Doctrina Social de la Iglesia, a través de sus Encíclicas nos hace un llamado a hacer todos los esfuerzos por trabajar en favor del evangelio, teniendo como eje principal la opción preferencial por los Pobres, por aquellos que no tienen nada; en este sentido muy propicias las palabras del Papa Francisco cuando nos dice que quiere una Iglesia Pobre para los Pobres.
En recientes noticias internacionales impresiona leer, escuchar o ver como se habla con tanta ligereza de más de 40.000 muertos en Gaza, muchos de ellos Niños y Niñas (Ángeles) que no tuvieron la oportunidad de desarrollar todas sus capacidades en este complejo mundo. Más adelante, en otro día se habla de cómo militares israelíes dan tiros certeros a la cabeza de los niños en la franja de Gaza.
Yo en lo particular me pregunto: Donde están los Organismos Internacionales y los mecanismos establecidos para decir basta a tanta atrocidad? Porque tanta hipocresía? Donde está la conciencia de quienes forman parte de estas instituciones? Como nos han distraído tanto? Es que acaso se habla de paz, de vida, de alegría, de unidad, de solidaridad, una sola vez en la vida? Son temas que filosóficamente nunca se agotaran y por siempre debemos buscarlos de manera especial la tan anhelada Paz.
Trabajar por la paz es trabajar por la vida. Resistir es decir “no” a toda clase de violencia; exige un “no” a la muerte que se esconde en los más pequeños rincones de nuestra mente y corazón. Exige un compromiso profundo con las palabras de Jesús: “no juzguéis”. Incluso, trabajar por la Paz implica en muchas oportunidades entregar hasta nuestras propias vidas, de esto hay ejemplos en la historia a granel.
“La Paz es la única batalla que vale la pena librar”
ALBERT CAMUS
Dr. Pedro Duarte
Abogado
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