SOBRE LA COMPRENSIÓN
ALIRIO FIGUEROA ZAVALA
Siguiendo con mis reflexiones en estos días de cuarentena, hoy me referiré al tema de la comprensión. A nuestro entender la comprensión, es la capacidad de entender a las demás personas, situándonos en el lugar de ellas, dentro de su educación, sentimientos y circunstancias, lo cual constituye factor de suma importancia, tanto para las relaciones humanas como para el buen vivir en la comunidad. Se ha sostenido que quien sabe ponerse en lugar de otro, siempre comprende lo que no pueden comprender los demás. Ahora bien, para poder comprender a los demás, es conveniente establecer si en una actitud que nos molesta o nos parece injusta por parte de un amigo o de otra persona, hay mala intención, dolo o engaño, o si es involuntaria, por error o falta de información, puesto que la perfección no existe y en el ser humano lo errores involuntarios son frecuentes. De esa buena información y capacidad de comprensión dependerá la correcta actitud que debamos tomar aplicando lo que en psicología se denomina “empatía”. El gran científico Albert Einstein, solía deci: “Solo es posible actuar inteligentemente si se intenta comprender los pensamientos y sentimientos de nuestro oponente como si viéramos el mundo con sus ojos”. En la mayoría de los casos siempre deseamos que nos comprendan, pero a veces nosotros no comprendemos a los demás; por eso, el más frecuente problema, como a diario se observa es el de que generalmente somos radicales o inflexibles y no deseamos comprender sino que nos comprendan todo los que personalmente nos conviene, lo cual no es comprensión sino afición a que se nos complazca en nuestros deseos. La comprensión se origina tanto en el raciocinio como en el sentido de Justicia, de Equidad y estas, a su vez, tienen su asiento en la conciencia, que es la voz del alma. Comprensión no es, necesariamente, aceptar todo con lo cual no se está de acuerdo ni actuar como lo hace otra persona, si la conciencia no te dice que eso es lo correcto. De allí que se diga que el que no piensa más que en sí mismo, no puede adivinar si suponer lo que otros piensan. Hasta que conocemos lo que otros piensan que conocen no podemos comprender sus actos. La prudencia es muy cercana a la comprensión, por eso, el filósofo Seneca decía: “El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante, el que es constante, es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego, el prudente es feliz”. También traigo a colación el pensamiento del famoso filósofo y literato francés Voltaire, quien dijo “NO COMPARTO LO QUE DICES, PERO DEFENDERE HASTA MI MUERTE TU DERECHO A DECIRLO”.
Individuo de número de la Academia
de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia
