PUTIN: ¿EL NUEVO HITLER?
POR: ANTONIO URDANETA AGUIRRE
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Ya han pasado más de tres años desde que hablamos en una conversación familiar sobre el peligro que representa el actual gobierno ruso para la democracia, la libertad y la paz del mundo y, en especial, para las democracias occidentales. Coincidíamos entonces en que la conducta política de Putin apuntaba hacia la hegemonía del poder en su país y su pretensión de extender y acentuar su influencia más allá de las fronteras de Rusia; fundamentalmente en las naciones que formaron parte de la Unión Soviética.
En este sentido vale la pena recordar que el mandatario moscovita, aprovechando el control que ejerce sobre los diferentes poderes públicos, ha sumado progresivamente enmiendas y reformas constitucionales, las cuales se traducen en la probabilidad de reelegirse cuantas veces le sea posible. Como en Venezuela ya sabemos lo que esto dignifica, fue bastante fácil que en nuestra plática familiar, pudiéramos sacar conclusiones a priori y que hoy adquieren categoría de acierto.
Confieso que una vez terminadas las tertulias al efecto y que vimos con absoluta diafanidad lo que ya empieza a plasmarse en una horrenda realidad, mi mayor deseo fue que estuviésemos equivocados. Lamentablemente lo que ayer pudo ser una simple intuición, hoy se perfila como un conflicto bélico internacional, cuyas consecuencias son imprevisibles.
En aquella oportunidad y en el tiempo ulterior me cohibí de incluir el tema en mis artículos, porque pensé que podía caer en especulaciones sin los soportes serios que le imprimiesen signos de credibilidad. Ahora creo que es un buen momento para enterar a mis lectores de aquellas conclusiones que inquietaron a mi familia.
Lo primero que sacamos en claro es que Putin podría proyectarse en poco tiempo como un nuevo Hitler, convirtiéndose así en un delincuente de alta peligrosidad para la humanidad. Especulábamos entonces que el pichón de dictador, formado probablemente en las cavernas del comunismo primitivo, se nutre además, desde el punto de vista ideológico, de las doctrinas de las más rancia ultraderecha, la que es difícil de diferenciar del nazismo. Por eso concluimos en que Putin, quien fundamenta su gestión en una nueva ideología, el naziestalinismo, al mismo tiempo se empeña en exportarla a los países sobre los cuales ejerce poderosa influencia, incluyendo algunas regiones de Latinoamérica, entre las cuales Venezuela es una de sus principales víctimas.
ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
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@UrdanetaAguirre
